Problems

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[Tres semanas después]

— Oh, mierda...

Murmuró Seo JungWoo, joven de veinte años, tiernos ojos café y cabello rubio delineando su delicado rostro lleno de pánico. Estudiante destacado en el profesorado de educación inicial y escritor frustrado.

Primer hijo de una amorosa pareja, sus padres eran dueños de un café y el y su hermano trabajaban medio tiempo en el.

Su vida era feliz. No había problemas.

Oh bueno, eso era hasta ese momento, mientras las lágrimas caían por su rostro y miraba el palito entre sus dedos.

Era blanco, alargado y en rosa marcaba dos líneas donde para el joven debía marcar una sola.

Esto no podía estar pasando, el no podía estar embarazado.

Para Seo JungWoo, no había nada peor que ello. Nunca creyó que eso pasaría así. No estaba en sus planes, ni en uno de sus planes de emergencia.

Quedar embarazado no era una opción.

Pero ahí estaba, aquel pequeño cúmulo de células formándose sin parar dentro de su pancita.

Mierda, mierda, mierda. No puede ser cierto.

Pero era cierto.

Aquella loca fiesta a la que YuKhei y KunHang lo habían arrastrado habia resultado en eso.

En aquella prueba de embarazo dando positivo.

Tres semanas atrás el había salido,  una de las pocas veces que lo hacía ya que prefería quedarse en casa a escribir.  Ese era su trabajo, el ya no era un adolescente de diecinueve años viviendo la vida loca. Tenía veinte, estaba estudiando para ser maestro, estaba ejerciendo su sueño de ser escritor. Y esa fiesta, esa fiesta fue su mayor error.

Tuvo que detenerse cuando vio a Lucas irse con su amiga dejándolo sólo con KunHang, que, sin querer aceptar sus indudables celos, mintió diciendo que no se sentía bien y lo dejó sólo.

Sólo en la fiesta de quien sabe quién, sin saber que hacer.

Se quedó parado, intentando ocultar su incomodidad y buscando con la mirada a Lucas.  Pero sus ojos encontraron algo mucho más interesante que eso.

Aun recordaba sus ojos profundos, negros como la oscuridad de la habitación en la que terminaron a los besos, en la misma en la que fue desnudado, mordido, acariciado y...

Desvirgado... ¿Siquiera dije que si?

Claro que lo dijo, lo recordaba al rojo vivo,  mientras empujaba al otro hombre a la cama y se subía encima de el, restregando su trasero en la creciente erección del otro.

Ni siquiera estaba alcoholizado,  lo hizo con completa consciencia.

Y ahora llegaba el turno de arrepentirse completamente de aquel caluroso recuerdo.

¿Lo peor? Sabía perfectamente quien había sido. Quien era el papa —que horrible se escuchaba— de las células acumulándose en su vientre.

Y si, le parecía increíble arrepentirse por haberse acostado con el chico más sexy de la ciudad.

Oh por dios...

¿¡Qué le diría a sus padres!?

LO IBAN A MATAR.

Había desobedecido la única condición que sus padres le habían puesto antes de dejarlo ir a la fiesta.

Al Bebe No Le Gusta [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora