Capítulo VII: De vuelta a Ajg

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Las nubes corrían, el tiempo pasaba, los minutos se hacían horas. No sufría, no se sentía vivo, no tenía aliento, tan sólo era como un recuerdo, un sueño del que no podía escapar, del que no podía despertar. Los oídos empezaron a pitarles, casi no lo apreciaba, pero el sonido cada vez era más fuerte y si pretendía no hacer caso al sonido, más fuerte se hacía. Le iban a explotar los tímpanos, los ojos empezaban a arderles. Escuchaba miles de voces a la vez, no podía entender ninguna de ellas. Un abismo le separaba de sus amigos, intentaba llegar hasta ellos y volver en sí, pero en lugar de eso, la oscuridad le iba poseyendo poco a poco, dejándolo en un mar de sombras y penumbras. Pero al fondo de la oscuridad había un perfecto paisaje, una montaña donde recorría un río. En aquel río había un hombre, estaba de espaldas y no podia verlo bien, estaba tapado con una capa. Se fue acercando poco a poco a aquel hombre, esquivando matorrales, grandes piedras y ramas caídas. Llegó hasta el borde del río, adentrándose en el agua, el hombre alzo la vista percatándose de que tenía a alguien detrás. Calh se paró, creyendo que algo iba a pasar, en cambio el hombre seguía allí parado. Fue a dar un paso más cuando el hombre se dio la vuelta y vociferó, el susto hizo caer a Calh, no era un hombre, era aquel elfo oscuro, aún con la cara oscurecida por la capa, tan sólo diferenciaba los ojos. El elfo oscuro sacó la espada y Calh fue desplazándose hacia atrás de espaldas ayudado por las manos, mojándose por completo. El terror le atrapó, fue a llevarse la mano a la empuñadura de su espada, pero no la llevaba, no podía hacer nada, estaba en manos de aquel elfo. De repente una intensa luz llegó por detrás espantando al elfo oscuro y haciéndole huir. En ese preciso momento volvió a la vida, sin aire que respirar, exhaustado y debilitado, sin saber qué había ocurrido y ni tan siquiera qué estaba sucediendo. Cuando volvió en si, pudo ver a su hermano llorando su muerte. Con las suficientes fuerzas extendió el brazo sobre el hombro de Findor, que reaccionó y sentó a Calh abrazándole.

- Hermano, te creía muerto. – dijo tras segundos de intensos apretones

- Me llevó la oscuridad, pero he vuelto, tengo mucho por lo que luchar aún.

- Cuando te recuperes bien, tenemos que hablar de una serie de cosas – dijo más serio y fijando su mirada en Gorgisson que estaba poco más lejos.

- Hermano, no desconfíes de él, personas mucho peores que él los tienes por amigos inconmensurables. Todo se aclarará pero todavía no, debemos ir en busca de refugio, se avecina tormenta. – dijo mirando las nubes negras que se aproximaban peligrosamente acechando una dura tormenta.

Terminó de levantarse con ayuda de su hermano, miró a su alrededor y vio muchos hombres de Gorgisson en el suelo. En lo que en realidad se fijó fue que habían unos al frente del bosque, pero otros mucho más atrás, atacados por detrás. Se dio cuenta de que su fallo habia costado la vida de muchos hombres en el campo de batalla.

- ¿Qué ha pasado aquí? – pregunto a Calh que acababa de verlo

- Nada de importancia, un pequeño fallo, nada más.

- Pues no tiene pinta de ser nada más que un pequeño fallo, hermano. – dijo y mirando a Thor que estaba a pocos metros de él.

Thor se quedó mirando a Findor y atemorizado giró la cabeza.

- En ese caso refugiémonos ya. Vayamos a Ajg, aún quedan alimentos suficientes para toda la hueste.

Marcharon rumbo a Ajg. Ahora iban Findor, Calh, Uriel y los dos portaestandartes al frente y detrás los acompañantes de Calh, y Thor.

Findor se acercó a Calh para hablar entre susurros y secretos.

- ¿Qué es lo que ha pasado, hermano? ¿Cómo es que seguís en estas tierras?

Calh, el Caballero Negro (sin revisar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora