Así como llega un ser querido, así también llego la noche. Me gustaba ver los crepúsculos, los colores intensos que se formaban en el cielo, esa extraña combinación de rojo, amalillo y azul. Y lo que más me agradaba de la despedida del sol era la llegada de la noche, con sus encantadoras y brillantes estrellas, con su luna blanca y tan cambiente, a veces en cuarto creciente o menguante, otras llena y muy rara vez nueva, roja o azul. Con su luz mortecina y su particular color níveo.
Pero eso no era lo único que llegaba con la noche, también era la victoria, de haber superado el día con o sin contrariedades, de haber acabado con la rutina y ser capaz de terminar con las personas. La noche anunciaba el adiós, la soledad y muy bien merecido, el descanso.
A las ocho de la noche, una hora no muy común para mí en un día como hoy que era jueves, ya que por lo general me iba a las diez a dormir cuando era escuela, entre exhausta a mi habitación. Pero cuando yo esperaba una calma, me embriagó la desepción. An estaba sentada sobre la cama, viendo algo en la pared de enfrente, en donde colgaba unas fotos de mi infancia. Tenía un aspecto perdido, como si todo lo que fuera capaz de hacer fuera contemplar con interés los recuerdos, casi taciturna.
La observe con detenimiento, fijandome en cada uno de los cambios que había sufrido desde que la contemple así, no eran muchos. Cualquiera lo podría notar, seguía siendo una niña de ocho años, perspicaz y llena de cusiosidad, aunque reservada y exageradamente social. Todo lo que yo nunca a seria capaz de ser. Pero no era verdad, ella había cambiado.
Mi hermana y yo eramos como dos piedras, pero de diferentes materiales, ella era una muy brillante, sobresalía en todo lo que se planeaba hacer, complacía a la gente de su entorno y así se complasia así misma. Yo, en un grado mínimo, le tenía envidia, pero de un sentimiento puro, no capaz de llegar a causarle mal ni desearle la perdida. Sino un sentimiento que me hacia desiar ser como ella, querer lograr el encaje como los engranajes de un reloj, poder hacer lo que ella hacía (hablar en publico, sociabilizar con las amigas de mi mamá o sus propias amigas, reír y jugar, sin tener miedo de fallar, sin el pánico que te implanta la sociedad a mi edad, con la libertad de un niño, con la inocencia de su ser y espíritu, con la fragilidad de su edad).
No se había dado cuenta de que estaba en la misma habitación, apoyada en la puerta y con medio cuerpo sobre el umbral, hasta que despego los ojos de las imágenes y los posó sobre mi rostro, escrutando mi expresión como quien escrudiña el bosque. Sus ojos eran dos esferas color café, grandes, muy parecidos a los mios, solo que un poco menos ovalados; dos esferas capaz de detectar mis sentimientos, las mentiras y sobre todo el dolor.
Yo me equivocaba, mi hermana había cambiado mas de lo que yo imaginaba. El hecho de que mi madre decidierá trabajar la había orillado a madurar de forma casi inmediata, como la caída de una piedra al vacío, veloz y abruptamente. Notaba en su gesto varias cosas que yo odiaba en mi, la madurez por ejemplo. Pero aún así, ella era feliz, ella no sufría por la amistad ni el amor de verano, ella seguía siendo una niña, o mas bien, una mujer en el cuerpo de una niña.
--Lo siento-- me dijo con voz tranquila y calmada, casi un susurro-- , casi olvido que estaba en tu habitación. Las fotos me hacen sentirme en otro lugar.
--¿Cómo cual?-- inquirí con curiosidad, la mente de An era compleja y por lo general ignoraba mis preguntas. Pero cualquier tipo de escape podía funcionar.
--Un lugar lejano, un retroceso en el tiempo, es como si pudiera ir viajando en el tiempo sin siquiera moverme de aquí.
--Ya veo-- le musité, ella me miro y sacudió la cabeza como si apartará un pensamiento absurdo--, yo odio mirar las fotos. Solo me hacen recordar y darme cuenta que en ese momento era feliz y ahora...-- no quería decir lo que ella debía saber, y menos desaventutarla, hacerle creer que tal como mi vida a ella le pasaría lo mismo, o algo parecido. No en voz alta--. Ya sabes, ¿no?
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Marte tiene dos mundos
Teen FictionSi en tu vida eres lo que nadie desea tener, si eres los casos abiertos que nadie quiere terminar, y es hora de ser lo que pretendes ser. Existe una oportunidad... sólo una, la tomarías?