—¿Así que esto soy para ti? — La pregunta salió amortajada en una voz que amenazaba con convertirse en llanto. Sus labios temblaban, negándose a dejar salir una palabra dignamente pronunciada — ¿Solo esto?
Bruce lo miraba fijamente, las pupilas azules que aquella mañana lo habían mirado con una sonrisa, ahora le regalaban un vistazo al vacío. No había querido siquiera darle el paso a su despacho, Clark no necesitaba ese tipo de permisos. Clark podía hacer lo quisiera, y reclamarle era una de ellas.
—¿No dices nada? — No respondió a la pregunta. No tenía nada que decir, sí ¡Joder! Sabía de lo que hablaba, pero no tenía ninguna excusa a su favor, no tenía nada que decir al respecto— Yo… Fui un idiota — Se llevó una mano a la cara, Bruce lo miró. Clark solo hacía ese gesto cuando estaba desesperado, había aprendido a conocerlo tan bien, justo ahora hubiera preferido no hacerlo — ¡Confíe en ti! Hice oídos sordos a todo… Porque decidí que tu palabra valía más que cualquier otra cosa.
Sus manos revolotean inquietas. Hubiera jurado que el roce del anillo de plata le había cortado un dedo, pero él era Clark, cosas como aquellas no le hacían daño. Lanzó con furia el anillo de compromiso en su cara. Ni siquiera lo miró, solo dio media vuelta por el mismo camino por donde había entrado.
El crujido del pomo seguido de un estruendo lo hizo parpadear. El anillo dejó de girar y se quedó quieto en un sonido sordo. La habitación se sumió en el silencio. Cayó en su silla en un movimiento triste y apesadumbrado. Había perdido a Clark, lo había perdido todo.
Hace cinco años un Bruce Wayne, supuestamente borracho, caminaba en medio de sus invitados, sosteniendo con gracia despreocupada una copa de champagne en su mano que de vez en cuando removía hacia algún comensal en forma de saludo. Casi no podía dar ni medio paso cuando algún amigo lo paraba para hablar sobre cosas aburridas que no venían al caso. Hizo como si escuchara, como si interesara, como que si aquello fuera de su gusto, sonrió como el Playboy que era y dedicó sus halagos más impertinentes.
— Señor Wayne, una pregunta para el Daily Planet — Lois se acercó con una grabadora al pequeño círculo que no tardó en desintegrarse. Clark luchaba por encender la nueva cámara,tecnología de esas cosas no eran su fuerte.
—¿Desde cuándo se fabrican reporteros tan guapos? —Bruce alzó una ceja mientras miraba detrás del hombro de la chica. Ella alzó una ceja de regreso y le dio un codazo a Clark que de inmediato levantó su vista. Los ojos azules que gritaban granjero de Kansas se chocaron con los azules del príncipe de Gotham.
La cámara se resbaló de sus manos y su cuerpo se quedó tan rígido como la primera vez que había visto con sus rayos x hacia todos lados sin querer. Pensó que algún saludo había salido de su boca, pero la verdad era que se había quedado inmóvil mirando al otro.
— Al parecer también adorables — La copa de champagne se removió en su dirección y luego estaban siendo rozados por los labios de Bruce.
—Lo siento, primer día… Pero díganos Sr. Wayne ¿Cuál es el objetivo social de esta nueva campaña que implica los…? — Louis movía sus labios, Bruce estaba concentrado en perderse en los ojos azules del nuevo reportero, Clark, aprovechando de sus habilidades extras, estaba demasiado ocupado escuchando los latidos de Bruce que se le provocaron agradables — Clark.. ¡Clark! —La mano de la mujer frente a él lo hizo volver a tierra —Al menos si el Sr. Wayne no contesta mi pregunta hazle una foto.
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¿Eso soy para ti?
FanficBruce y Clark están a punto de casarse, de repente, ya no están comprometidos. Mientras tanto, Batman y Superman se hacen buenos amigos.