Mi padre me contó una historia. La recitaba siempre atento y con los ojos brillantes sobre los míos, con fé en mí me decía: que detrás de las feroces criaturas y el enorme océano perdida estaba una isla, se escondía.
Lo decía con tanta seriedad y convencido, que me conmovía en un instante para prestarle atención. cada que lo recuerdo puedo escuchar su voz prominente de su más profundo ser proclamar que yo lo haría, lucharía por esas tierras y dar un gran paso a mi mismo.
Continuaba lleno de entusiasmo y sentado en la orilla de mi cama decía: Está isla que mantenía oculto algo inimaginable de este y otros mundos, no dejaba que las flores y los campos se marchitaran alguna vez, gran sabiduría se encuentra con los ojos cerrados y el alma abierta. Fuertes vientos pero grandes playas. La tierra resuena su ser en cascadas largas y desvanecidas en las montañas. Ilustrando la imaginación con grandes historias y sus expresiones de su mismo cuerpo, me inspiró a adentrarme hasta convertirla en la vida real, en la vida misma, a los ojos de todo ser humano y mentes convencidas como la de mi padre y la mía.
Recuerdo que por las noches, desde niño, me gustaba imaginar lo que sería estar dentro de ese lugar, escuchar en mis oídos el latido de mi corazón y sonreír. Ver a otros sonreir. Yo tendría la oportunidad y lo sabía, aún que, sin decírselo a mi padre yo siempre tuve esa misión. ¿Por qué? Porque el deber lo amerita, dentro de ese lugar y que mi pueblo se encuentre a salvo es lo que yo buscaba como principal objetivo.
Hasta mi madre dudaba de estás historias y las personas a su al rededor pero yo creía más haya de lo que mis ojos pueden ver y estaba dispuesto a sentirlo, hasta tocarlo. Y así fue, este fue su sueño que hice realidad.
Soy hijo de la mano derecha del General, Franco es mi padre, tomé su lugar cuando envejeció y me puso a cargo. Lo más complicado es que debo de viajar constantemente con nuestro batallón e ir en busca de nuevas tierras, nuestro error ha sido que hemos conquistado diferentes puntos del mundo y descuidamos nuestro territorio casi por completo, por las zonas más viejas solo existen uno o dos campamentos pero nada de lo que pudiéramos aprovechar, aún y con este pequeño hay otros grupos de "pequeñas exploradoras" que invaden lo que nosotros hemos abandonado. Pero yo saldría de aquí, no podía quedarme donde empecé. Ahora lo necesario es trasladarnos a un lugar seguro y dónde otros no pudieran invadir, o si quiera acercarse.
Una excelente idea me tomó por sorpresa un día que como siempre, iba a mi estudio y revisaba el mapa por la mañana, me quedaba observando este sobre la mesa de madera brillante y lisa, me hacía deslizar el mapa fácilmente, pensaba y me quedaba pasmado por unos minutos en busca de inspiración y encontrar un nuevo rumbo, pero ya no había mucho de donde escoger pues desgraciadamente las cruces que marcaban los zonas donde ya habíamos pasado dominaban gran parte del mapa. Llevaba meses haciendo lo mismo por las mañanas <<estoy cansado de esto>> pensé, y dí un grave suspiro y negué con la cabeza. No iba a seguir perdiendo más mí tiempo con los brazos cruzados y solo esperanzado a que apareciera un proyecto del que pudiera encargarme. Me recosté sobre el sofá frente a mi escritorio, me relajé. Cerré mis ojos, y dejé que mis oídos se llenarán de canciones pasadas, recurrí a lo antiguo, según mi madre eso ayudaba a encontrar el camino. Así fue cuando de pronto a mi mente vino un pensamiento vago. Apreté mis ojos y me concentré <<Pero si había una esperanza aún>> Recordé, y como lo esperaba fue algo que ocurrió de reprende, recorde que mi padre me había dejado un plan en el que solo en algún momento podría usarlo, y si. Eran los planos de aquella isla, unos viejos mapas que hace 6 meses no veía, no quería ni pensar en ello. Y sin pensarlo comencé a rencontrarme con la idea, tendríamos que viajar, reunir a las personas necesarias, notificarle al general, etc. Demasiado que hacer pero no me detendría hasta encontrarla, era completamente una locura pero a pesar de ello no lo pensé dos veces, estaba entre los últimos recursos. Rápidamente saque de un estante varios papeles arrugados que contenían información importante sobre esta Isla y mientras los llevaba con el General venían a mi mente las palabras de mi padre:
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Los Angeles Leen Libros.
FantasiLo que un angel puede hacer por amor es inequívoco a lo que un ser humano haria por otro, podría costarle un libro, o incluso la muerte.