La Mantis.

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El calor del verano era insoportable al medio día con esa repulsiva sensación de estar cubierta de sudor y con una sensación de incomodidad que por suerte va disminuyendo con forme el sol se oculta.

Siempre me parecía cautivadora la forma en la que algunas flores se abren cuando la noche esta próxima, son las extrañas entre las demás.

Mi fanatismo por la noche comenzó cuando cumplí 19 años, compararme con las criaturas nocturnas era algo que me agradaba demasiado. Las lechuzas que vuelan silenciosas en la noche, gatos sigilosos entre las sombras y lobos que aúllan brindándole una sonata a la luna.

Se supone que debería de estar prestando atención a la conversación que tienen mis amigos, después de todo me encuentro en una reunión en el parque, pero en vez de eso estoy pensando en la noche y en las criaturas que la usan a su favor.

Voy volviendo a la realidad, dejando mis pensamientos de lado para prestar atención de lo que hablan.

─ Y es por eso, que los vengadores están sobrevalorados, y los X-men son mejores. ─ Exclamo Clyde.

─ No estoy de acuerdo. Solo porque los X-men representen a las minorías, no quiere decir que sean mejor. ─ Refuto Lincoln.

─ Eso es racista, pero es cierto. ─ Dijo Clyde con una sonrisa─. ¿Y tú qué opinas Jordán?

Levante la mirada y pregunte.

─ ¿Disculpa qué?

Las carcajadas de mis compañeros me abrumaron un poco, pero pude responder.

─ Lo siento, estaba pensando en otras cosas.

─ ¿Cómo qué? ─ Pregunto Clyde mientras se acomodaban las gafas.

─ Pensaba en la noche... Creo que escribiré un poema sobre esto en la clase de literatura.

Lincoln y Clyde se vieron las caras.

─ La noche es peligrosa. ─ Exclamo Clyde con una sonrisa─. No querrás toparte con la mantis.

Arqueé una ceja y entrecerré los ojos.

─ ¿Mantis?

─ Así llamaron a los casos ocurridos en toda la ciudad. ─ Agrego Clyde.

─ ¿No has leído los periódicos? ─ Pregunto Lincoln mientras sacaba su celular.

─ Escuché algo, pero no le di mucha importancia. ─ Respondí.

─ Claro, todo porque estas con la cabeza por las nubes pensando en poesía. ─ Dijo Clyde de brazos cruzados y con un gesto de arrogancia en el rostro─. Todos los poetas son iguales.

─ ¡Hey! Mi hermana es poeta. ─ Dijo Lincoln golpeando suavemente el hombro de Clyde─. Mira esto Jordán.

Lincoln me paso su celular con un reporte noticiero sobre aquella "Mantis."

"La mantis: Ese fue el nombre con el que se dio a los misteriosos casos de decapitaciones que tiene aterrada a la comunidad de Royal Woods. Hasta el momento hay cuatro casos registrados, todos varones de distintas edades, en todos se hallaron solo las cabezas."

─ ¿Por qué la bautizaron como Mantis?

─ Supongo que fue por las cabezas encontradas. Algunos creen que se come el cuerpo y deja las cabezas como lo hacen con las mantis machos. ─ Comento Clyde.

─ ¿Crees que se coma los cuerpos? ─ Pregunte mientras mi acomodaba el cabello.

─ Quien sabe. Como nunca encuentras los cuerpos. ─ Dijo Clyde─. Y tampoco se sabe el modo con que opera.

Las hojas se movían con el viento, los tres nos estremecimos como hubiéramos escuchado un relato de horror.

─ ¿Y no tienen sospechosos hasta el momento?

─ Ni uno solo.

Las horas pasaron y Clyde junto con Lincoln se fueron, dejándome sola en el parque. Bueno, no los culpo quería estar sola, quería sentir la brisa nocturna en mi rostro antes de irme.

Saque un de mi cartera una empanada. Una de mis mejores amigas, a la que afectuosamente llamamos Cookie por su gusto por la repostería y pastelería, me había enseñado a prepararlas. De pollo y pescado, aunque mi favorita era la de carne.

Mientras le daba una mordida me puse a pensar en aquella noticia que me habían comentado mis compañeros. La mantis, una homicida en potencia, con cinco asesinatos hasta el momento y cuatro registrados por las autoridades.

Es bueno saber que no tiene ningún sospechoso hasta el momento, no sé qué haría si me descubrieran y el suicidio no es una opción.

Pero por el momento seguiré con este papel de chica tierna y amigable para poder cazando ante la vista de todos, oculta entre las flores y pasando desapercibida sin llamar la atención.

Pensaba reflexiva hasta que sentí algo duro en mi empanada, no le di importancia y seguí mascando hasta moler la carne con los dientes.

Supongo que la próxima vez tendré que hervir más tiempo la carne para que este más blando. No me gustaría toparme con una uña, eso me daría asco en verdad.

                       -------------------------------------Fin-------------------------------------------

¿Sueñan las viudas negras con crímenes pasionales?Where stories live. Discover now