Sex Rules★☆ Capítulo 4. "Nada de cosas raras"

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—Hace tiempo que no nos acompañan a las fiestas, ¿qué les sucede? —nos preguntó Normani. Las chicas habían ido a comer y Lauren y yo tuvimos que ordenar todo. Parecía un basural, primero porque odiábamos limpiar y segundo porque teníamos cosas más importantes que hacer los viernes....

La competencia se había extendido más de lo que imaginé, llevábamos un mes así, sin nada ni nadie más que nosotras. Más de una vez me confundí y llegué a pensar que terminaríamos de un día para otro, ya sea rompiendo cualquiera de las cinco reglas, pero no, Lauren tenía voluntad y yo era demasiado orgullosa para admitir que me encantaba.

Así que estábamos en esas circunstancias.

—No nos encontramos de ánimo —respondió Lauren. Asentí para darle la razón, y en eso, Ally soltó una carcajada.

—¿Es que acaso no se dan cuenta? —dijo. Dinah, Ally sostenía una bebida en la mano y no paraba de reírse, cuando bebió un sorbo, casi lo escupió al no poder contener la risa.

—No entiendo que es tan gracioso, Ally. Sabemos que eres como un bufón, pero nunca creí que llegaras a este extremo —le dijo, algo irritada. Me ponía nerviosa cuando no decía el chiste.

—Ustedes son novias, y no quisieron decirlo para que nosotras no las molestáramos, apuesto que era eso —Dinah abrió la boca y Normani quedó pensativa, Ally comenzó a reír también, otra vez,  y Lauren se cruzó de brazos, fastidiada al igual que yo.

—Claro, todo calza —dijo Normani.

—¿Cómo están tan seguras de que es eso? —inquirió Lauren.

—Sí, ¿cómo lo saben? —los reté. Dinah me miró y negó con la cabeza, Ally caminó alrededor de nosotras que, como siempre, estábamos en nuestro sillón, y nos dijo con aire burlón.

—Porque hablan en plural. Antes no lo hacían, pero ahora, si van a responder algo, lo hacen por las das, y eso lo hacen las parejas —reprimí un grito de sorpresa. Si lo ponía, tenía razón. Mucha razón.

Desde que comenzamos con esta competencia, hacíamos todas las cosas juntas. Desde ir a comprar, hasta cenar al mismo tiempo, cosa que antes no hacíamos, ya que cada una comía en su cuarto y donde se le diera la gana. Pero ahora, ambas buscábamos estar cerca de la otra, como una necesidad.

Y no fue hasta que analicé la situación en realidad, no como una estúpida competencia, sino en cómo afectaría en nuestra rutina, que me di cuenta que esto no terminaría bien para ninguna de las dos.

—De acuerdo, nos descubrieron. Somos novias, ¿felices? —las chicas se pusieron de pie y gritaron de júbilo. Mientas lo hacían, me acerqué a Lauren y le susurré en el oído:

—¿Qué hiciste?

—Lo que ellas querían escuchar —se encogió de hombros y le restó importancia. Recosté mi espalda en el sofá y apoyé mi cabeza en el hombro de Lauren.

—¡Miren la pareja, ¿cuándo es a boda?! —exclamó Dinah. No le presté atención, sólo sonreí. En parte porque no tenía ganas de discutir, porque no había dormido nada ayer –por culpa de Lauren y el bendito día viernes- y porque no me desagradaba la idea de que creyeran que éramos novias.

—¡Gané, les dije que sucedería! —gritó Normani, de pronto. Todos se quedaron en silencio de un momento a otro, Ally le hacia un gesto con la mano para que se callara, como diciéndole que había metido la pata. Normani se tapó la boca con las manos, y a mí me entró la curiosidad.

—¿Qué ganaste, Normani?

—Nada, lo que pasa es que hoy... y…

—Las idiotas apostaron quién predecía el futuro. Apostaron si terminábamos siendo novios o sólo amigos, Normani y Dinah ganaron, ¿no es así? —le interrumpió Lauren.

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