Capítulo 2: Ven, aquí estoy yo

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                 /Durante clases/

No dejabas de golpear el lápiz contra la mesa de trabajo, eran clases de matemáticas y a pesar de que sabes cómo hacer lo que te pidan en clase pues matemáticas no te resulta tan difícil, no puedes evitar sentirla desesperante.
Para distraer tu mente comenzaste a dibujar en tu cuaderno, lo primero que dibujaste fue un pequeño boceto de em chico que viste pasar frente a la cafetería.
No podías dejar de pensar en lo lindo que te pareció, pero pensaste que deberías dejar de perder el tiempo, aquello te estaba distrayendo demasiado, y probablemente te estarías emocionando en vano.

-¿Que haces (t/n)?- Pregunto tu compañero de al lado quien ya se había convertido para ese entonces en un gran amigo.

-Uh... Nada importante

-Vaaaamos (t/n) ¿Quien es? ¡Dimeee! - Te dice mientras te da un pequeño empujón en el brazo

-Agh, ¡nadie! No es como si haya visto a este chico en la calle el día de hoy... - Dices mientras te cubres el rostro con ambas manos

/Al pasar dos meses/
/Marzo 1984/

En el transcurso de los meses de vez en cuando llegaste a ir a la cafetería mas ó menos a la misma hora pero no lograste nada, probablemente ese no era su horario usual de salida.
Pero de igual manera el café de ahí era fantástico. Era sábado a finales de Marzo y decidiste ir a desayunar a la misma cafetería, la verdad ya habías olvidado un poco a ese chico que te trajo con la mente en las nubes, pero existía en el fondo de tu alma esa pequeña espina de volverlo a ver. Pensabas que entre menos desearas verlo más probabilidades tendrías de verlo entrar por la puerta al sonar la campana.
Decides ponerte a leer un poco los apuntes de tus clases cuando de entre el murmullo de la gente en la cafetería escuchas un tintineo de la puerta.
¿Es acaso el destino? ¿De verdad ésto te está pasando?
Sentías el corazón latiendo demasiado rápido pero aún no te dignas a voltear, diste un gran sorbo a tu cafe, frunces el ceño... Y volteas a la puerta

Era solo una señora y su hijo, tuerces una ligera mueca y te sientes patética.

-Ugh... Estoy viendo muchas películas ya debería calmarme.- mientras suspiras.

Te quedas un momento terminando tu café y sin más que decir y sin más que esperar, dejas el pago en la mesa y te retiras.
Le habías tomado ya mucho cariño a el trayecto de tu departamento hacia la cafetería, los árboles agitándose por la brisa, el sol que irradia los colores brillantes del paisaje, era tu pequeño escape a las preocupaciones de la escuela, tener que entender materias bastante complejas en un idioma que no es el tuyo no es algo que te haga sentir muy tranquila realmente.

Mientras andas por la cera, contemplando las calles y quedándote ensimismada y cautivada por lo que te rodea, en especial estabas caminando justo enfrente de una tienda de ropa que exhibía unos vestidos preciosos que te gustaría probarte, no prestas la debida atención a lo que está frente a ti, y chocas contra una persona.
La verdad ha sido el golpe más fuerte que te has dado en tu vida.
Llevas tu mano a tu nariz y mientras tienes los ojos entrecerrados te disculpas

-Agh, ahhh disculpe, de verdad, perdoname, no me... No me fijé por dónde iba...

-Uh? No de verdad no te preocupes por ello, ¿Estás bien?

Cuando logras espabilar, miras hacía enfrente pero solo viste el torso, subes la mirada y solo puedes ver qué es el chico que tanto tiempo estuviste esperando a volver a ver.
Mientras titubeas el te muestra la sonrisa más amable que haz visto en tu vida, se inclina hacia ti, te da estabilidad tomándose de una mano y te pregunta nuevamente si te encuentras bien. Entre tartamudeos le respondes que si.

-Me alegro, pero ten más cuidado para la próxima.

-Y-yo... Eh... Ah... Si, si claro uh...lo tendré!

Te asomas detrás de él y está nuevamente la chica que viste anteriormente, realmente era muy dulce y se veía mucho más joven que el.

Te alejas pero no puedes evitar caminar lento para escuchar que es lo que están hablando, los murmullos en francés si que te resultaban difíciles de descifrar pero tú sentido femenino enamorado no te fallaría, mientras te inclinas para "arreglar tus zapatos" escuchas que ella le pide que regresen a la tienda para comprar uno de los vestidos en exhibición.

Lo que estás tramando es más que obvio, nada te detendría ésta vez.
Cada día que decidiste llevar a cabo tu plan, te vestías con la ropa más desapercibida posible, pero te arreglabas demasiado bien por si se daba la oportunidad de volverlo a ver.

Pasaron semanas y cada vez que se te daba la oportunidad de tender un tiempo libre ibas directamente a la tienda de ropa para ver si el vestido que la acompañante del chico que se robo tu aliento quería, seguia donde mismo, y así era.

Una semana, dos semanas, tres semanas, un mes. El vestido seguía ahí, no volvieron...
Julio y no lo volviste a ver, pero un viernes, lo viste entrar a la tienda, mientras te ocultabas un poco entre algunos postes de señalamiento lo viste, caminaba solo, entro a la tienda y se llevó el vestido.
Lo seguiste un poco, mientras lo seguías te desepcionabas cada paso más de ti

      (Te dices a ti misma) - ¿Qué demonios estás haciendo (t/n)? Estás toda loca.

Pero sentías que decías hacerlo hasta que el chico se detuvo, en una calle solitaria, no había nada al rededor, solo un callejón más, se detuvo y bajo la mirada, sus brazos colgaron débiles con la bolsa del vestido que acababa de comprar.

(Entre sollozos) - ¿Por qué?...- (el llanto se intensificaba) - ¿¡Por qué!?

Solo escuchaste que lloraba más, hasta que lo viste dejarse caer de rodillas en la cera. Pensaste que tenías que hacer algo sí o sí, ya lo habías seguido hasta ahí y tú eras la única que estaba cerca, no podías dejar a alguien llorando con tanto sufrimiento ahí, no podías irte, sería como abandonar a un pequeño gatito en una calle, sin cuidados, sin alguien que le diera amor.
¿Que tanto dolor tendría que estar pasando como para romperse tan fácil en plena calle?

Volteas a los dos lados de la cera antes de adentrarte a el callejón, inhalas bastante aire, como si el aire te llenará de valor para acercarte a el mientras te muerdes el labio inferior.

      -D-disculpe, ¿Hay algo en lo que pueda ayudarle?-. Tragas saliva, esperando una respuesta negativa o incluso ninguna palabra saliendo de su parte.

      -Eh...?-. Voltea de reojo pero no muestra su rostro, observas cómo levanta su mano derecha y la.lleva hacía su rostro limpiándose las lágrimas. -N-no disculpe por haber interrumpido algo-

Mientras se levanta y se dirige hacía la salida del callejón instintivamente lo tomas de su brazo izquierdo mientras lo miras con sorpresa y nerviosismo.

      -No interrumpió nada, solo quiero ayudarlo-

El chico forcejeo un poco mientras te miraba extrañado por tu reacción repentina. Lo miras con ojos de súplica por ayudarlo.
Solo puedes notar como su expresión se suaviza y te muestra su lado más débil mientras sus ojos se entrecierran y se le rodaban lágrimas empapando sus mejillas y tornando su rostro de un tono rosado.
Lo sueltas del brazo y permites que el se aferre a ti mientras se recarga en tu cabeza llorando y solo puedes apuntar a sobar levemente su torso en seña de compasión.






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🌸 Tardé 11 meses en actualizar QnQ de verdad me disculpo mucho, tenía muy bajas expectativas pero al ver sus comentarios me anime a hacerlo de nuevo, prometo que los capítulos serán más frecuentes🌸

MUCHAS GRACIAS POR EL APOYO

Polnareff x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora