1 "Regreso y malos augurios"

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Dos años.

Dos años habían pasado desde que el par de amigas decidiera escapar de sus problemas y vivir una vida diferente en Japón.
Todo mundo pensó que no durarían ni dos días solas en una ciudad tan moderna como lo era Tokio, tampoco estaban tan lejos de la realidad.
Lo cierto era que a las chicas les costó adaptarse al principio, pero con el tiempo todo salió como lo planearon. Ambas consiguieron un trabajo estable, los chefs les mandaban un poco de dinero, el cual Pucca guardaba a modo de ahorro con parte de su sueldo y el de Ching; eran meseras en un café, los clientes les dejaban propinas extras cuando ellas hablaban en coreano y sus salarios eran relativamente buenos, con el tiempo se mudaron y pudieron conseguir el dinero necesario para alquilar una pequeña escuela de artes marciales. Prosperaron de la mejor manera, y en cuanto pudieron las chicas le dijeron a los chefs que ya no necesitarían dinero, ellos lo aceptaron de la mejor forma posible ya que aquello querían decir que estaban progresando.

Todo era perfecto para Pucca, enseñaba defensa personal y se encargaba del grupo avanzado de niños, mientras Ching enseñaba a los pequeños y a algunos alumnos especiales que querían aprender a usar armas ninjas.

A finales del año que Pucca había dicho que se iría de Japón para volver a Sooga con sus tíos, su amiga logró persuadirla para que se quedará ya que sola no podría con todos sus alumnos. Para cuando Pucca finalmente volvió a la aldea de Sooga tenía 23 años, siendo una chica diferente y totalmente renovada, con nuevas experiencias y anécdotas que estaba ansiosa por compartir con sus tíos, nuevos planes para su estadía en la aldea y sobre todo, un anillo en el dedo anular en la mano izquierda.

Al llegar a la aldea -por más que muchos creyeron que cambiaría y no podrían reconocerla- la encontraron igual que cuando se fue, llena de energía y hermosa. Sus dos moños seguían sobre su cabeza, usaba un vestido rojo sostenido por unas cintas y debajo de este una remera negra, sus zapatos eran negros y similares a unas zapatillas de ballet. Su presencia despertó la curiosidad de más de uno, todos al verla quedaban sorprendidos por lo madura que se veía, pero a la vez parecía que no había pasado ni un día desde su partida.

Cuando llegó a la puerta del restaurante sus tíos ya se encontraban en la entrada, sonriendo para su pequeña niña.

-¿Por qué no nos dijiste que vendrías? - inquirió Dumpling cuando a fin la tuvo entre sus brazos y comprobó que no era una alucinación - te hubiéramos ido a buscar.

- Era una sorpresa.

Los tres se deleitaron al escuchar su voz, por más que ella rompió su voto de silencio con ellos no habían escuchado su voz en mucho tiempo.

- Entra, vamos - la animó Lingüini - te prepararemos algo especial para comer, unos fideos especiales ¡Solo para tí!

Pucca rió, estaba feliz por poder verlos otra vez.

- Tengo que contarles algo - dijo la azabache mientras se sentaba en el sitio de la cocina que siempre ocupó hasta ese día en que ese fué.

-¿Tiene que ver con la sortija que traes en tu mano? - Ho sabía exactamente lo que su sobrina quería decirles, su interior le reprochaba por qué de esta forma ellos estaban rompiendo el juramento que tenían con su hermano.

- Sabía que serías el primero en darte cuenta - la joven sonrió - Su nombre es Kazuki Tanaka, lo conocí cuando abrimos la escuela con Ching, es muy buen hombre, sé que lo amaran.

La felicitaron, no podían hacer más que eso, sabían que ese compromiso nunca llegaría muy lejos ya que esa joven mujer ya estaba comprometida con alguien desde mucho antes de siquiera nacer, era el pacto que la famila de la madre de Pucca y la del padre de su prometido habían pactado hace ya mucho tiempo.

Un Nuevo Comienzo (Tobecca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora