Capítulo I: Un nuevo viaje.

7 1 1
                                    

Al día de hoy tengo ese recuerdo constante en mi mente, a mi edad de 84 años recuerdo esos acontecimientos que sucedieron en ese pueblo; aunque hayan pasado 67 años de ese fatídico día, aún tengo grabado esa silueta, ese rostro y ese maldito momento donde los segundos se convirtieron en horas y por un instante creí que había muerto.

Todo empezó en el año 1936 cuando yo acaba de cumplir 17 años; mis familiares fueron a mi hogar e hicieron una gran comida por mi cumpleaños, tan rápido como comenzó termino; no sabía en ese momento que el siguiente día cambiaria mi vida totalmente.

(Una mujer sube apresuradamente y toca con fuerza la puerta de una habitación)

Mujer: ¡Ya despierten que si no llegaran tarde!!!

Aquella es mi madre, una señora muy alta, llegando a medir 2 metros, robusta y pelirroja. Aquel día nos despertó antes de que saliera el sol, para ir tempranamente a lo que sería nuestro hogar durante 2 meses; la escuela católica Tunsdrawn, apartada de toda civilización, a unas 6 horas de mi pueblo natal, "Hidinois" un pequeño pueblo situado en un gran valle, repleto de personas de todo tipo y religiones. La mayor parte del pueblo era católico y desde hace décadas es costumbre que los hijos a los 17 y 18 años vayan a la escuela Tunsdrawn durante dos meses para convivir más cerca de Dios y aprender más acerca de él.

En seguida de que mi madre tocara la puerta de una de las habitaciones yo y mis hermanos bajamos para irnos a la entrada del pueblo donde estarían esperando los autobuses; iría con mi hermano mayor de 18 años Javiel y mi hermana menor por un par de meses Violet, para ella y yo sería algo nuevo, ya que mi hermano ya fue el año pasado a los 17 años, como nosotros ahora.

Javiel: Asustado Micael?

Micael: un poco siendo sincero.

Javiel: no te preocupes harás amigos fácil.

En eso mi padre bajo, señor alto pero por unos centímetros más bajo que mi madre, aparentando ser un hombre duro y estricto, pero en realidad era todo lo contrario, siendo muy amigable y protector con nosotros; mientras mis hermanos sacaron lo pelirrojo de mi madre yo saque el pelo café oscuro de mi padre. En cuanto el bajo partimos hacia la entrada del pueblo, ya que no necesitábamos empacar porque allá nos darían ropa y un cuarto, aunque llegamos cuando apenas los rayos del sol salían, muchos jóvenes ya habían llegado antes que nosotros, para ir al mismo destino, un conductor de los autobuses nos ordenó hacer filas, pero en cuanto dio señal para subir, todos salieron corriendo a los autobuses; al estar desprevenido no soporte la estampida de jóvenes que vinieron hacia a mí.

En seguida fui empujado y pisoteado por la mayoría de ellos, en el piso adolorido e inmóvil vi como en cuanto se llenaban los autobuses arrancaban de inmediato; ya después de que pasaron todos sobre mí, intente con esfuerzo levantarme, aunque lo logre tenía varios moretones en mi piel, partí en seguida para alcanzar el ultimo autobús, pero a pocos metros de alcanzarlo el chofer arranco sin darse cuenta de mi presencia, una gran nube de polvo se levantó por el arranque del gran autobús.

En seguida me entro pánico de saber que diría mi familia, ya que ir a esa escuela era algo imprescindible en el catolicismo, tanto como ponerle nombre a un hijo. A punto de llorar por lo que me harían mis padres, escuche algo que me lleno de satisfacción, las puertas de un autobús abriéndose a lo lejos, a la distancia vi adentrado en el valle un autobús muy parecido a los que llevaban a la escuela Tunsdrawn, dejando de lado que estaba muy descuidado y con marcas de óxido en todas partes, decidí de inmediato correr para alcanzarlo y partir a mi destino; aunque me asustaba la idea de que no fuese al mismo lugar donde iban los demás autobuses, me aterraba mas pensar que me harían mis padres como castigo al dejarlos en vergüenza al no asistir a la escuela católica.

La comunidad.Where stories live. Discover now