Capítulo 1: El Encuentro

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Capítulo 1
El encuentro

Un auto corría a toda velocidad, su conductora sumida en sus pensamientos, con un numero incontable de lágrimas inundando sus mejillas y una profundo dolor en su corazón, manejaba sin siquiera pensar en su destino.

Ella solo quería huir, olvidar su decepción.

¡Porque, porque me hiciste esto! Arturo porque! - gritaba, mientras lloraba desesperadamente.
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Él caminaba sin rumbo, con el peso del mundo a cuestas, con su corazón y su alma rotos, siendo consumido por el dolor y la culpa que sentía. Sucio, con la barba crecida y su cabello largo y enredado, con ropa tan vieja y sucia que le daban el aspecto de un animal salvaje, más que de un humano, así vagaba por el mundo aquel ser atormentado, sin imaginar que pronto su vida daría un vuelco en un segundo, un solo segundo, en la que sus destinos se cruzarían.
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Desesperada, humillada, siendo consumida por el dolor. Corría sin rumbo en su auto, lloraba sin cesar, su dolor era tan grande. Cerró los ojos, sus bellos ojos inundados de lágrimas, lo hizo sin pensar, por simple inercia, cuando de pronto....

Un golpe, un golpe tan fuerte. Freno de repente, estaba en shock, alzo la mirada, no vio a nadie.

¡Que hice! - poniéndose las manos en la cabeza.

Se quedó ahí unos segundos, hasta que al fin reacciono, y decidió bajar del coche.

Lo vio, corrió hasta él, estaba boca abajo, inconsciente, se hincó a su lado y lo volteo.

Era un hombre joven, que a pesar de su ropa sucia y su cabello revuelto, parecía tener un buen porte.

¡Ayuda, alguien, una ambulancia por favor! - gritaba desesperada, con él entre sus brazos.
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Doctor, como está él, va a estar bien, fue algo grave, él estaba inconsciente, no sé qué fue lo que paso, él solo apareció de repente - dijo ella

¡Calma señora, está bien, él está bien!

Ella sonrió, él está bien, ¡oh gracias señor! - dijo, juntando sus manos y con la mirada hacia lo alto.

Solo algunos golpes, raspaduras y un esguince cervical

Un esguince cervical - dijo ella, con preocupación

Nada de mas, es algo común en este tipo de accidentes, un par de semanas con el collarín, algunos des inflamatorios, y algo para el dolor muscular y estará bien. En algunos días podrá volver a su vida... es una lástima que sea tan penosa.

Si, vi su estado, era deplorable, es una lástima, siendo tan joven - dijo ella

Sé que usted lo atropello, y aunque por su reacción me doy cuenta que no fue intencional, lamentablemente debo dar parte a las autoridades!

Lo entiendo, y es algo que ya esperaba, no se preocupe, yo me quedare aquí esperando hasta que lleguen, de cualquier forma, planeo hacerme cargo de todos los gastos del muchacho y de todo lo que sea necesario.

Veo que usted es una mujer honesta, descuide, estoy seguro que todo saldrá bien para usted señora. - Dijo el Doctor, con un tono de admiración.

Muchas Gracias... Doctor, usted cree que sea posible pasar a verlo. Me gustaría habla con él, pedirle disculpas.

Por ahora esta sedado, mas no creo que allá problema en que entre, el efecto de la anestesia pasara pronto, puede esperar a que despierte si lo desea. - Dijo el médico

Sí, eso me gustaría, muchas gracias.

La acompaño - Dijo el Doctor, guiándola al cuarto de aquel desafortunado desconocido
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Por favor adelante! - dijo el medico

Muchas gracias! - ella entro, sin imaginarse, que se encontraría con una hermosa visión.

Por Dios! - poniendo una mano sobre su boca.

La enfermera le dio un baño, cortaron su cabello y su barba, es política del hospital - dijo el médico al notar su sorpresa.

Ella se acercó, no podía creerlo, aquel hombre que atropello apenas hace unas horas, aquel que parecía más un animal, que un ser humano, de pronto se había convertido en un dios griego - sacudió su cabeza, reprendiéndose a sí misma por aquel pensamiento.

Debo retirarme, tengo más pacientes que atender.

Por su puesto, muchas gracias por todo - dijo ella dándole la mano.

El doctor salió de aquella habitación dejándolos solos, y después de unos segundos, ella no pudo evitarlo y con la mirada recorrió a aquel hombre de pies a cabeza, aquel hombre de cabello rubio, tés blanca, de algunos 30 años tal vez y dueño de un cuerpo escultural - de pronto sintió un calor recorrer todo su cuerpo.

¡Por dios que estás pensando! - se reprendió y voltio hacia el ventanal.
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Algunos minutos había pasado, cuando de pronto ella se dio cuenta que él empezaba a despertar. Se dirigió hacia él, y sin darse cuenta puso su mano sobre el pecho de aquel hombre, él abrió los ojos lentamente, con la visión borrosa y algo desconcertado, cuando al fin logro enfocar, lo primero que vio fueron aquellos ojos, aquellos hermosos ojos que jamás podría sacar de su mente.

Está bien! - dijo ella, él no pronunciaba palabra - me escucha! - repitió

Será mejor que llame al médico, dijo empezando a apartarse.

No! - dijo el tomándola por la muñeca. El escuchar su voz, aquella voz tan varonil por primera vez, le provocó una sensación extraña, algo que ella no supo describir.

No me deje, no se valla! - le dijo viéndola a las ojos.

Ella se quedó perdida en aquellos ojos, los ojos de aquel desconocido, que ahora se percataba que eran azules, unos hermosos y profundos ojos azules.

Después de unos segundos pedidos el uno el otro, ella decidió romper el silencio - recuerda lo que le paso!

No! - dijo él rompiendo el contacto visual. Que me paso?

Fue atropellado .... Por mi - dijo bajando la mirada.

Él vio su acción y sonrió, no sabía porque pero sentía ternura, ternura por ella, tanta que no pudo resistirse y con su mano levanto su mentón y acaricio su mejilla - ella se sorprendió con su acción, pero no lo detuvo - el sintió su piel tan cálida, tan suave, nada comparada con su piel áspera, sucia y descuidada. - fue entonces cuando lo noto, sus manos, ambas estaban limpias, sus uñas cortas, por inercia coloco sus manos en su rostro y luego en su cabeza - la barba no estaba, y su cabello se sentía corto.

Las enfermeras lo asearon, cortaron su cabello, barba y sus uñas - le explico ella al ver su reacción.

Un espejo! - pidió, sin notar el tono de su voz.

Ella sin pensarlo, busco en su bolso su espejo de mano, y se lo entrego. Él lo tomo con desesperación, buscándose en aquel reflejo.

A pasado tanto tiempo desde la última vez que me vi así, casi ni me reconozco - dijo con los ojos aguados y con una expresión de sorpresa.

Ella se conmovió con su reacción y sin darse cuenta, puso su mano sobre la de él. Él la miro - Gracias! - ella se sorprendió - porque?

Por hacerme volver! - dijo él - Ella sonrió.

Gracias.... - Victoria, Victoria Lombardo! Dijo ella

Él sonrió y dijo -Gracias Victoria, por dejarme ver de nuevo a aquel que un día fue Fernando, Fernando Alanís.

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