Prólogo

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Ahí. Con el frente de mi. Con la persona que había hecho de nuestras vidas un infierno. Tenía frente a mi la posibilidad de elegir si quería seguir con mi vida hecha un infierno, o simplemente, no seguir.

—Haré lo que me digas, lo que quieras que haga de hoy en adelante. Pero a cambio, dejas a mi amiga en paz— negocio esperando que acepte.

—Claro, tu amiga no me sirve. A ti te quiero, Cloe, solo a ti— dice con una sonrisa pícara, y una mirada que me aterra.

Así fue como entregue mi vida, a las manos de un demonio. Así fue como llegué a darme cuenta de que la vida nunca volverá a ser color de rosas.

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