Verse de nuevo en la Atalaya no había sido una tarea sencilla. Por un lado Superman estaba lo suficientemente incómodo sin saber si debía disculparse o si quiera debía cruzar palabra con el otro y por otro Batman parecía actuar como que si aquello no hubiera ocurrido, agregando más incertidumbre a los pensamientos del hombre de acero. Sin embargo, siendo sincero con sigo mismos, ambos tenían constantemente en la cabeza el mismo pensamiento desde aquella mañana cuando se vieron: El beso.
—¿Qué tal si nos vemos? —Todos se habían ido. Solo estaban ellos dos en la sala. Superman lo miró sin entender, un gruñido por parte del murciélago se escuchó— Vernos, digo… Ya que ha pasado lo que ha pasado… — Rompió aquella regla muda que se había creado sobre no hablar del tema, pero Batman era un hombre directo, no había con él lugar para la redundancia ni los infantilismos.
La pura verdad era que necesitaba urgentemente sacarse a Clark de la cabeza, casi que se estaba volviendo loco. No podía parar de pensar en su ex prometido y quería quitarse el mal rato con alguien, ya decía Alfred que ‘Un clavo no saca a otro clavo’ pero eran situaciones desesperadas. Aunque su intención tampoco era jugar con el otro, quizá si lo intentaba con alguien que estaba en su misma posición las cosas podrían resultar más fácil.
—Dices de ¿Vernos? ¿Cara a cara? ¿Los otros ‘nosotros’? —Esta vez fue el turno de Batman de mirarlo extraño. Asintió, sin emitir sonido. Sería más fácil, era Superman y no podía negar que tenía figura de pecado, pero a veces tenía la sensación de que se le escapaba lo obvio.
Si tan solo hiciera caso a esos refranes populares de Dick como: El mundo es un pañuelo, Bruce. Y vaya.
—El parque central de Metrópolis, a las 17, cerca de la fuente. No tardes— Y desapareció por el tubo Zeta.
La mayoría de las veces se hacía el idiota, otras veces lo era y no se daba cuenta (Las consecuencias de ser granjero, como algunas veces le había dicho Bruce), pero otras, era consciente y aún así, decidía serlo, porque, bueno, a veces en la vida tenía que tomar riesgos como Clark ¿De verdad Batman merecía que supiera su identidad secreta? Él también estaba dispuesto a revelarse, suponía que sí, porque creía en las personas, ese era su peor debilidad. Por su parte, Bruce pensaba si estaba tomando decisiones correctas, al fin y al cabo ya conocía al superhombre ¿Qué podía salir mal? Además, si iban a trabajar juntos en eso de salvar el mundo ¿No requería eso cierto traspaso a la confianza? Quizá con alguien que compartiera los mismos secretos y las mismas angustias de transitar por la vida fuera algo fácil. Egoísta.
Así que allí estaba, parado a un lado de la fuente. Se sentía un severo idiota, seguro que algún paparazzi ya le había tomado alguna foto y sería nota de revista al día siguiente. Cerró los ojos un momento y suspiró, Superman o quien quiera que fuese su otra identidad debería aparecer, él lo sabía.
Clark caminaba hacia atrás, en una táctica poco inteligente, mirando hacia todos los lados que le eran posibles intentando encontrar a alguien lo suficientemente oscuro como para pensar que era el hombre murciélago. Dio un paso atrás:
—¡Auch! Lo sien… —Clark se acomodó los gafas. Había chocado.Trago algo de saliva, incómodo— B-bruce…
—Clark…
Se miraron un momento a los ojos. Clark pensaba que tenía mucha mala suerte, Bruce por un milisegundo pensó que había sido algo así como el destino tener que encontrarse. Cuestión de buena o mala suerte ¿Quién sabe?
—¿Qué haces en… Bueno, aquí? —Preguntó el hombre de la ciudad del sol. El príncipe de Gotham calló por un momento.
—Una cita — Dijo sin más, como que si fuese algo obvio, como que si fuera algo común que se le decía a la persona con la que te ibas a casar y de la que aún estabas enamorado.
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¿Eso soy para ti?
Fiksi PenggemarBruce y Clark están a punto de casarse, de repente, ya no están comprometidos. Mientras tanto, Batman y Superman se hacen buenos amigos.