[MR] Capítulo 32: Enloquecer.

619 59 16
                                    

Enloquecer.

Era una tortura seguir así.  Él no la miraba, evitaba a toda costa tenerla a solas. ¿Cómo demonios pasaban de besos a ni siquiera un saludo? Era horrible, peor que dejar de comer por días. Y eso era lo peor, no había emoción, estaba conformada con bolsas al ver que sería realmente incómodo ir con Jack. Era confuso, la miraba como si doliera cada vez que tomaba sangre que no era de él. ¿Y qué? ¿Acaso él no la estaba apartando?

Dos días, habían pasado dos malditos días y esa noche se haría el juicio. En ese tiempo era incluso imposible comer, cualquier cosa podría estar envenenada. ¡Y lo conocía lo suficiente para saber que le deseaba la muerte a toda costa! Suspiró. Estaba recluida entre esas cuatro paredes esperando poder defenderse. ¿Qué tipo de juicio podría hacerse? Ambos intentaban matarse entre ellos y necesitaban una solución rápida.

-Ni se les ocurra faltar.

Susurró aparentemente al vacío. Era una movida bastante arriesgada de su parte. Pero el que no arriesga no gana, y ella iba a ganar a cualquier precio.

Esa noche no sería marcada como culpable. Se levantó de su asiento vistiendo un precioso conjunto suficientemente digno de la reina antes de que la puerta fuera abierta. Mantuvo su mentón en lo alto con toda la dignidad que una persona pudiera tener al avanzar por los pasillos siendo escoltada por varios guardias de algo rango. Su cara sería al ser prácticamente devorada por la inmensidad de esos pasillos. Se veía como para ir a una fiesta y no a defender su postura en frente del rey.

Las puertas se abrieron deslumbrando su vista con la luz del interior. Era un inmenso lugar con personas importantes en ellas, y un sinfín de cámaras apuntando a ella como si fuera una presa. No titubeo y fue a su lugar sin ver a nadie en especial. Miró al frente firmemente, topandose con una gran sorpresa.

-Kei.

Ese nombre se escapó de entre sus labios al notar esos feroces ojos dorados. Guardaban intensidad, pero una más sería. Esos ojos querían perforarla pero se desviaban hacia a unos metros más hacia la izquierda, donde estaba Zack.

-Silencio.

Ordenó desde la altura donde se encontraban dos enormes tronos, uno desocupado. Todos callaron ante la orden de su líder.

-Todos sabrán porqué estamos aquí.

Su vocabulario no era realmente formal o complicado, era Kei después de todo, y no era como si eso supusiera problema a él.

-La actual reina acusa al Príncipe de tener intenciones de matarla. Y el actual Príncipe acusa a la reina por los mismos cargos.

Su voz sonaba en lo extenso de ese enorme salón. Las personas miraban a los acusados como si quisieran matarse a sus cabezas.

-¿Cómo se declara la reina?

Cualquiera hubiera agachado la cabeza ante sus ojos. Ella lo miró directamente ante de decir algo que calló incluso hasta al mismo infierno.

-Me declaró culpable.

No tenía sonrisa que relucir. Kei entorno sus ojos aparentemente enojado o frustrado antes de voltearse a su hermano.

-Príncipe.

Lo llamó sin alguna emoción en su voz. De reojo la misma Shey lo observó, Zack también se dijo en ella.

-Culpable.

Él se lo había tomado como un reto, Shey estaba segura de eso. Ambos volvieron a mirar al frente. El rey lució tan feroz que hasta vio a sus guardias bajar la cabeza, a pesar de que eran de entre los más fuertes y que el mismo rey no tenía intenciones de intimidar a nadie.

-Razones.

No parecería querer hablar más de lo necesario. Y no lo necesitaba, los juicios que el rey tomaba no tenian orden en particular, sólo demandaba y juzgaba. Ninguno tenía derecho a un abogado, no era ese tipo de juicio.

-Prefiero matar antes que morir.

No era absolutamente toda la verdad, pero no podía relatar todo en frente de cada licantropo.

-Realmente la odio.

Lo sabía. Si seguían así ambos terminarían tomando la peor setencia inevitablemente.

-Sean concretos.

Su voz sonaba cada vez más gruesa y fría.

-Él quiere matarme, cree que traicione su confianza y amor, despechado no quiere que sea de nadie.

Lo admitía. Estaba provocándole lo más que podía, necesitaba redirigirlo todo.

-¡Protestó! Está mintiendo.

Eso sonaba más a un juicio del mundo humano. Shey ni siquiera volvió a verlo. Justo lo que esperaba.

-Necesitó pruebas o testigos.

Sonaba cansado. Ella sonrió ligeramente ante su oportunidad.

-Tengo como testigo a la misma Muerte. ¿No es así?

El aire se helo. Todos contuvieron la respiración. Muchos cayeron al suelo y ella no pudo más que mirarlo. Su apariencia parecía cambiar constantemente, o por lo menos los años de esta. Parecía un hombre apuesto de ojos apagados, si cabello cenizo siendo claro y su piel blanca contrastando con el traje negro que se desvaneció en donde deberían finalizar.

Mi rey. [2# Libro de la bilogia "Nuestros".]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora