«Pensé que no había quedado ningún sobreviviente» — murmuró un aldeano al ver el cuerpo del joven, examinó que efectivamente se trataba del hijo de Daigo, realmente se veía en mal estado, sus finas ropas ahora no eran más que ropajes completamente quemados, rotos y sucios, su cara tenía algunas marcas de la reciente batalla y mayor parte de su cuerpo tenía algunas quemaduras.
«No podemos dejarlo morir papá... » — acompañando al hombre estaba una joven de aproximadamente 15 años de edad, observó con pena al pobre muchacho y con ayuda de su padre cargaron al joven Tahomaru de vuelta a la aldea, esté joven necesitaba con urgencia atender sus heridas, entre más tiempo pasaba menores eran sus probabilidades de sobrevivir.
Esperaba que el vivir haya sido suficiente castigo para ese hombre con el que desgraciadamente compartía lazos de sangre, bajó tranquilamente las escaleras que conducían a ese infernal templo, de pronto se detuvo a observar el paisaje que se veía desde ahí; realmente no era una vista agradable de mirar habiendo tantos cuerpos tirados por todas partes, y un vomitivo olor a sangre podía percibirse con claridad. Claro que después de tantas peleas con demonios, después de ser el responsable de algunas muertes y ser testigo de otras más, el olor a sangre se estaba comenzando a convertir en un aroma muy normal para él.
¿Qué hacer ahora? Había recuperado todo lo que por derecho era suyo, había podido obtener su cuerpo, podía oler, podía sentir dolor, calor, frío, hambre, podía oír y ahora podía mirar por primera vez la luz. Pero... ¿Qué seguía? Esa interrogante no paraba de resonar en su mente.
«Mi cuerpo se ha teñido de la sangre de muchos...» — habló más para si mismo, recordando las acciones que había realizado, cuánta sangre derramó cuanto tuvo que pasar para poder tener su cuerpo de regreso.
Mientras bajaba su mente trabajaba en tomar una decisión, necesitaba encontrarse así mismo, expiar sus pecados, viajar de nuevo, está vez sería un viaje de redención y tenía que hacerlo en solitario; pidió perdón a Dororo, pues ella no podrá acompañarlo por más que insista, era algo que tenía que hacer solo y si regresaba probablemente ella lo seguiría sin importar que, lo más viable sería irse así sin más, sin despedirse pero con la firme promesa de regresar y verla de nuevo, quizá para entonces ya se haya convertido en una mujer fuerte.
«¿Te has enterado? El joven Tahomaru sobrevivió al incendio..»
«Ay, que horror, es verdad y también me enteré que está en un mal estado.»
«Esperemos que sobreviva, él siempre fue tan bueno y misericordioso con nosotros.»
«Tahomaru... » — murmuró su nombre al oír la charla de las campesinas que pasaban de casualidad por allí, ¿Había oído bien? Su hermano menor estaba vivo, en un muy mal estado, pero vivo. Ésto era algo que definitivamente tenía que corroborar con sus nuevos y propios ojos, pues se sentía en deuda con él.
«Imposible, es imposible que haya sobrevivido... yo vi como colapsó el castillo» — exclamó con sorpresa la pequeña Dororo al no dar crédito a lo que sus ojos miraban, el hermano menor de su aniki estaba con vida, en el suelo, luchando por respirar y con el cuerpo cubierto en gran parte por quemaduras y heridas.
«Unos campesinos afirman haberlo visto salir de la nada de la tierra, gritando de dolor» — explicó el doctor mientras le colocaba un paño húmedo en la frente al muchacho.
«¿Él estará...? » — preguntó tímidamente la menor al doctor, pues cualquiera que lo viera diría que no sobreviviría la noche.
«Desinfecté sus heridas y traté su quemaduras, he tratado también las heridas más serias y ahora sólo debe descansar... El resto depende de él» — lo último lo dijo casi con duda, pues tampoco se explicaba como es que había logrado salir con vida de ese incendio tan devastador y menos el por qué seguía respirando.
(El hermano de aniki está con vida, me siento feliz, pero también me preocupa...)
Pensó Dororo, al ver al joven que hace tan sólo unas horas trató de matar a su aniki, pero si seguía vivo sólo significaba que quizá Hyakkimaru le habría perdonado la vida o tal vez se arrepintió al final; no lo sabía con certeza, no estuvo ahí para presenciar todo con detalle y solamente podía imaginarse el escenario.
«Hyakki... maru... P..por favor... N..no..» — Tahomaru hablaba con la voz entrecortada, trataba en vano de hablar, pero sólo conseguía parafrasear sin sentido.
«Por favor descanse y no se mueva, sus heridas aún no sanan y la fiebre todavía no baja» — le explicó el doctor mientras se incorporaba e hizo una pequeña reverencia al estar completamente de pie.
«intente dormir, volveré a verlo en unas horas» — finalmente el doctor se retiró, dejando a la pequeña Dororo con él en la habitación.Ella se acercó a él, le miró con lástima y tristeza, no sabía exactamente que decirle en esos momentos pues dudaba que estuviera en condiciones de escucharla.
«Oye... aniki vendrá pronto, así que mejorate, a él le dará gusto verte, estoy seguro» — acto seguido esbozó una radiante sonrisa.
«Ani..ki..» — la vista del chico comenzaba a nublarse, la voz del “niño” se hacía cada vez más lejana, parpadeó un par de veces al ver al menor desenfocado, intentando en vano de arreglar su vista; fue entonces que el rostro del niño fue reemplazado por el rostro de alguien más, apenas podía distinguirlo pero verle le hacía recordar a su mamá y eso le traía cierta paz y tranquilidad.
«mamá...» — murmuró débilmente y sus ojos finalmente se rindieron.
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Please Don't [Hyakkimaru x Tahomaru]
FanfictionAdvertencia: Shonen-Ai (relación chico x chico) Nota: ★Los personajes no son de mi propiedad ★Ya sé que son hermanos ★Esto es un semi Au, basado en el último capítulo del anime. Sinopsis: No hay forma de que haya sobrevivido, yo vi como colapsó el c...