Capítulo: El inicio del Fin

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Todo comenzó un 16 de abril del 2018, era una mañana fría, el viento soplaba y el sonido de los autos en la ciudad era muy alto, no tan alto como para despertar a Martha y a Gerardo, una joven pareja de recién casados.

Dormían placenteramente, Martha estaba recostada sobre el pecho de Gerardo, que a pesar de estar dormido, sus brazos la rodeaban fuertemente, como si nunca quisiera separase de ella.

Eran las 7 am y el placentero sueño de esta pareja se vio interrumpido debido a la alarma del celular de Martha que era una canción muy peculiar que le gustaba mucho a Gerardo, aunque este no lo admitiera.

-mmmmm. Se quejaba Gerardo, mientras se daba la vuelta en la cama y se cubría.

Martha sin mucho deseo y con sus ojos cerrados, se giró y la apagó. Y así permanecieron por unos 10 minutos más, hasta que sonó nuevamente.

-Otra vez. Decía Gerardo.

-ya es hora. Le dijo Martha al oído mientras lo abrazaba fuertemente.

Parecía que ninguno se quería levantar para irse al trabajo. En ese momento Gerardo abrió los ojos, y miró a Martha con mucha ternura la besó en la frente.

-ya es hora, a levantarse. Gerardo se levantaba lentamente.

Martha se levantó y comenzó a preparar el desayuno, mientras él se bañaba. Luego de estar listos llegó la hora de irse al trabajo.

-bueno mi amor, nos vemos más tarde. Le dijo Gerardo mientras la besaba.

-si mi amor, que tengas un buen día. Martha lo abrazó fuertemente.

-así será, tengo el presentimiento de que este será un gran día. Le dijo alegremente.

-te amo mi amor. Le dijo Martha.

- y yo a ti mi amor, mucho; cuídate mucho. No dejaba de verla a los ojos y de sonreír.

Gerardo salió primero y se dirigió a tomar el camión; luego de unos minutos salió Martha y tomó otro camión diferente, ya que ambos trabajaban en distintos lugares y además estaban muy lejos uno del otro.

Ambos iban camino a sus trabajos, Gerardo escuchaba música y al mismo tiempo revisaba su Facebook en su celular, sin embargo notó que había olvidado el cargador y que ya solo le quedaba un 29% de batería. Pensó que en la oficina alguien le prestaría un cargador. Martha, tomó el camión e iba algo adormecida, recargada sobre el asiento del camión, miraba por la ventana mientras pensaba en Gerardo y sonreía el mismo tiempo.

En cierto punto de la carretera, miró como un par de camionetas de oficiales pasaron a toda velocidad en dirección contraria a la dirección del camión en donde ella iba.

Un poco antes de las 8 a.m. llegó Gerardo a su trabajo, todo parecía como cualquier día, entró a la empresa y luego a su oficina. Martha llegó a las 8 a.m. en punto, llegó a su oficina y comenzó a trabajar.

La mañana comenzaba a transcurrir, Gerardo estaba muy relajado, pero toda esa tranquilidad cambiaria cuando fue al baño.

Fue a orinar, levantó la cabeza y cerró los ojos, no dejaba de pensar en lo bien que se sentía y en lo bien que se la había pasado el día anterior con Martha. No dejaba de sonreír, el baño estaba solo, había un profundo silencio; pero de pronto un fuerte ruido que provino de afuera lo hizo abrir los ojos de golpe, fuerte sonido que hizo vibrar el lugar.

Asustado fue a la ventanilla del baño y al asomarse vio como en los campos muy cerca de allí estaba un avión totalmente destruido y envuelto en llamas.

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