5

282 7 0
                                    

Zayn

La irritación aumenta ante su insistencia de que no necesitará todas sus cosas. Ya estaba enojado cuando supe que prácticamente se había estado muriendo de hambre para sobrevivir. Me juro que nunca volverá a para hambre. Nunca le faltará nada que necesite o desee.

—Accediste a esta aquí tanto como te necesitase —le recuerdo—Traeremos todas tus cosas aquí, pequeña musa.

Aprieta los labios y espero a que comience a gritarme en cualquier momento. Me sorprende cuando los alza en una tímida sonrisa.

—Solo quiero decir que no necesitaras un equipo de mudanza porque no tengo muchas cosas. Todo lo que poseo cabe en un par de maletas.

Sus palabras me enojan y a la vez me parten el corazón por ella. ¿Por qué no ha estado cuidando alguien de esta preciosa gema? Se merece el mundo y voy a ser el que se lo dé. Debería sentirme afortunado de que nadie la haya arrebatado ya.

Le acerco la libreta y el bolígrafo y miro sus hermosas piscinas jade.

—Haz la lista, nena. Ya que no tienes otra cosa que vestir, todavía voy a enviar a alguien por tus cosas.

—De acuerdo. —Se encoge de hombros con indiferencia, pero sus ojos se iluminan de felicidad. Incapaz de resistirme, entro en su espacio y bajo la boca a la suya. Nunca tendré suficiente de su sabor. Paso la lengua por el borde de sus labios e inmediatamente los abre para mí. Buena chica.

Hundo las manos en su cabello y acuno su cabeza mientras me sacio. Con el tiempo, sé que si no me detengo, la lanzaré sobre la encimera y me abriré paso en su interior hasta que no tenga la energía de protestar sobre querer irse de aquí. Pero así no es como debería ser nuestra primera vez, así que tomo una profunda respiración y me aparto de ella. Parece aturdida y hambrienta de deseo, y cuando saca su lengua rosada para lamerse los labios, casi cedo, pero me recuerdo que esto es sobre ella deseando quedarse. Tiene que ver que puedo cuidar de ella en todas las maneras.

Con un rápido beso en la cima de su cabeza, todo el cuaderno con los dedos y salgo de la cocina. En el último segundo, me giro y tomo su bolso, llevándolo conmigo. Me encamino al despacho. Paso la mayor parte de mi tiempo trabajando en el estudio, pero tengo un despacho en mi casa para toda la mierda de negocios. Una vez estoy allí, me siento en la silla de escritorio de cuero gris y lo dejo sobre mi simple escritorio de madera oscura.

Alcanzo en mi bolsillo para sacar mi teléfono móvil, pero saco uno distinto y recuerdo que me quedé el de Gigi. Es una basura y pongo uno nuevo en mi lista de cosas que comprarle. Después de tomar el mío, hago una llamada y me aseguro que alguien estará en su casa para empacar sus cosas en menos de quince minutos.

Estoy tentado de dejarlo todo allí y simplemente comprarle ropa nueva y artículos de tocador, pero no sé si hay algún recuerdo del que no querrá desprenderse. Hablando de ropa... lanzo una última orden en el teléfono antes de colgar.

—No toque su ropa interior —espeto—. Simplemente déjela.

Después, llamo a mi asistente, que afortunadamente es una mujer, y le indico que pida todo un nuevo guardarropa para Gigi. Con su altura y peso detallado en su licencia y habiendo visto tanto de ella cuando apenas había estado cubierta por su "uniforme", soy capaz de estimar su talla con confianza. Esto funcionará por ahora. Una vez le consiga algo de ropa, puedo llevarla fuera a elegir lo que quiera.

Hago unas cuantas llamadas más, añadiéndola a mi cuenta bancaria y tarjetas de crédito. Cuando he terminado, vuelvo a meter su licencia y teléfono móvil en el bolso, pero lo dejo en mi oficina cuando regreso a la cocina. Parece tonto, pero me siento mucho mejor sabiendo que he cuidado de ella. Si, Dios no quiera, me sucede algo ella todavía será cuidada. Nunca prescindirá de su nombre en mi cuenta bancaria.

MUZE ~ Zayn - GigiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora