Capítulo 3

91 13 6
                                    

CAPÍTULO 3

Pasaron segundos, minutos y puede que incluso horas. La mente de keylie estaba procesando todo lo sucedido una y otra vez, sin poder creerse que la persona que mas amaba en este mundo pudiera hacer tal cosa a a un ser vivo. Entonces lo comprendió todo, su padre nunca cambiaría. Tuvo falsas esperanzas en pensar tal cosa. Y no volvería a cometer ese error otra vez. ¨Nunca¨ se dijo a sí misma.

Las cosas no iban bien para Tessa ni para cualquier persona que estuviera en la misma situación que ella. Le habían atado de pies a cabeza a una camilla, donde podía ver perfectamente lo hortera que era la habitación. Era de un color apagado y daba la sensación de vacío y tristeza.                        Con sumo esfuerzo levantó la cabeza y observó que había más personas como ella.

-¿Alguien me puede explicar por qué demonios estamos atados así?-preguntó indignada. Nadie contestó a su pregunta, pero ante el silencio de los demás, algo le llamó la atención. Un hombre de estatura alta y vestido formalmente la miró a los ojos con lástima, tenía la mera sensación de que le conocía de algo, pero no recordaba el dónde. Incluso no podía recordar las acciones que había hecho en las ultimas horas. Con sólo pensalo, le producía una enorme jaqueca.

-¿Qué quieres de nosotros?-insistió ella, el hombre sorprendido de que le dirigiera la palabra abrió la boca para contestar, pero volvió a cerrarla, e incluso bajó la vista al suelo.

-Oh, querido Sebastian. ¿Haciendo amigos?- Preguntó alguien con un tono divertido desde la otra punta de la habitación. El hombre negó con la cabeza contestando:

-No señor.

-Más te vale, o te conllevarán a grandes problemas- Sebastian asentó con la cabeza- Y vamos a ver que tal están mis queridos ¨amigos¨- haciendo una énfasis en la ultima palabra como si le diera asco pronunciarla.

Empezó a merodear por la habitación eligiendo a alguna presa para incarle el diente. Paró en seco en cuanto se fijó en Tessa. La sonrió con burla y prosiguió andando de un lado a otro.

-Creo que ya es la hora-Chasqueó los dedos. Y en segundos Tessa se sintió como si estuviera cayendo al vacío, en efectivamente así lo era, pero no cayó al vacío sino al suelo. Las camillas habían desaparecido como por arte de magia y el impacto que se dio en la espalda la dejó sin aire unos segundos. Hasta que al fin recobró el aliento.

-Ups, lo siento. Se me a escapado-se disculpó falsamente Dimler. Sonrió para sí mismo. Le resultaba bastante gracioso todo lo que les hacía a sus Marionetas y lo que tenía planeado para ellos, sería algo increible de contemplar.

Los demás se levantaron a regañadientes y se pusieron de pie. Tessa pudo diferenciar a Will donde le miraba con cara de odio al hombre de ojos negros.

- Por el Ángel, vuelve a hacer eso y te...-no pudo terminar la frase, porque sentía que de repente el aire no le llegaba a los pulmones.

-A mi, nadie me amenaza, ni mucho menos una escoria como tú-Al decir esto, chasqueó los dedos otra vez y le dio la espalda al resto de las personas, mientras Will recuperaba el aire con dificultad, Dimler levantó la mano con esmero y volvió a dirigirles la palabra- Que nadie se mueva de su sitio, vamos a jugar a un juego-se acercó a Tessa- tú-la señaló- Dime, querida, ¿a quien echarías en falta si decido matarlo?

Tessa sin pensarlo dos veces miró a Will y después a Jem y contestó con cierta burla.

-Sinceramente, tú, y no echaría de menos tu falta de sentido del humor. Es horrible.

-Gracias por la información querida- Dimler dio unas grandes zancadas en dirección a Will, pero de repente un hombre con el pelo plateado le impidió el paso, se le veía agotado y sin fuerzas.

-Vaya, pero si tiene un amigo.. Pues me servirás tú- Antes de que pudiera impedirlo Will, Dimler le tocó el hombro con delicadeza y en un abrir y cerrar de ojos, Jem tenía los ojos tan negros como el propio cabrón que tenía delante.

-Dios, me encanta- aplaudió con entusiasmo-mata a tu amigo-Ordenó él y sin rechistar su marioneta le hizo caso. Todo quedó muy confuso, los demás intentaron impedir que se hicieran daño, mientras que la cara de horror de Sebastian era una obra de arte para Dimler, éste se quedó de piedra. Tenía delante a su hija con cara de pocos amigos.

-¡BASTA!-Gritó y se acercó a su hija con sumo cuidado, y le habló con toda la dulzura que pudo- ¿Qué haces aquí cariño?- Pero ante su sorpresa su hija le contestó de una forma que no le gustó nada.

-Suéltalos padre, no se merecen esto. Y tampoco mereces mi compañía ni la de nadie. ¡ ERES UN MONSTRO !

De repente la dulce cara de Keylie se convirtió en una totalmente impropia de una niña de su edad. Era como si la edad que aparentaba no cuadrara con su mentalidad. Y ciertamente así lo era, su padre la había cambiado. No para mal como él, todo lo contrario. Iba a acabar con las intenciones que tenía Dimler con sus ¨marionetas¨.

Y lo primero que haría sería liearlos de ese infierno que estaban soportando.

 *En serio, siento mucho no haberos escrito este capítulo durante meses, tengo mis ataques de ser una vaga de cojones, pero que os lo recompensaré a su debido tiempo JAJA, espero que os haya gustado este capítulo, aunque no es que me haya gustado mucho como ha quedado, pero bueno. Si os ha gustado pues mejor JAJA a la proxima os dejaré con más cosas en la que podais fangirlear :3, os agradezco mucho leer mis novelas. Os debo mucho ^^ *

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 10, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

To Destroy Or To Be Destroyed . . .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora