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La campana sonó en todo el edificio anunciando la hora de receso, inmediatamente todos guardaron sus cosas y salieron para comprar algo a llenará sus hambrientos estómagos.

— Nam hyung, quiero hamburguesa — lo miro con una sonrisa cuadrada mientras caminaba al centro de la cafetería.

— Taehyung, sabes que no puedes comer ese tipo de comida ¿verdad? — lo miro con una media sonrisa.

— Lo se pero se me antojo éso ¿puedo comerlo? — volvió a repetir pero está vez en una súplica.

— Lo siento Taehyung, no puedo dejar que comas eso — le revolvió el cabello. — mejor come verduras y un fresco natural es mucho mas saludable —

— Pero...está bien — dijo derrotado.

— Muy bien vamos — se acercaron a la fila.

Esperaron a que atendieran a los demás aun que le habían dejado paso para que agarrara él primero pero no quiso, así las personas volvieron a sus lugares.

— Eres un gran chico Taehyung — Namjoon estaba feliz por la buena educación que le había dado al menor.

— ¿Que pedirán? — una de las personas que atendían sonrió esperando.

— Una ensalada de verduras y un jugo de naranja por favor — sonrió apretando sus manos con un pequeño nerviosismo, la chica lo miraba con una linda sonrisa asintiendo.

— Igual que él también — cuando terminó de hablar la chica volvió asentir.

— Muy bien ya se los preparo — dijo dando media vuelta, pasaron 6 minutos cuando les dieron sus comidas y fueron a sentarse en una de las mesas vacías.

Cerca de una mesa que era ocupado por una sola persona tomando una malteada.










                  En la casa blanca










— Señor presidente....señor presidente — hablo cada vez un poco más fuerte mientras un hombre joven estaba a su lado. — señor presidente —

— Dime — se removió en el sillón abriendo sus ojos para segundos después sentarse — ¿Que sucede michelle? —

— Señor el Joven Kim a llegado — se alejo un poco para darle espacio al hombre que camino frente al presidente.

— Bienvenido, lamento mucho que me hayas visto de esta manera — rio estrechando sus manos.

— Muchas gracias señor presidente y no se preocupe — sonrió con esos hermosos labios carnosos de color rosa. — es un honor estar aquí, mi nombre es Kim seokjin y tengo 25 años —

— Eres Coreano igual que mi hijo, te pareces un poco a él — los dos rieron tomando asiento. — te he traído aquí para decirte que fuiste contratado para cuidar de mi hijo, serás su nuevo guardaespaldas —

— Pero su hijo ya tiene un guardaespaldas mi señor — interrumpió michelle viéndolo confundida.

— Entre dos mas mejor, quiero que mi hijo este muy bien protegido — bajo un poco la mirada lamiendo sus labios. — temo que la seguridad de Taehyung esté en peligro ahora que estoy lejos de él —

Seokjin siendo un hombre caracterizado serio y un poco frío en la academia de guardaespaldas, sintió pena por el hombre que mostraba una mirada triste y preocupada.

— Será un honor para mi cuidar a su hijo señor, no se preocupe él estará sano y salvo — se puso de pie.

— Muchas gracias, hoy viajará a Corea puedes pasar con michelle a la sala ella te dará todo lo que necesites —

— Si señor presidente — con una sonrisa emocionada volvió a inclinarse agradecido, últimamente no había podido conseguir trabajo después de haberse enfermado, hasta que hace unos días fue invitado al despacho del mismisimo presidente siendo contratado para cuidar de su hijo, estaba de suerte.

— Muy bien pueden retirarse —  michelle y Jin caminaron a la salida y cuando estuvieron apunto de irse fueron detenidos. — esperen, olvide algo — camino rápidamente a uno de los dos sillones dónde se encontraba una bolsa blanca — hoy es el cumpleaños de mi hijo y no pude estar con él, podrías ayudarme entregándole esto por favor —  le extendió la bolsa.

— Claro que sí — agarro la bolsa con sus dos manos saliendo.









Kim Taehyung











Miraba con un brillo en sus ojos uno de los tantos anuncios sobre la pared blanca de la salida de la academia, era de la academia en china donde podían aprender artes marciales y muchas cosas relacionadas, él castaño tenía una gran obsesión con aprender desde pequeño pero su padre no le dejo.

— Que miras Taehyung —llego Namjoon al frente de la academia después de que se había detenido para lanzar un objeto en el basurero.

— Nam hyung, quiero aprender artes marciales — estaba tan ansioso en entrar a la clase y ver a todos practicándolo que una enorme sonrisa se mostró en su rostro de porcelana.

— El presidente no quiere que te lastimes Taehyung — suspiro recostándose en la pared y suspirar cuando estaba haciendo un poco de calor.

— No soy un niño, ya cumplí la mayoría de edad y puedo hacer lo que yo quiera — lo miro con seriedad cruzándose de brazos sacándole una carcajada al mayor.

— No lo creo mucho, tu padre siempre te a prohibido casas así que creo que aun puedas hacerlo — le removió los cabellos cuando esté bufo molesto, con una pequeña risa aún camino al auto.

— Pero quiero entrar — se acerco en pequeños saltitos en modo de una rabieta.

— Claro, puedes entrar — le sonrió alzando una ceja esperando la reacción del contrario.

— ¡Enserio! — se detuvo mirando sorprendido.

— Puedes entrar pero al auto ya es hora de la cena — abrió la puerta trasera señalando el interior del auto.

— No puedo creerlo que te burles así de mí — con enojo entro y cerró de un portazo frunciendo el ceño.

— No te lo agarres con la puerta — se burlo mirando por el retrovisor como él menor volteaba a otro lado.

— No me hables — se cruzó de brazos y miro por la ventana cuando el auto comenzó a moverse.

Namjoon solo río burlándose del castaño mientras manejaba hasta la mansión.

























El hijo del presidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora