¿En qué se había metido ahora?. Pensó mientras miraba el techo fijamente a la mañana siguiente.
La había despertado un mensaje de Ian dándole los buenos días y diciéndole que saldrían a Miami después de la hora del almuerzo.
Estaba muy asustada con el hecho de enfrentar a todos en la oficina. En especial a Andrew que no se había tomado muy bien lo de la ruptura, menos el saber que estaba embarazada y que el padre no era él.
La acusó de haberle sido infiel y de abandonarlo. Ahora, al parecer ella era la mala de la historia. Los últimos días que estuvo trabajando en la empresa, no podía dejar de escuchar los susurros y las risitas detrás de ella.
Amanda se había encargado de soltar el chisme, por supuesto a su conveniencia del porqué había terminado con Andrew quien hizo toda una escena cuando supo el verdadero motivo de su partida.
La discusión había ocurrido en la oficina, por eso, ahora, todos sabían que estaba embarazada. Gracias a Dios que el secreto estaba a salvo aún. Nadie sabía quién era el padre.
Muy segura estaba que cuando todos supieran quién era el padre se iban a crear más habladurías. Conociendo a Ian, muy poco le importaba lo que pensaran los demás.
Esperó un poco más en la cama. No podía levantarse de golpe porque las náuseas matutinas hacían que se sintiera un poco indispuesta.
La mañana para ella fue movida, pues tuvo que hacer las maletas y embalar sólo lo que era estrictamente necesario. Llamó a su casero para informarle que no estaría en la ciudad pero que le dejaba el pago de tres meses por adelantado.
Al final de cuentas, ella debía de tener un lugar, en caso de que las cosas no funcionaran como Ian las habían planeado.
Si algo tenía Ian Cooper era que la puntualidad era prioritaria. Llegó justo a la hora. No le dio tiempo de preparar el desayuno. Pero estaba segura que en el avión ella comería algo.
Llegaron al apartamento de Ian casi al final de la tarde y cuando entró los recuerdos de aquella noche invadieron su memoria.
Sintió la palma de su mano grande y caliente en su baja espalda. Instándole a que entrara. Ese gesto por parte de él le encantaba porque era galante y posesivo a la vez.
—Entra. — Cuando Ian pronunció esas palabras la cara se le puso pálida. Ella caminó lentamente.
—Pareciera que vas entrando a la hoguera, Diana. — Le dijo Ian burlándose.
—Esta situación no es para nada divertida.
—Deja que te ayude a llevar tus cosas a la habitación.
—Esta bien. ¿En dónde está?. — Dijo mirando a los lados, pues sólo conocía la de él.
Ian la miró entrecerrando los ojos.
—Tú ya sabes donde está la habitación.
Ella abrió mucho los ojos ante el comentario.
—No estarás insinuando que vamos a compartir la habitación. ¿Verdad?.
—Uhm... — Dijo colocándose el dedo índice en la boca. Como si estuviera resolviendo un puzzle—. Espero que ye quede bien claro. Vamos a compartir todo, Diana mientras el tiempo que estés aquí. — Le dijo un poco molesto —. Habitación, cama y armarios.
—Realmente te has vuelto loco y no te importa arrastrarme contigo.
—Cálmate, por favor. — Le pidió— Recuerda que me voy esta noche a Italia y no estaré al menos por dos semanas. Así que deberías relajarte.
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EL ERROR PERFECTO ©
ChickLitLa vida de Diana Miller cambió radicalmente la noche que encontró a su novio con una de sus compañeras de trabajo . Un año de relación y la posibilidad de formar un hogar se habían ido al caño esa misma día. Su familia escandalizada por la decisión...