Llorar. Para mi, un exceso de debilidad. Pero, igualmente lo hacía, en soledad.
Todo cambia en el momento en el que me derrumbo públicamente.
El error más lindo que siempre estuve esperando cometer.
Prólogo.
Llorar. Para mi, un exceso de debilidad. Pero, igualmente lo hacía, en soledad.
Todo cambia en el momento en el que me derrumbo públicamente.
El error más lindo que siempre estuve esperando cometer.