Bleu; larry stylinson [bottom!louis] [traducción]

12. Blue On Blue.

I want you more
Than I ever wanted
Than I ever needed
Anyone I ever knew – James Blunt, Blue On Blue
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advertencia: Harry será un gran gilipollas en este capítulo.
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Es una tarde de lunes cuando Harry está sentado pacientemente en la sala de espera de la oficina del terapeuta local. Él está abrigado con un anorak y una bufanda, hojeando una novela que trajo de casa. Tiene el día libre y trajo a Louis a su cita, ha pasado casi una hora desde que el chico desapareció detrás de la puerta cerrada. Él suspira suavemente y voltea la página al mismo tiempo que la campanita sobre la puerta tintinea.

Levanta la vista de las páginas y se pone rígido en su asiento. Parada y vistiendo una larga gabardina marrón oscuro con una bufanda de seda envuelta alrededor de su cuello está la Sra. Millard. Ella está encorvada sobre el escritorio de la recepcionista, hablando en voz baja. Harry se inclina más cerca y solo escucha el último fragmento de sus palabras.

— -aquí por él.

—El Sr. Constantine está con un cliente en éste momento, él estará ocupado todo el día.

La Sra. Millard resopla por su nariz y se endereza de nuevo. Ella asiente una vez y le da un pequeño sobre a la recepcionista. Mientras la mujer se aleja del escritorio, atrapa los ojos curiosos de Harry. Todo el color drena de su cara antes de que salga corriendo de la oficina. Harry se levanta en un segundo, cerrando de golpe su libro y siguiendo a la mujer.

Afortunadamente es un lunes por la mañana y las calles están despejadas. Cuando Harry abre la puerta de vidrio, la ve apunto de cruzar la calle pero él se lanza hacia adelante y agarra su muñeca.

La Sra. Millard se voltea con el ceño fruncido. —Oficial Styles.— Ella trata de irse de nuevo pero Harry la aleja del bordillo. —¿Lo puedo ayudar?— Pregunta con rencor.

—¿Qué está haciendo aquí?— Harry levanta una ceja, escaneando el atuendo de la mujer. Como siempre vestida con la ropa más lujosa. —¿No debería de estar buscando a su hijo?— Dio directo en el punto.

Por un momento, la cara de la Sra. Millard cae antes de que incline su cabeza. —¿Él se lo dijo?— Ella pregunta, sus ojos están escondidos detrás de un par de gafas costosas las cuales no son aptas para el clima invernal.

Harry frunce el ceño. —¿Quién?

—Quinn.

Harry levanta ambas cejas. —¿De qué está hablando?

—¿Quinn Constantine se lo dijo?— La Sra. Millard pregunta con una ira calmada en su voz.

Harry afloja el agarre de la muñeca, y da un paso hacia atrás, la nieve crujiendo debajo de sus botas. Las palabras del Dr. Constantine se repiten en su cabeza y se siente terriblemente vulnerable bajo la mirada de halcón de la mujer. El viento frío pica sus mejillas y lame sus labios, pensando.

—Entonces supongo que lo hizo.— Ella endereza su postura y junta sus manos, exhala por su nariz, su respiración sale en forma de soplo blanco. —¿Me va a arrestar?

—Louis,— el chico levanta la mirada. —¿Estás aquí solo?

El chico de Londres muerde su labio, mirando a su alrededor. Ha estado parado en medio de la sala de espera durante unos diez minutos, él solo asume que Harry fue por un café o algo ya que el hombre no está a la vista. —Supongo que lo estoy.— Se siente indefenso sin Harry, pero al mismo tiempo, siente que finalmente puede respirar.