•Not Eat• {Chanin}. Adaptación

°~ t w o ~°

El lugar en el que estuve no mejoró mi salud mental hasta pasados dos meses. Dos tortuosos meses en el que mi único contacto con los humanos se resumía a la interacción con las enfermeras Nayeon y Jihyo, además de otras personas con trastornos mentales y alimenticios.

El horroroso hospital siempre me hacía crespar los pelos. Pero esto era particularmente sombrío. Todavía sigo sin discernir si era por los cuadros del sistema digestivo, por el olor o el color blanco de las paredes que hacian resaltar el tono frío de las luces. Tal vez no era nada de eso y era yo con solo un buzo dentro de un lugar gigante el cual las estufas no alcanzaban a calefaccionar. Lo gracioso es que mis padres se habían quitado las camperas y luego quedaron en camiseta. Recuerdo que sentía que estaban locos, pero en realidad el único que tenía frío en ese lugar era yo.

Yo y los demás internados.

El primer día que pisé ese lugar fue para una entrevista la cual terminó en lo obvio: padecía anorexia con un índice de masa corporal de 13.4. Resumiéndote, si no comenzaba a comer moriría en cualquier momento.

Recuerdo la cara inexpresiva del doctor Kim, conocido de mis padres. Recuerdo haberlo visto en alguna reunión o haber ido a su casa a cenar. También recuerdo a su hijo. A decir verdad, ellos no se parecen en nada, supongo que Yugyeom será parecido a la madre. Volviendo al tema, me pesó, me midió, hizo pocas preguntas y me dijo que me retirara y que les diga a mis padres que ingresen. Tuve que quedarme afuera esperando a mis papás, tiritando de frío.

"Ten." Una chica que pasaba por ahí con mantas me paso una. Leí en su placa Jihyo, un nombre bastante bonito. Me sonrió sin mostrar los dientes y la tomé. Ella dejó el resto en una silla y se sentó a mi lado mientras se acomodaba el uniforme blanco que llevaba puesto. ¿Acaso todo este lugar tiene que ser blanco? "Tienes bonito cabello." Proseguí a cubrirme, juro que sentía como en cualquier momento me resfriaría.

"Muchas gracias, Jihyo..." No sabía como reaccionar, desde que mis padres se enteraron de mi enfermedad no pude interactuar con nadie que no sea ellos, tampoco pude salir de casa y mucho menos pude verte. El doctor había dicho que no era seguro que esté afuera mientras padezca de un cuadro depresivo. Tenían miedo de que pudiera cometer cualquier acción desafortunada. ¿Puedes creer que hasta tuve que dormir dos noches seguidas en su cama y en ningún momento me sacaron los ojos de encima? Volviendo al tema, traté de hablar normalmente asumiendo que ella daba por supuesto mi estado y el por qué estaba aqui. "Me llamo Jeongin."

"No eres de Australia, ¿Cierto?" Yo negué con la cabeza. ¿Qué delataba mas que era extranjero? ¿Mi acento o mi nombre? "No te preocupes, no soy como las señoras amargadas de por allí que dicen ridiculeces de las personas no-australianas." Seguidamente, señaló hacia la esquina opuesta a nosotros y pude ver a tres ancianas con el ceño fruncido. Pobres mujeres, han de ser infelices. "¿Qué haces aquí?"

Además de asumir que trataba de aligerar el ambiente, tambien asumí que la pregunta no se trataba del por quée estaba aquí, sino por qué estaba fuera del consultorio. "Estoy esperando a que mis apdres salgan de la entrevista con el doctor." Suspiré, tenía miedo de cuan mal podia estar la charla. "Seguramente estén arreglando cuando tendré que internarme y cosas por el estilo. Vaya mierda." Lo último lo dije en coreano, no quería parecer un maleducado ante alguien que acababa de conocer.

"Me gustaría decirte que no te preocupes, pero se que estás preocupado." Miró hacia la puerta por la que hace instantes salí y en ese momento dejé de tiritar. "El doctor Kim es muy bueno en lo que hace, ¿Sabes?" Hizo una pausa para dirigir su mirada hacia mi. "Creo que haber perdido a su hijo mayor lo impulso a no querer dejar que más personas mueran por trastornos alimenticios." La sonrisa ladina llena de tristeza que me dedicó no se comparaba con el torbellino de sentimientos.