SE BUSCA

Capítulo 4

Al día siguiente volví a clases, seguía preocupada, con pocas horas de sueño y posiblemente podía estallar si alguien me llegaba a tocar el tema de Tatiana, porque, pregunté hasta el cansancio, y nadie sabía nada. Así que ¿cuál es la necesidad de acercarse?

Para mi suerte, el tiempo pasó rápido, o era yo que sentía que las agujas del reloj se movían rápido. Salí de clase apenas sonó campana, quería llegar a mi casa, ver si había alguna novedad de Tati, aunque no lo creía, supongo que sino hubiera recibido un mensaje de esa persona desconocida, si es que realmente es quien tiene a Tati.

Pasaron tres días desde que entraron a mi casa, tres días desde que me dejaron la nota citándome en el callejón, y tres días desde que oí esa extraña conversación que mi padre tuvo por teléfono. Al principio, mi mente se debatió a sí misma si el podía llegar a tener algo que ver con todo esto, pero luego eliminé rápidamente ese pensamiento. Quizá es algo de la empresa, aunque lo dudo, habían palabras que no podrían utilizarse en nada respecto a la empresa, y el tono de voz, no solía utilizar ese tono para nada.

Camino a mi casa iba pensando en que haría hoy, Viernes, día fijado para encontrarme —supongo yo por lo que decía esa nota— con la persona de los mensajes. Hubo un momento en el que decidí que apreciaba mi vida y pensaba en no ir, pero después, me di cuenta de que aprecio mi vida tanto como la de mi mejor amiga, y si su vida corría peligro, no me importaba que la mía también lo hiciera. Así que cuando llego a casa voy directamente a mi habitación y me cambio, decido utilizar esa ropa negra que jamás uso, y me pongo un short de cuero, con una remera negra que dejaba a la vista algo de mi cintura, sentía que no debía ir como siempre, y además iba acorde con la situación, tomé mi chaqueta negra de cuero y bajé. Cuando llego a la sala veo a mi padre hablando con unos hombres que jamás había visto en mi vida, todos observan a mi padre atentos y asienten a lo que él les dice.

–Emmm, papá– llamó su atención haciendo que el voltee y todos me observen.

Tengo la mirada de 6 hombres sobre mi, todos observándome con curiosidad e interés, bah, 5 hombres y medio, uno de ellos parece ser más joven que el resto. Todos parecen estar en sus 30/40, pero éste parece estar entre los 20/25.

–Hija, ¿qué pasó? ¿Por qué vistes así? ¿Ibas a algún lado?– mi padre pregunta curioso.

–Pensaba salir, y bueno, cambié un poco mi forma de vestir porque... Antes de todo este lío, con Tati prometimos cambiar nuestra forma de vestir en algún momento, y, emm, es lo que hago– explico con una mentirita, que espero se la crea.

–Bueno, ahora no saldrás sola. Te presento a Connor Blair, uno de los mejores guardaespaldas de todo California, cuando leí su expediente seguido de una gran lista de recomendaciones, decidí contratarlo. Todos los demás son los guardias de seguridad que andarán por la casa, habrán dos en la entrada principal, y dos en la entrada del patio trasero– me explica mi padre mientras yo me acerco intentando procesar todo– Así que ya no correrás peligro, o eso quiero creer– agrega dándole una mirada de advertencia a todos.

–Claro que si, señor Fitzgerald. Puede confiar en que no se equivocó al contratarnos, la joven estará segura con nosotros al pendiente de ella, no tiene de qué preocuparse– afirma muy seguro el chico que ahora es mi guardaespaldas.

Y entonces me doy cuenta... Salida cancelada. ¿Cómo demonios haré para salir con este chico pisándome los talones? No me dejarán ir ni a la esquina sola, e ir con él tampoco es muy seguro, para nadie. Me fijo la hora; son las 18:27 de la tarde. En una hora tendría que estar en el lugar que me citó la persona de los mensajes. Diablos. Cloe, crea una distracción, algo, vamos cabeza, piensa en algo útil.

–Papá, estoy menstruando– suelto de repente haciendo que todos hagan gestos de asco. Me golpeo mentalmente por eso.

–Emmm, bueno, hija. ¿Qué...?– comienza a hablar pero no sabe qué decir.