Capítulo 2

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Si hay algo que no hice en estos últimos días, fue dormir. No pude, sentía que no debía, la consciencia no me lo permitía. Mi mejor amiga había desparecido, y no la encontraban por ninguna parte.

Ya habían pasado 2 días. 48 horas en las que los padres de Tatiana movieron cielo y tierra para intentar encontrarla, avisaron obviamente a la policía e iniciaron un operativo para buscarla en cada rincón de California si era necesario, contrataron investigadores privados, y al haber pasado ya más de 48 horas, decidieron hacerlo público, en todos los canales de noticias aparecía la foto de mi mejor amiga, alarmando al público que estaba desaparecida. Hicieron incluso volantes con una foto de ella, en la cual, sobre la parte superior decía en mayúsculas "SE BUSCA" con la fecha en la que desapareció, y no fue sorpresa que incluso hubiera una recompensa de 1.2 millones de dólares a cambio de ella.

Nadie podía pegar un ojo. Todos estaban inquietos, desesperados, alarmados, pendientes del teléfono, las noticias, todo.

Y obviamente no dejaba de sentirme culpable, porque ella sabía que alguien la vigilaba, que alguien la seguía, y que podía ser serio. Tatiana me había contado esa misma tarde lo que sucedía, le había ofrecido múltiples opciones para ayudarla, pero sorprendentemente, ella se había negado. Y eso obviamente no es algo que descarte, me sorprendió e incluso le temí al hecho de que no quisiera hacer nada respecto a eso. Quizá era porque no quería alarmar a nadie, pero en el fondo, sabía que había algo más.

—Mañana en la noche es tu graduación, y se que no necesito preguntarte si iras, sé cómo estás respecto a los últimos acontecimientos— comentó mi madre quien estaba desayunando conmigo sorprendentemente— Te noto agotada, hija. Sé que esto es difícil para ti, pero sugiero que descanses, aunque sea, un par de horas, puede afectar tu salud tantas horas sin dormir— sugirió con cierto tono de preocupación.

—Lo se, madre. Pero no puedo, no puedo cerrar los ojos por más de 5 segundos, hay algo que no me lo permite— le expliqué totalmente angustiada— Siento que si lo hago, puede pasar cualquier cosa, así sea buena... o mala— acoté imaginando incluso lo peor.

—Lo se, lo se, pero no descartes la idea, sabes que están haciendo lo mejor por encontrarla, pero...— dijo dándome a entender que no se podía hacer mucho más.

Minutos más tarde, salí pronta de mi casa a la preparatoria, no crean que a estudiar, fui a investigar, a ver si alguien sabía algo.

Le pregunté a cada persona que había visto interactuar con Tatiana, incluso hasta a los profesores, no pensaba rendirme. Estaba yendo a hablar con uno de los chicos con los que ella trataba, pero alguien se interpuso en mi camino. Y al levantar la mirada me encontré con Nick.

—Ah, hola Nick, estoy algo ocupada y apurada, así que si me permites...— intenté rodearlo para irme pero se movió y se puso delante de mi.

—Me enteré lo de Tatiana, realmente, lo siento, tanto— dijo con un extraño tono de pena— Si tan solo supiera cómo ayudarte, créeme que lo haría. La ida de alguien tan importante siempre duele— intentó consolarme y antes de que siguiera hablé.

—Ella no está muerta— afirmé seria— Te agradezco que quieras ayudar, si es lo que intentabas decirme, pero nada que no haga regresar puede ayudar— comenté algo molesta— Así que realmente tengo que seguir con lo que estaba haciendo.

—Lo se, y realmente lamento estar robándote tu tiempo, pero necesito que sepas que cuentas conmigo para lo que sea— insistió nuevamente, haciéndome irritar.

—Y ya te agradecí, así que córrete— ordené molesta.

Ya cuando por fin se quedó callado, me permití verlo a los ojos. Había algo extraño en ellos. Algo... que iba más allá de la pena, la tristeza o la compasión, pero no supe lo que era, así que seguí haciendo lo que había ido a hacer.

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