Capítulo n°1:

271 30 0
                                    

Pov. Omnisciente

Era un día lluvioso y oscuro en Magnolia, algo que era raro ya que estaban en pleno verano y se encontraban con lluvia. Muchos en la ciudad se decían que era por alguna maga de agua pero esta aseguraba que ella se encontraba bien.

En las calles de la ciudad se encontraba una pequeña niña rubia corriendo todo lo que podía, huyendo de unos hombres que la perseguían. Ella siendo más astuta, se escondió en un pequeño callejón y esperó a que los hombres pasaran. Después de escuchar las pisadas rápidas de los hombres alejándose de ella, suspiró aliviada y empezó a correr en el sentido contrario al que fueron aquellos hombres.

Su madre le había dicho una vez que si tenía problemas que fuera con un buen amigo de la mayor, que este la ayudaría y la cuidaría ciegamente sin obligaciones o dudas. Eso era lo que estaba tratando de hacer la pequeña, quería llegar a aquel lugar que su madre le prometió como refugio.

— Tengo que llegar a Fairy Tail, tengo que llegar ahí a todo precio, no puedo dejar que me atrapen –se decía la pequeña Lucy Eucliffe Heartfilia de unos seis años de edad mientras corría bajo la lluvia mojándose cada vez más.

Al cabo de correr durante horas, sus pequeñas piernas le dolían y su condición física no ayudaba en nada. Estaba mal, tanto física como mágica y emocionalmente. La pobre pequeña estaba llena de heridas y cicatrices que tardarían meses en desaparecer. Algunas de las heridas seguían sangrando y otras estaban cerradas. Su ropa estaba completamente rasgada pero a pesar de todo su cabello rubio casi dorado seguía brillando como el mismísimo sol.

Estuvo corriendo durante un par de horas más hasta que llegó a su destino, una leve sonrisa cruzó sus labios, para después entrar corriendo en el gremio con rapidez.

Minutos antes, en el gremio de las hadas:

Un rubio de once años, estaba sentado de brazos cruzados con sus auriculares sobre sus oídos, estaba ignorando el sermón que le estaba dando su abuelo pero aún así algo llamó su atención. Otro rubio llegó corriendo donde ellos y este miró al maestro con miedo y sorpresa. El que acababa de acercarse al maestro no era más que el hermano mayor de nuestra pequeña y agotada protagonista.

Sting: Viejo –llamó al hombre que estaba sermoneando a su nieto mientras el recién llegado miraba a abuelo y nieto con miedo, ambas puertas estaban cerradas pero aún así el maestro del gremio se volteó al sentir el gran poder mágico que estaba cerca– Es ella, reconocería su presencia esté donde esté –le dijo al maestro del gremio con seguridad mientras se removía nervioso e inquieto pero sin despegar la mirada de las puertas, para segundos después ser abiertas con fuerza dejando a una pequeña rubia de seis años a la vista de todos– ¡¡LUCY!! –gritó emocionado y aliviado al ver a su hermana allí mientras saltaba de la silla y corría hacia la pequeña y la abrazaba cargandola con firmeza.

No quería que la volvieran a alejar de él, se negaba a perder a su hermana menor de nuevo.

Lucy: ¡¡STING!! –gritó la pequeña emocionada mientras abrazaba con fuerza a su hermano mayor, llevaba tres años sin verlo y había tenido miedo de que no la reconociera por su estado

Sting: Lu ¿qué haces aquí? No deberías de estar aquí –le dijo confundido y preocupado sin siquiera soltarla mientras olía el olor de su hermana memorizandolo

Lucy: Sting no dejes que me lleven, papá dejó de luchar para salvarme y me dejó en manos de esos hombres. No sé que quieren de mí pero no es nada bueno –le dijo la pequeña llorando mientras se aferraba a su hermano

Elemental Slayer | LaLuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora