[MR] Capítulo 07: Perfecto.

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Perfecto.

Cerró los ojos con fuerza intentando no ceder, sintió un fuerte retumbido por todos lados, parecía un terremoto, agarró las frías sábanas evitando ver su cuello.

-¡Hazlo!

No se resistió, cayó rotundamente en picada justo en la trampa. Sus colmillos salieron a la luz, relamio sus labios con deseo.

-Quizás desearte tanto sea mi perdición.

Clavo sus colmillos delicadamente, gozando cuando penetraron la piel de su presa y gimiendo al instante de sentir ese magistral sabor, sangre, roja, espesa y pura sangre, no podía ser más perfecta. No paro, no quiso hacerlo, oyó los gemidos reprimidos de su pequeña presa, no se estaba conteniendo en dar placer y tampoco estaba segura de que lo estuviera haciendo para no atarlo.

-Lo siento.

Relamio la herida garantizando otro sonido de placer que lleno sus oídos, justo en la marca. Limpio sus labios antes de pararse, no se detuvo mucho en ver su cara, tenía asuntos pendientes. Otro sacudida y ambos salieron a toda prisa. Sus poderes al máximo se alzaron en todo su resplandor, la luna bien podía sentir opacada ante tan bellos ojos igual que diamantes.

-¿Qué...?

El rubio no pudo terminar la frase antes de ver la mordida del rey, miro furtivamente la herida con repele.

-Ataquen con las primeras armadas, aumenten el peso en la segunda y si llegan a sobrevivir a la tercera culminaremos con todo.

Ordenó con una tranquila y fría voz.

-Bien.

No dijo más, sabía que perfectamente que Been había cumplido con su parte en llevar al refugio a algunas mujeres, niños, ancianos y discapacitados.

-Debemos ir al frente.

El rey avanzó junto a ella, no se perdieron de vista ni un sólo instante, no sabían quien era el enemigo, pues no hubo tiempo de detalles como esos. Llegaron al frente de la batalla en unos instantes, con fiereza dominaron el lugar haciendo saber quienes eran, la reina y el rey habían llegado.

Terrible fue la sorpresa al ver al rey vampiro al frente, con una capa negra que cubría su cabeza era difícil se distinguir, más el cetro que era una reliquia de hacía billones de años para la raza vampirica era inconfundible para cualquiera.

No hubo tiempo de charla, los vampiros más que entrenados saltaron hacía el rey, los guardias atajaron a la mayoría y el rey terminó con los demás en cuestión de segundos, una jugada sucia, era irrespetuoso tratándose de dos líderes de sus categorías y razas.

-¿Quien te crees que eres para insultarnos de esa manera?

Con ese ataque tan pobre era más que notable que buscaba ofender al reino entero tomando a su líder como débil y con una jugada considerada rastrera en varios puntos de vista.

El vampiro sonrió maliciosamente antes de alzar el cetro en todo lo alto, varios vampiros atacaron a la vez, intentando derribar a la primera tropa.

Irritada la reina sacó sus garras y colmillos, sus ojos brillaron radiantes con la luz de la luna reflejados en ellos. Despedazo con sus garras a los vampiros, su maté se transformó en una bestia enorme dispuesta a devorar a quien fuera necesario.

Daniel apareció en su campo de visión como un rayo, junto a Josh, Been y Abel. La cabellera azulada de Abel se movía con el viento al compás de su espada llena de sangre, Daniel en tres movimientos conseguía matar a cualquier vampiro y Been con misteriosos conjuros lograba derribar a los más cercanos, temiendo que su poder fuera a descontrolarse.

-Quizás fui demasiado rudo contigo, pequeña flor. ¿Deseas ser mía?

El rey en unos instantes la atacó a la par que lograba acercarse tanto para susurrar aquellas palabras en su oído. Ese ataque la sorprendió pero esquivó rápidamente su amago de sostenerla y llevársela consigo. Gruño a su dirección mostrando sus dientes.

-Tranquila, no planeo hacerte daño.

Un ataque fue lo siguiente.

-Por lo menos no tanto para matarte y quedarme sin ti.

Sonrió de nuevo, lanzaba ataques bruscos sin parar, legales y certeros, pero tan toscos que no era difícil imaginar que necesitaban mayor energía de la que deberían.

-Cierra el pico.

Jack intervino saltando en los aires intentando derribar al vampiro, pero este fácilmente reaccionó previniendo el ataque y esquivandolo con una maestría digna de un profesional.

-Eso debería decírtelo yo, sucio cachorro.

El enorme lobo mostró los dientes. Un ataque con puntería y un sedante pego justo en la nuca de la reina, intentó no caer, con destreza disparó dos navajas con filos de acero hacia el punto fijo donde vinieron los sedantes, derribando a una arquera, pero fue demasiado tarde, el daño ya estaba más que hecho.

Mi rey. [2# Libro de la bilogia "Nuestros".]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora