16- Casualidades

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-Narrador pov-

Daba la casualidad que esa noche, al ser pleno febrero, hacía mucho más frío que otros días.
Un frío tan seco, que las propias respiraciones de Izuku dejaban un rastro de vaho.

El cuerpo tibio y pesado del extraño ralentizaba la carrera hasta su casa. Debía darse prisa o tendría un cuerpo que enterrar.

Tuvo suerte de que esa noche estuvieran las calles desoladas. Sus ropas se habían manchado de la sangre del moribundo y un olor a carne podrida les acompañaba.

La mente de Izuku iba cien por hora, pensando '¿Qué podia hacer ella para curarle?'

Parecía la típica escena de película donde el protagonista se encuentra con un gato desnutrido y enfermo,al que tal vez no Le queden más de unas horas.

Llegando a su destino, subió al ascensor con el "gato", llegandose a sentir impaciente por la espera del elevador.
Para poder abrir la puerta de su casa, tuvo que dejarle unos momentos en el suelo, apoyado en la pared. Abrir la puerta y a continuación arrastrarlo hasta el interior.

Aunque Izuku no tenía fuerza, se las apaño para poder colocarle encima de la mesa de madera de la cocina.
Con ayuda del foco de la lámpara, pudo ver con claridad la gravedad de la situacion.

"Mierda..." dijo en un susurro al ver los horrores de las heridas.
La parte inferior de la cara, cuello y parte del torso y extremidades totalmente quemadas.
La piel en carne viva daba una sensación de dolor.

Ahora que estaban en un espacio cerrado se podía oler un nauseabundo odor a gasolina.

No parecía ser un accidente, más bien  como si le hubiesen apuntado con un foco de fuego, por debajo del mentón, quemandole.

....

Con prisa se dirijio a su cuarto. Ahora Izuku debatía consigo misma, un botiquín normal no la serviría...
Si intentaba desinfectar las heridas no darían resultado. Y si intentaba vendarlas, las vendas se pegaría a la piel causándole aún más dolor.

La pérdida de sangre aceleró aún más su muerte.
...

Quería llorar.

...

A este hombre no le quedaba más de una hora...

Tal vez menos.

Quedan 57 minutos...

Mirando, comprobando, volviéndose loca mirando todas los opciones uqe tenía, dándose cuenta que ninguna era válida.
Todas acabarían matandole.

Desordenando el escritorio y estanterías revisando libros y métodos. Sin éxito.

¡No encontraba nada! Maldecia en alto por primera vez a su tan amada medicina.
Si no podía salvarle a él ahora ¿Qué podría hacer ella en el futuro?

Olas de frustración la golpeaban cada vez que se daba cuenta que estaba mirando la página equivocada.
Sus ojos se veían cansados, agotados del pánico sentido.

Sin esperanza se tiro al suelo.

Con fuerza agarraba las ropas manchadas... La rabia y frustración hacían que lágrimas fueran se delizaran por sus pecas y cicatrices.
Sollozos eran escuchados en el eco de lo que era una habitación destrozada por el desorden.

Abriendo un poco los ojos, su vista se enfoco en un maletin debajo de su cama...

...

"Eso es... ¡Eso es!" grito sonriendo, aun  con lágrimas en los carrillos.

Pequeña flor - Izuku FemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora