Dɪɴᴏ

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Minseok camina de la mano de su madre felizmente, el adoraba ir al parque después de la escuela, claramente, era un niño de tan solo 9 años, era lo que más le gustaba hacer.

Da pequeños bronquitos mientras aún se sostiene de la mano de su madre, pues no puede pisar las líneas en el suelo o perderá la apuesta de su madre por un helado de vainilla.

Sonría al divisar el gran tobogán azul, y sin más, suelta la delicada mano de su madre para correr hacia aquel espacio de juego que tanto lo llamaba.

-¡Minseok! Estaré justo aquí...

Dice Kang Seulgi, más sin embargo, su hijo ya no la está escuchando más, el tan solo quiere divertirse lo más que pueda, pues mañana tendría que ir nuevamente al salón de clases para aguantar un día lleno de total soledad.

Minseok ha jugado a que es un gran cocinero,  que hace grandes tortas y postres para su pastelería, claramente sus creaciones no son más que tierra en forma de de comida, pero para el, relamente es más que eso.

Decide que es hora de ir a buscar más "implementós" para sus pasteles, por lo cual camina a la zona de los culumpios para ver si hay ramas o piedras por ahí, más sin embargo, logra ver un poco más lejos, lo que parece ser un pie verde de felpa, sin dudarlo camina hasta este y lo toma entre su manos.

Observa aquel pequeño peluche de dinosaurio verde que ahora sujetan sus manos, y da una vuelta para llevarlo junto a sus "pasteles".

Se sienta junto a su nuevo amigo verde, y empieza a darle de comer, también lo hace comprar algunas de sus tortas, esta feliz de sentirse en compañía, sonrie al ver que ahora en verdad tenía un nuevo amigo.

Hasta que siente como alguien lo atrapa de las correitas de su pequeño overol azul claro, se levanta y se encuentra con un pequeño niño que tiene sus brazos en su cadera a manera de mostrar que tan enfadado se encuentra.

-Aquel dinosaurio es mío, Niño

Dice aquel niño, no puede evitar asuatrse un poco, ¡aquel dinosaurio ahora era su amigo! No podía perderlo tan rápido, niega mientras siente una gran ola de nervios en su pancita.

-Porfavor no te lo lleves... Si quieres, podríamos jugar los tres, ¡podría darte trabajo en mi pastelería!

Dice Minseok señalando la zona en la que estaban sus pastelitos de tierra, y donde se encontraba el pequeño dinosaurio entre aquellos.

El niño frente a él sonríe, tal vez estaba enojado hace algunos segundos, pero también quería jugar con el niño de bonitos ojos.

-Bien, jugaré contigo, pero apenas mi madre me llame, Dino se va conmigo, ¿bien?.

Dice el pequeño acomodando su cuerpo cerca del puesto de venta de Minseok, este sonríe y se sienta frente a al más alto.

-Me llamo Kim Minseok, ¿y tu?

Dice mientras comienza a crear una torta para su nuevo compañero de trabajo, el contrario imita sus pasos, moldeando la tierra frente a él.

-Kim JongDae... Oye, tienes unos ojos muy raros, son lindos...

Dice JongDae enfocado en darle forma circular a su creación, Minseok sonrie a modo de agradecimiento, sus mejillas toman un leve tono rosa, pues no solía recibir muchos cumplidos.

-Tu tienes...una sonrisa muy linda también, ¡pareces un gatico!

Dice riendo al ver la cara del contrario algo confusa, sin embargo, al ver reír a Minseok, se une a su risa, pues el también piensa que la sonrisa de Minseok es linda, bastante cálida y reconfortante.

Despues de hacer diversas entregas de pasteles por todo el parque, JongDae se sienta exhausto junto a Minseok, y seca un sudor imaginario de su pequeña frente.

-Minseok... Yo también quiero ser dueño de tu local de postres.

Dice JongDae viendo como el contrario solo alimentaba al dinosaurio y hacia nuevas tortas sin cesar, Minseok lo observa y niega.

-No JongDae, solo yo, o mi familia pueden mandar en mi localcito.

Dice levantando su cuerpo del suelo, limpia sus pequeñas manos en su overol y ayuda a parar a JongDae, pues lo esperan más entregas.

-¡Puedo ser parte de tu familia!

Dice el pequeño frente a el mientras busca algo en su pequeño bolsillo, al encontrarlo se lo otorga rápidamente a Minseok, este sonrie y se lo coloca de inmediato.

El era un gran fan de los anillos de gomita, y del color rojo.

-No entiendo como serás de mi familia con este anillo, JongDae.

Mete sin mas en su pequeña boca el anillo, cierra un poco sus ojos y saborea la frensa artificial de aquel dulce.

-¡Serás mi esposo! Cuando mi madre se caso con mi padre... Empezaron a ser familia

Dice JongDae señalando a su madre, que ahora estaba sentada junto a la madre de Minseok.
Sus mejillas se encienden nuevamente, y otras vez, siente nervios, así que JongDae le estaba pidiendo ser su esposo... Bueno, él no tenía razones para decir que no, además, el niño frente a él, era bastante lindo y divertido, así que sería un buen esposo para el, ¿verdad? ¡Además, le había dado un delicioso dulce!

-Bien JongDae, podemos ser esposos.

                                   ☁️

Seulgi carga a su pequeño retoño, pues había quedado totalmente cansado de jugar toda la tarde, ella sonríe al ver que Minseok come alegremente de un pequeño anillo rojo en su dedo, así que se anima a preguntar.

-Oh Minseok , ¿de dónde has tomado eso? ¿Te lo has guardado en tu overol de alguno de tus compañeros?

El pequeño en sus brazos niega sonriendo y muestras la mano a su madre, quien observa con duda su pequeña mano.

-Me lo ha dado mi esposo, mamá.

Su madre rápidamente lo baja de sus brazos, algo alarmada, y baja su rostro hasta la altura de la delicada carita de su hijo.

-¿de que estas hablando Minseok?.

Dice ella sujetando la mano del anillo, pues aún ella no sabía quién se lo había dado, ¡quién sabe qué cosas tendría ese dulce!

-Mi esposo... Se llama JongDae, y tiene 8 años... Lo conocí hoy en el parque, ¡por cierto! Tienes que llevarme mañana de nuevo, a la misma hora, JongDae dijo que me traería mas dulces... Y a su dinosaurio

Dice su hijo, toma la mano de su madre y empieza a andar con este directo a casa, Seulgi sonríe de lado, aquello solo duraria poco tiempo,¿verdad?

O bueno, eso penso ella, hasta que a la edad de 29 años, Minseok llegó a casa con JongDae de la mano, pidiendo permiso para poder unir sus vidas por medio de una boda.

Ella sin miedo, y totalmente confiada, entregó a su hijo a él hombre frente a ella, pues podía observar el amor tan sincero que había crecido en ellos.

𝐷𝑟𝑎𝑏𝑏𝑙𝑒𝑠 𝑜𝑓 𝑡ℎ𝑒 𝐶ℎ𝑒𝑛𝑚𝑖𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora