Epílogo

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¿Cuánto tiempo te queda después de tomar una bocanada de tiempo antes de volver a respirar? ¿Cuánto vale una sonrisa en un día de fría realidad? ¿Cuánto te dan por intentar?

Quien puede decir que ha hecho bien al dar un centavo a un moribundo en la calle, cuando este le ha pedido con sus manos temblorosas un simple gesto de humildad y de altruismo, amigable ayuda. Quien somos nosotros, o ellos, para culpar, o para aceptar la culpa.

No me di cuenta cuanto tiempo llevaba en la azotea hasta que saque un brazo por mi suéter, para notar que el sol ya no eran como antes, rugiente, incesante y verdaderamente chocante. Ahora era cálido, pero mas frío, era muy cómodo aunque algo dentro de mi me decía que eso no era una buena señal: las cenizas pueden volver a ser llamas, el cielo nublado solo indica una cosa, lloverá.

Así era mi vida, manejada por los problemas de la sociedad, localizada como una chica miope y mas alejada de la sociedad que el resto de los demás adolescentes, la mas rara y tachada de antisocial, anacoreta. Y el gobierno, solo un signo de crueldad y desunión, la antipática actuación de democracia y la unanimidad.

Somos pólvora, que se puede prender, y agua con la que apagar ese polvo. La vida es una tontería, tu mismo lo eres y todo lo que te pase es parte de esa estupidez, yo igual soy una tontería. Acaso no lo sabe? Vea un día las noticias, engaños, y falsa publicidad, vea los comerciales y dedique su atención, no son más que una tonta basura, y el radio, solo es parte de la celebración y su caída.

Marte tiene dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora