Capítulo III

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Amy había aparcado su Smart enfrente de una tienda de ropa. Bajó del coche y yo la seguí hasta dentro de la tienda. Una vez allí ella me dijo que eligiera ropa elegante pero a la vez sencilla y que ella iba a elegir también algunas cosas para que me las probará.

Nada más acabar de decirme lo que tenía que hacer le hize caso y di varias vueltas pero apenas encontré un vestido rojo apretado que era bastante largo para mis gustos pero era muy elegante. También cogí una falda de tubo negra y una camiseta ancha y un poco corta blanca. No encontré nada más así que decidí ir a buscar a mi amiga para probarme la ropa que elegí.

Mi amiga ya estaba esperándome en uno de los probadores con muchísima ropa lo cuál me sorprendió. Ella suele tener buenos gustos para elegir ropa a diferencia de mi que cojo lo primero que me gusta aunque no me quede muy bien. Al verme Amy me miró con sus ojos reflejando decepción, supongo que pensó que había elegido algo más. En ese instante me dió un pequeño empujoncito para meterme en el probador y dijo:

-Pruebate primero lo que elegiste a ver como te queda.

Yo asentía con la cabeza y primero me probé la falda de tubo junto con la camiseta y salí para que Amy me viera y que de su opinión.

-¿Y bien? ¿Te gusta?-le pregunté esperando a que dijiera algo.

-Te queda muy bien, me parece muy raro que hayas elegido ese conjunto pero la verdad me encanta que lo hicieses.

Dicho eso me volví a meter en el probador y me puse el vestido rojo. Ni bien salí para que me vea negó con la cabeza rápidamente, cosa que me di cuenta que no le gustaba para nada así que me lo quité enseguida y me probé lo que ella había elegido. Lo primero que me puse fueron unos pantalones altos negro con una camiseta azul marino ajustada. Me quedaba genial y a Amy también le gustó. De todo lo que me había probado acabé comprandome sólo la mitad y aunque estaba felíz lo que más me gustó es que tuve un dia tranquilo con mi mejor amiga.

Por fin habíamos llegado a la casa y al entrar lo primero que hize fue entrar a mi habitación y dejar todas las bolsas encima de la cama.

-Amy muchas gracias por todo. La verdad necesitaba un dia así.

-No tienes nada que agradecerme, yo también necesitaba salir. Te quiero mucho Leila.- me susurró mientras me daba un abrazo.

-Yo también te quiero Amy.--suspire y le devolví el abrazo con más fuerza aunque sabía que a ella no le gustaba mucho que alguien la abrazara.

Cuando Amy ya salió de mi habitación miré el reloj y vi que ya eran las 16:30, me alarme al ver la hora porque tenía que estar en el trabajo en sólo una hora. Me duche lo más rápido posible aunque no me moje el pelo ya que me encantaba como me lo había peinado Gilda. A continuación me puse unos pantalones negros, una camiseta verde con una chaqueta americana y me despedí de mi amiga con prisa para no llegar tarde.

Cuando menos te lo esperas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora