P R O L O G O

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Nunca nadie en westeros había presenciado tal tormenta. Llovía a torrentes y la capital se llenaba de agua. El viento levantaba olas monstruosas que hacían temblar al más experimentado capitán.

En la imponente fortaleza edificada en piedra rojiza en lo más alto de la colina de Aegon, en un enorme y frío cuarto que se iluminaba por completo con cada destello de luz producido por los rayos se encontraba la reina,acompañada por un grupo de doncella y la partera.

Cersei había odio decir que la cama donde se daba a luz era el campo de batalla de una mujer y en caso de que así fuera ella estaba preparada para la guerra.

Al final del pasillo se escuchaban los gritos de la joven al son de cada trueno como si de rujidos se trataran. La lluvia que salpicaba por los ventanales se mezclaba con el sudor de la exhausta reina que apenas soportaba el dolor de cada contracción y aún así su hijo se negaba a venir al mundo.

Finalmente cuando Cersei estaba apunto de desfallecer la tormenta cesó, hubo calma y aquel frío cuarto golpeado por la fuerza de la tormenta más feroz de todo el continente quedó completamente en silencio por unos minutos hasta que finalmente el llanto de un bebé inundó los pasillos de la fortaleza roja.

-es una niña, mi señora... felicidades- decía la partera mientras le ofrecía a la agotada reina aquel pequeño bebé envuelto en sábanas de seda.

Cersei la tomo en brazos y sonrío, era demasiado hermosa y definitivamente se trataba de la semilla de Robert, lo sabía por sus pequeños mechones de cabello azabache como todos los ciervos, sin embargo con ella compartía el verde esmeralda de sus ojos de leon.

Al otro lado de la gran puerta de madera se encontaban Tywin y Jaime Lannister, este último iba y venía caminando en medio del pasillo ansioso por ver a su hermana.

-pueden entrar mis señores- anunció una joven sirvienta al momento en que abría la puerta y les cedía el paso.

Jaime corrió hacia su exhausta hermana para asegurarse de que estuviese bien. Inmediatamente quedó embelesado con la belleza de su sobrina.

-se parece a ti- exclamo el joven leon con una sonrisa mientras mecía en sus brazos a la pequeña princesa.

Tywin  Lannister simplemente se limitó a observar con apatía a su primera nieta, la cual le regaló una sonrisa generando en este una pequeña mueca, por instinto el abuelo extendió la mano al pequeño rostro de la bebé quien tomó uno de sus dedos con su pequeña manito, consiguiendo así desarmar por completo la coraza del viejo leon.

Mientras Jaime jugaba con la bebé Tywin estaba furioso por la ausencia de Robert en la habitación y mandó a una sirvienta a buscarlo.

Robert quien se casó por obligación y sin amor se encontraba en el salón del trono sumido en sus pensamientos melancólicos acompañado por una copa de vino. El nunca quiso el jodido trono, lo gano como suerte de premio de consolación ya que todo lo que  anhelo en su momento le fue arrebatado cruelmente de sus manos.

-disculpe mi señor, la reina ya dio a luz y el señor Tywin me envió a buscarlo- una sirvienta interrumpió sus pensamientos, la mujer bajo la cabeza esperando alguna respuesta.

-muy bien- dijo terminando su copa de vino. -dime donde está mi hijo-

-en los aposentos de la reina mi señor- replicó la muchacha.

Robert se dirigió hasta aquel cuarto y al abrir la puerta se topó con los pedantes leones, lo cual lo disgusto.

-¿donde está?- preguntó Robert.

Cersei señaló con su mirada el pequeño sobre de seda que sostenía en sus brazos. Robert se acercó y tomó al bebé en brazos.

-es una niña- dijo Cersei con una sonrisa ante el extraño rostro de su esposo.

Cersei era una bella muchacha y su padre lo ayudo a quedarse en el trono pero el nunca pudo amarla como amo a Lyanna stark.

Robert creyó que nunca iba a volver a sentir algo con esa intensidad hasta que sostuvo a su bebé en brazos. Vio en esos profundos ojos verdes la fortaleza que necesitaba. En ese instante el mayor de los ciervos supo que no todo estaba perdido. Entendio que iba a poder ser feliz nuevamen y que ella seria su vida de ahora en más. Después de todo ella era su semilla, su sangre corría en las venas de aquella pequeña y frágil bebé.

-es hermosa- exclamó colmado de felicidad -gracias, Cersei- ese gesto lleno de alegría a la reina.

La joven pareja decidió para su primogénita el nombre de Johanne como una variante del nombre del nombre de su abuela fallecida Joanna, cosa que alegro a Tywin.

Así fue como esa noche en medio de la tempestad nació la princesa Johanne de las casas Baratheon y Lannister. La princesa de la tormenta.







 La princesa de la tormenta

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A LIONESS QUEEN -Game Of Thrones-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora