❝·Seis ·❞
La tarde del miércoles la habían pasado padre e hija arreglándose para el evento importante que tendrían en la noche con el señor Diavolo. Nunca iban a lugares elegantes o a cenas con gente que no fueran compañeros del café, debido a las pocas habilidades sociales y torpeza del joven de bellas pecas.
Pero esta vez, el pelirrosa iba con la mentalidad de conocer un poco más sobre su cliente, aquel hombre que se comportaba sereno junto a él y le había dado una buena oportunidad de ampliar su estrecho círculo de amigos por medio de una casual reunión en su casa.
Por lo que ya había deducido, el treintañero era bastante rico, tenía muchísimo dinero y era reconocido por allá en Nápoles y Venecia. Esa era la única información que tenía sobre él, no sabía nada sobre su familia, sobre como conseguía su dinero tomando en cuenta que trabajar en un supermercado pequeño no te vuelve millonario, sobre que otros trabajos tenia, entre otras muchas dudas que rondaban constantemente su cabeza.
Y se atrevía a decir, que era algo atractivo y si fuera una chica le gustaría conseguir a alguien como él. Pero él no era y nunca pensó en ser gay, pues creciendo en una casa cristiana le enseñaron que ser homosexual no era moralmente correcto. Pero quien sabe, la curiosidad no discrimina.
Como aquel hombre de ojos verdes le dijo que sería una cena informal, Doppio optó por usar ropa que meritaba la ocasión. Decidió esa noche usar un largo suéter lila que era algunas tallas más grandes a propósito, para esconder aquella figura delgada y pálida que lucía a diario; Unos pantalones cortos de mezclilla gastada que le llegaban a la cintura, que cubrían solamente 1/3 de su muslo, dejando a la vista sus piernas blancas; Y unos botines de plataforma alta para hacerle sentir empoderado esta noche, cuando más lo necesitaba.
A su hija, como de costumbre, le puso uno de sus bonitos vestidos que tanto le encantaba ponerle. Esta vez sacó de su ropero uno muy bonito lila que combinara con el suéter que traía puesto y la peinó en el peinado de siempre.
Vinegar miró el reloj de su teléfono y sus ojos se abrieron como platos, faltaba muy poco tiempo para que el hombre de cabellos rosas oscuros llegara por él, por lo cual abrió uno de sus cajones lo más rápido que pudo y agarro el primer brillo de labios que vio por ahí. Era color rosa tierno, con brillitos y estrellitas platinadas que destellaban sobre los bonitos labios del menor. Se lo aplicó con rapidez y salió corriendo a esperar afuera, obviamente primero viéndose al espejo unos segundos y tomando a su hija por la mano para que no se le fuera a olvidar que ella también venia.
El tiempo pasaba y el joven de ojos caramelo se hartaba de esperar, ¿tal vez sería que el señor Diavolo se olvidó de él o tal vez él se arregló demasiado temprano? No lo sabía, solo era cuestión de seguir esperando en la acera de la deteriorada calle.
Siguió jugando con sus delgados dedos y platicando con su tierna Trish hasta que un elegante y evidentemente costoso auto blanco de vidrios blindados llega y se estaciona justo frente a sus pies. El menor se emociona como un pequeño niño en dulcería y se levanta con ánimos, Sacudiendo sus ropas para eliminar cualquier partícula de polvo y suciedad que se haya adherido a él. Con entusiasmo va apretando la mano de su hija al ver que elementalmente era a quien esperaba.
Abrió la puerta de los asientos traseros y se deslumbró con lo pulcro que estaba el interior de aquel vehículo, todo el brillante cuero negro y la esencia de coche nuevo lo tenía delirando, pensando en la suerte que tenia de poder entablar una amistad con un hombre como Diavolo mientras abrochaba el cinturón de su pequeña para luego subirse el al asiento del copiloto, junto a su cliente frecuente del café.
— Hola dulzura, ¿Tanto tiempo estuviste esperando? — Saludó al pálido chico que se abrochaba el cinturón de seguridad junto a él. Le dio besos en ambas mejillas, como cualquier otro hombre saludaría en Italia, aquella acción que tomó por desprevenido a Doppio hizo que sus mejillas pecosas adquieran un tono rojizo, pero aun en ese estado decidió asentir ante la pregunta del mayor — lamento la demora, me llamó alguien del trabajo y tuve que atender — Se disculpó, encendiendo el carro nuevamente, aunque la disculpa era algo innecesaria, aún era temprano.
El joven de la trenza sonrió con ternura todo el camino, respondiendo ciertas preguntas que el otro le decía para mantenerlos entretenidos durante el camino a la casa que se encontraba a afueras del pequeño pueblo urbanizado.
Una vez llegaron y el joven Vinegar bajó del vehículo, su mandíbula cayó al suelo al ver tan gran mansión que se postraba ante sus ojos. Tenía una cerca negra muy grande alrededor, seguida de un jardin que se decoraba con preciosas flores de la temporada, arbustos grandes, arboles frondosos, un jacuzzi, e incluso una piscina que parecía haber sido limpiada esa misma mañana.
— Y ese es solamente el patio, querido Doppio, sígueme — El mayor con una gran sonrisa de superioridad lo tomó del hombro y lo guio a través cerco mientras buscaba sus llaves para abrir la casa. Ahí fue cuando el menor se dio cuenta que el hombre llevaba su cabello recogido en una masculina cola de caballo larga.
Una vez abrió, pudo sentir como su mandíbula afilada volvía a caer, el lugar era tan elegante y se veía tan costoso que una lagrima no dudó en caer por sus ojos. La vista era espectacular, pues el color blanco pulido dominaba gran parte del lugar, había diseños dorados al estilo victoriano por todos lados, pinturas que valían millones de dólares, cosas que nunca en su pobre vida pensaría que vería, pero sin embargo ahí estaba, parado frente a tales lujos y tan feliz de haber encontrado una amistad que le pudiese brindar tanto como él se atrevía a dar.
Diavolo tomó su delgada mano y lo llevó a una barra en una cocina tan grande que pareciese ser una industrial. Ahí le sirvió una cálida taza de té sobre un plato y le esbozó una sonrisa de confianza para que probara el té que el mismo se encargaba de pedir importar. Se sentó en una de las sillas altas de la barra y puso a Trish sobre su regazo
— Señor Diavolo, es todo un gusto está aquí — Dio las gracias, tomando entre sus dedos la taza de porcelana pintada a mano y llevándose el borde a la boca con cuidado de no quemarse. En cuanto sus papilas degustaron de aquella bebida caliente, sus ojos caramelo emitieron un brillo y prosiguió a tomar otro sorbo del delicioso elixir — Muchísimas gracias por el té — dijo con calma, aun los ojos abiertos ante el sabroso sabor de la infusión.
— Oh, todavía no es lo mejor — El de ojos verdes tomó igualmente un sorbo de su taza, mirando al joven a los ojos con paciencia — En cuanto lleguen mis colegas y dejen a sus hijos podremos iniciar la cena — Dejó su taza sobre el plato anexo y siguió observando al hermoso pelirrosa frente a él, su elección de ropa le hacía recordar la de una adolescente, pero este era mucho más atractivo que una chica, con sus jugosos labios siendo cubiertos por aquel hipnotizante brillo labial.
— ¿Quién cuidara a los niños? Trish puede ser muy inquieta a- — Un dedo sobre sus brillantes labios interrumpió sus palabras y el hombre de traje le guiñó un ojo, haciéndole saber que ya se había encargado de ellos.
— Squalo y Tiziano, esposos y en parte trabajadores míos los cuidaran, son geniales con los niños — Le tomó una manita a la niña que yacía sentada en sus piernas — Princesa, te van a encantar ellos dos, son muy divertidos — La pequeña le dio un besito en sus grandes manos como agradecimiento, y antes de que pudiera decir otra cosa, el timbre de la mansión resonó por el lugar, alertando la llegada de sus colegas de trabajo.
Se levantó del asiento, haciéndole señas a su invitado de cabello rosa para que le esperara un poco mientras se encargaba de atender a la puerta. Doppio solo le dijo que no era molestia esperar y le dio una tierna sonrisa con un leve sonrojo en las mejillas, no sabía si era por el calor que le estaba generando el suéter, pero el menor dejó pasar esto por delante.
Se quedo esperando junto a su hija unos cuantos minutos, cuando el ruido de unos cuantos niños pequeños se hizo presente en la casa. Esto hizo que su hija se impacientara y por aquella razón la bajó de su regazo y espero a que los nuevos visitantes se presentaran al cuarto, para poder saludarlos como se debía.
·🌸·
♥Gracias por leer♥
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↳ 🌸₊˚. ··· Sugar Daddy »»-Dᴏᴘᴘɪᴏ x Dɪᴀᴠᴏʟᴏ-««
Fanfiction🌸Vinegar Doppio es un joven de apariencia fresca que vive en Cerdeña y trabaja en orden de salir de su pobreza🌸 Diavolo es un hombre millonario que se muda a Cerdeña y busca compañia para salir de su soledad 🌸 Warnings: Age Difference 🌸 Explici...