SOLO POR TI II

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Acabábamos de llegar al aeropuerto y, a pesar de que tenía mucho sueño, estaba muy inquieta y emocionada por nuestro viaje. Ya habíamos pasado todos los controles y revisiones del aeropuerto y nos encontrábamos esperando nuestro vuelo en la puerta de embarque.

A mí siempre me ha dado mucho miedo volar, cosa a la que nunca me he llegado a acostumbrar a pesar de viajar tanto debido a mi trabajo. Pero el hecho de que Cole estuviese a mi lado me tranquilizaba ya que sabía que si me ponía muy nerviosa o tenía un ataque de pánico él sería el único que sería capaz de calmarme haciéndome reír y diciéndome que todo estaría bien.

Estábamos ya dispuestos a despegar y mi mano no paraba de dar pequeños golpes en mi pierna hasta que noté como la cálida mano de mi novio agarraba la mía mientras que me daba pequeños besos por todo el cuello a la vez que me susurraba al oído:

- Tranquila, todo va a estar bien.

- Ya lo sé, pero no puedo evitar ponerme nerviosa - murmuré mientras pequeñas lágrimas comenzaban a resbalar por mis mejillas. - Esto me aterra.

- Lo sé pequeña, sé que te da miedo, pero también sé que eres una mujer muy fuerte y que siempre te enfrentas muy bien a tus miedos cuando viajas.

- Pero esto es distinto... este vuelo es demasiado largo. La vez que más tiempo he estado montada en un avión fueron 7 horas y esta vez son 22 horas - susurré tratando de ahogar mis sollozos.

- Lili escúchame, yo estoy aquí ¿ vale ? Todo va a salir bien y sabes que si necesitas algo me lo puedes pedir cuando quieras - me dijo dirigiéndome una amplia sonrisa. - Pero tú, respira.

- Está bien... - dije mientras notaba cómo el avión empezaba a moverse y empezaba a apretar fuertemente la mano de Cole.

Él se soltó porque le estaba haciendo mucho daño, pero en vez de dejarme como yo pensé que haría, me sujetó la mano mientras que trazaba pequeños círculos sobre mi piel y me llenaba las mejillas de besos. Una vez ya estábamos estables en el aire y nos avisaron de que nos podíamos quitar los cinturones yo me acurruqué en el pecho de Cole y me quedé dormida entre sus brazos mientras que él inundaba mi piel con sus besos y caricias.

Todo el viaje transcurrió entre series, películas, música, libros, mimos, sueños y conversaciones eternas hasta que por fin llegamos al aeropuerto de Bali a las diez de la mañana. En esos instantes Cole se encontraba durmiendo tranquilamente. Esperé a que todo el mundo hubo desembarcado para despertarle y mientras tanto yo revolvía su pelo negro con mis dedos.

- Ya hemos llegado - susurré mientras Cole se despertaba y se incorporaba del asiento donde habíamos pasado casi un día entero.


10 HORAS MÁS TARDE

Nada más habíamos llegado al hotel y habíamos acomodado nuestras cosas nos pusimos los pijamas y dormimos hasta las 8 de la noche ya que estábamos agotados después de aquel largo viaje y, también, a causa de la diferencia horaria.

- Lils - murmuró mientras me zarandeaba suavemente para despertarme. - Son las ocho de la tarde y además tengo hambre, vamos levanta.

- Tú siempre tienes hambre - repliqué todavía adormilada.

- Lili... por favor te lo pido, vamos a salir de esta habitación - me rogó mientras comenzaba a abrazarme por la cintura.

- Está bien, vamos porque si no luego no va a haber quién se acostumbre a esta diferencia de hora.

Ambos nos vestimos y nos pusimos la ropa más cómoda y casual que teníamos en la maleta. Como yo no me había hecho la mía, no tenía ni idea de lo que Cole habría metido, pero, para mi gran sorpresa, había metido varios de los conjuntos que siempre llevaba puestos lo que me hizo ponerme de muy buen humor al instante.

Salimos del hotel y fuimos dando un paseo hasta que encontramos un sitio en el que preparaban hamburguesas ya que, al estar tan agotados, no nos apetecía probar la comida tradicional de Bali tan pronto. Después regresamos al hotel donde nos quedamos dando una vuelta hasta que nos cansamos y nos sentamos en un banco donde disfrutamos de unas preciosas y relajantes vistas.

- Gracias, de verdad, necesitaba esto - dije mientras observaba los ojos azules de mi novio.

- No tienes que darlas, sabes que haría lo que fuera necesario con tal de verte feliz. ¿ Lo he conseguido ? - sonrío pícaro.

- Pues claro que sí idiota - reí mientras juntaba mi cuerpo con el suyo.

Después de un rato abrazados en aquel banco nos fuimos a nuestra habitación y descansamos para prepararnos para aquella intensa semana.

Después de un rato abrazados en aquel banco nos fuimos a nuestra habitación y descansamos para prepararnos para aquella intensa semana

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Esta es la ropa que se pusieron cuándo salieron a cenar.

Estas son las vistas de las que disfrutaban estando en aquel banco

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Estas son las vistas de las que disfrutaban estando en aquel banco.

Estas son las vistas de las que disfrutaban estando en aquel banco

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Esta es su habitación.


Sprousehart/ Bughead One ShotsWhere stories live. Discover now