Capítulo 5: Cadenas

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 Peter corría lo más rápido que podía, era la quinta vez que lograba salir de la fortaleza de Fénix, ya que parecía que sus drogas y trampas, no podían contra él.

Su único objetivo era buscar a cualquiera de los vengadores y abrir la cerradura, pero no encontraba nada, y no podía solo detenerse a pensar, con tantos hombres detrás de él. 

Soltó una telaraña al techo y subió antes de que las balas lo alcancen, y entró por una ventana, ahí estaba una mujer, pero no veía su cara, parecía dormida.

De las pareces, nacían pequeños círculos de hierro que sostenían cadenas tensadas en el enredado cuerpo de la mujer.

Por doquier, las cadenas la sujetaban con tal firmeza que sus pies no tocaban el suelo.
Peter palideció al reconocer la figura. Pocas veces la había visto, y jamás había hablado con ella, pero sabía quien era la inconfundible viuda negra.

Tocó una cadena y de lo tensa que estaba, aún cuando Peter subió a ella, la cuerda no se hundió ni un poco.
Era un castigo muy severo, la tenían sedada, conectada a un líquido extraño color azul que la mantenía dormida, y aún así, cada extremidad, se encontraba posicionado por las cadenas, abrazándose a sí misma, y con la cabeza  colgando de su cuello. Dormida.

Su cabello rojo, maltratado y sucio, tapaba su rostro. Peter de inmediato fue hacia el suero y lo corto, haciendo que el líquido azul se derramara por gotas al suelo.

Luego fue hacia ella, colándose entre las cadenas, buscando alguna cerradura para liberarla pero no hubo nada. Fue hacia los círculos de hierro, en las esquinas de las paredes y tiró con todas sus fuerzas. Pero no daba resultado.

¿Y cómo lo daría? Si llevaba días sin comer o beber algo, su cuerpo estaba más delgado, sus ojos manchados por ojeras, su cabello débil y desaliñado. Siguió tirando pero no daba resultado.

Fue llorando hacia ella, sin signos de vida.

-lo siento- sollozaba -soy un inútil-
Se recargó en el estómago de la pelirroja, sin poder parar. Estaba tan desesperado, había pasado tanto tiempo drogado y amorazado por esas horribles personas. Tenía hambre, estaba cansado...

Luego pensó en lo orgulloso que se sentiría Tony si lograra salvar, al menos a uno.
Solo uno.

Podría ser algo mejor que nada. Salvar a uno, y entonces seguir. Debía intentarlo, por Tony... por ____.

Volvió a la pared y respiró,  puso sus pies en la pared, debía sacarla, no podía rendirse, ella lo merece. Gruñó tirando, respiraba entre cortado, sudaba, y la pared parecía agrietarse cada vez más. Otro tirón, más fuerte que el anterior. Y otro, y otro, hasta que cedió.

La primera cadena soltó la pared y liberó el brazo de Natasha. Peter vio el resto, y con los brazos adoloridos continuó.

La última cadena, correspondía al tronco de Natasha, es decir, la cadena que la rodeaba varias veces, de los hombros a el abdomen.

Peter, con las manos ensangrentadas y los hombros muy lastimados, hizo una telaraña que atraparía a Natasha cuando la última cadena quede fuera. Así que cuando quedó lista, jaló la ultima cadena, la más gruesa y pesada. Jaló todo lo que pudo hasta caer con ella.

Misión cumplida... o al menos la mitad.
Ahora debía tomarla y salir de ahí.

La envolvió bien en sus telarañas, solo para poderla cargar en su espalda y como una enorme maleta, se la llevó caminando por las paredes hasta alcanzar la entrada.

Parecía imposible, pero una vez fuera, podría balancearse lo más lejos posible.
Apretó la mandíbula.

-Tal vez nos maten por esto... pero creo que es mejor que dejarla aquí- le dijo a Nat, y con la mayor valentía que cualquier otra persona puede poseer. Peter se lanzó a la entrada y corrió.

Hay una Stark suelta! 3T | ImperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora