❝·Cinque·❞

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❝·Cinco ·❞


El joven pelirrosa ya se había acomodado gentilmente sobre una banca que se localizaba bajo un frondoso árbol, admirando desde la sombra a su hija jugar con unos niños que había en el lugar.

La vista le trajo una bonita sonrisa a la cara, amaba ver a su hija socializar con otras personas que no fuera el, era una damita muy selectiva y le gustaba elegir la gente con la que se juntaba, por lo tanto, solo era amiga de Pesci y conocida de sus compañeros de trabajo.

La niña de ojos verdes se encontraba jugando junto a otros dos chicos, uno se veía más o menos de su edad, tenía unos hipnotizantes ojos verdes, un cabello rubio que resplandecía bajo la luz de la tarde y que tenía en posesión un peluche de una figura humanoide color dorado. Mientras el otro se veía unos 3 años mayor, usaba un gorro rojo que no le dejaba apreciar el color de su cabello, pero por los mechones que se escabullían de la prenda era evidente este era azabache como la noche, y portaba una pequeña pistola de dardos inofensivos.

Doppio podía ver al otro lado del parque, a un par de hombres que vigilaban a aquellos niños, parecían ser sus padres o tutores. Estaba acompañados por un niño rubio de ojos morados, que leía una novela a pesar de aparentar la corta edad de 6 años y otro niño que tenía una apariencia algo más femenina, que volaba un avioncito a control remoto con ayuda de uno de los hombres, específicamente un hombre de cabello negro y ojos penetrantes color azul. Bruno Bucciarati, uno de sus rivales cuando de la repostería se trataba.

Doppio no tenia en especial algo malo contra ese hombre, pero sus compañeros y su gerente Risotto lo odiaban totalmente a morir. Bruno y su esposo, Leone, tenían una tienda de dulce sardos en la cuadra de enfrente del lugar donde trabajaba. Ambos lugares se especializaban en la comida dulce, por lo cual fue algo evidente que serían competencia. Fuera esa la razón, o alguna otra, ambos establecimientos tenían una gran rivalidad.

Pero el chico de pecas solo dejó que Trish jugara en paz con los niños de esa pareja, él no estaba en contra de ellos y ahora que sus hijos se divertían tanto con su pequeña no habría forma de que pudiera negárselo.

·🌸·

Cuando el calor que irradiaba el sol se hacía más notable, la niña pelirrosa se despidió de aquellos dos niños con ternura, para luego caminar hacia su padre Doppio, que estaba revisando su celular algo viejo con funda de rana. Jaló con cuidado de su suéter rosa para llamar su atención. Inmediatamente Vinegar bajó su vista y vio a su hija con ojos adormilados, le sorprendió un poco que después de dormir tanto por la noche aun quisiera tomar una siesta. Este rio un poco y acarició su pequeña cabeza de infante con sus manos llenas de pecas.

— ¿Quieres ir a dormir, Trish? — Preguntó adorablemente, a lo que la de orbes verdes se tallo los ojos con torpeza y asintió con pocas ganas. Su padre suspiró con cansancio, parecía haber estado hablando con alguien. El joven pálido se levantó de la banca y tomó a la fémina de la mano, para después dar una última vuelta al parque antes de regresar a casa.

A la mitad del camino, mientras padre e hija tenían una agradable platica, la niña pareció darse cuenta de algo que le hizo entrar el pánico, pues se soltó de la mano de Doppio y comenzó a mirar por todos lados.

— ¿Pasa algo, princesa? — dijo el muchacho pelirrosa ante el comportamiento tan espontaneo de la menor. Paró en seco su paso sobre la acera y sintió como la pequeña jaloneaba de forma un poco brusca su mano, como si quisiera que le llevara a algún sitio.

— Papi... — le llamó con los ojos algo llorosos, a este punto el de ojos caramelo ya se había agachado y la abrazaba con fuerza — ¿D-donde esta Spice Girl? — sollozó con dolor, esa muñeca se la había comprado el pecoso en su cumpleaños número 4, con el dinero que había estado ahorrando del trabajo en el café.

↳ 🌸₊˚. ··· Sugar Daddy    »»-Dᴏᴘᴘɪᴏ x Dɪᴀᴠᴏʟᴏ-««Where stories live. Discover now