La huida

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Allá en la casa este comentario me pareció demasiado fantástico. Sergio notó mi actitud y comentó: "No me crees, ¿verdad? Pues bien, mira la nube negra que se encuentra en dirección a tu casa, es la que impide la entrada de luz y está posada exclusivamente en este sitio". De inmediato miré hacia arriba y efectivamente la nube se encontraba sobre nosotros, era impresionante mirarla ya que todo el cielo estaba despejado, la verdad es que esa nube grisácea venía a damos el testimonio final de lo que estábamos viviendo. El tío se retiró con el temor reflejado en su rostro.
Sin dudar más, Sofía y yo comentamos con Femando y tomamos la decisión de que si Emmanuel se encontraba poseído y Norma podría estarlo también tendríamos que mantenemos lejos de ellos hasta encontrar una solución definitiva. Sofía comentó que al estar en la casa de Sol se había comunicado el esposo de ésta, de nombre Javier, el cual estaba de viaje. Sol le informó lo que nos estaba sucediendo y él le pidió lo comunicara con Sofía para que le diera mayor información, entonces ella le comentó a grandes rasgos todo lo acontecido. Al pasarle nuevamente a Sol, éste manifestó que su mamá era una de las brujas más reconocidas de Catemaco, motivo por el cual él tenía muchos problemas con ella ya que no creía en nada de esto, pero viendo las circunstancias, se comunicaría con ella para pedirle su opinión y pidió estuviéramos al pendiente de su llamada. Nos salimos a llamar a Sol por teléfono en espera de tener noticias de su esposo y ella comentó que Javier ya había hablado a la casa de su mamá y no se encontraba, pero le contestó una de sus amigas del pueblo. Javier le pidió un consejo referente a lo comentado previamente con Sofía. Inmediatamente la voz de la señora se tornó nerviosa diciéndole que su mamá se encontraba en otro pueblo y que trataría de localizarla rápidamente, le dijo también que si el ente o espíritu ya se había manifestado, tendría la fuerza suficiente para agredir a alguien, que procuráramos dormir en otro lado lejos de la presencia de Emmanuel y Norma, quienes tenían el riesgo de ser poseídos, que esperara la llamada de su madre, que ella se comunicaría lo antes posible y que
intentáramos alejar a Sofía de esto ya que su embarazo podría resentirlo.
Fernando se comunicó con su familia, para pedirle que nos permitiera quedamos una noche teniendo el pretexto de que se había derramado un bote de insecticida y la casa se encontraba intoxicada por el aroma de éste. Sin poner ningún impedimento, ya que la casa donde estaríamos era lo suficientemente grande, decidimos dirigimos de inmediato hacia allá. Antes fuimos a recoger a Jorge y a Luis ya que ellos estaban en nuestra casa, pero en el camino Sofía se quedó parada sin poderse mover Fernando y yo nos quedamos incrédulos cuando ella nos comentó esto. Entonces le aclaré que como broma ya era suficiente, sin embargo manifestó que no podía moverse, entonces intentamos moverla sin tener ningún resultado; el intento fue positivo cuando decidimos caminar en sentido opuesto. No podría explicar qué sucedió ya que esto resultó ser desconcertante.
Al detenemos sobre la calzada México-Tacuba, Fernando decidió tomar un taxi para recoger a mis hermanos; de hecho detuvimos un minitaxi para dirigimos por ellos. Ya al estar afuera de la casa empecé a gritarle a Jorge para que saliera; abrió la puerta bastante espantado preguntando qué pasaba. Femando le contestó que sacara a Luis porque nos iríamos a dormir a casa de su familia. Jorge entró de inmediato; en ese momento nos pusimos a platicar intentando ponemos de acuerdo para justificar la causa por la cual llegaríamos a la casa de la familia de Fernando. El conductor del taxi hizo un comentario. "Disculpen, ¿tienen tiesta de disfraces'?". Entonces Fernando preguntó: "¿.Por qué?", a lo que el chofer contestó, "Me intrigué por la persona que se encuentra parada en la puerta vestida de monje". Dirigimos la vista hacia el zaguán y efectivamente se encontraba lo que parecía ser un monje sosteniendo su mirada fijamente en nosotros; se hizo hacia un lado de la puerta y se nos perdió de vista. Momentos después salía Jorge con Luis para subirse al carro, pero detrás de ellos salían también Emmanuel y Norma pidiendo que no los dejáramos solos en la casa. Su desesperación era tal que tuvimos que llevarlos. Al taxista se le indicó que en Marina Nacional nos separaríamos para tomar otro taxi.
Se detuvo en el lugar y se abordó otro carro; en ese se fueron Emmanuel, Norma, Luis y la hija de ella, y en el taxi original íbamos Sofía, Jorge, Fernando y yo, con rumbo al Palacio de los Deportes, tomando la avenida del Viaducto. Ya en el trayecto el taxista desconcertado nos preguntó qué nos sucedía, pues en nuestros rostros se dibujaban el terror, la angustia y la desesperación por la pesadilla que estábamos viviendo. Le contesté, "Si te contara lo que estamos pasando, no me lo creerías". Él mencionó que para cualquier problema que tuviéramos le pidiéramos ayuda a Dios ya que él creía tanto en nuestro Señor que siempre tenía su crucifijo colgando en el retrovisor para que lo protegiera de cualquier accidente. En esos momentos Femando tenía su brazo a lo largo del respaldo, me hizo una llamada con el mismo para que mirara a Jorge que aparentaba estar dormido. Sofía le preguntó si se encontraba bien y Jorge abrió los ojos contestando con una voz muy ronca y fría, que no correspondía a su edad: "Estúpidos, aquí estoy". La sorpresa fue mayúscula, pues cuando miró el rosario que colgaba del retrovisor se le pusieron los ojos en blanco, abrió la puerta del taxi y trató de arrojarse sobre la avenida Viaducto. Fernando lo sujetó y Sofía empezó a arrojarle agua bendita y yo opté por ponerme a rezar; por supuesto los
rezos iban en aumento, el taxista se encontraba totalmente desconcertado apresurando su marcha hacia la casa de Femando. Al llegar el alboroto fue tal que toda la familia de éste salió apresuradamente y se quedaron impactados de lo que estaban viendo. El taxista quedó tan impresionado que hasta la cuenta se le olvidó cobrar.
En seguida llegó el otro taxi con los demás y se quedaron sorprendidos, ya que nosotros tratábamos de hacer reaccionar a Jorge. Norma, al verlo, intentó acercarse, pero de inmediato Jorge con una voz demasiado extraña le gritó: "Te voy a matar, perra, junto con la mayoría de todos ustedes".
Sofía le arrojó agua bendita a la boca. Jorge se desvaneció y lo cargamos para meterlo a la casa. Al recuperarse comentó que sintió que se había quedado dormido y que tuvo un sueño donde nos miraba cómo le estábamos rezando y que trataba de decir que no era él el que estaba dentro de su cuerpo, pero al sentir nuevamente que se quedaba dormido fue cuando se le arrojó el líquido bendito, esto fue lo que lo hizo despertar dentro de su cuerpo nuevamente.
Cuando vieron esto, los parientes de Fernando lo llamaron para decirle que no sabían qué problemas teníamos, que él sí podía quedarse pero los demás definitivamente no.
Femando nos llamó para decimos esto, Norma se comunicó con una amiga que según ella era bruja. Me pidió que yo también hablara con ella y me comentó que ya se lo había advertido a Norma, que no jugara con lo sobrenatural y que bien merecido se lo tenía por haber desobedecido, pero que no era justo que nos hubiera involucrado a nosotros en este grave problema, que ella nos recomendaba nos dirigiéramos a la casa donde Norma vivía con su primer esposo, lugar que se encontraba curado por ella, con el propósito de que no entrara ningún ser maligno y que lo decidiéramos lo antes posible, ya que conforme se adentrara la noche el ente tendría más fuerza.
Al contarle esto a los muchachos, todos por la desesperación decidimos dirigimos a dicho lugar, sin importamos que se enfrentaran Emmanuel y el primer esposo de Norma, de nombre Héctor. También se le comentó a Femando que si quería se podía quedar con su familia, a lo que respondió que no, que si todos habíamos empezado esto, juntos tendríamos que terminarlo. Para esto nos despedimos y empezamos a caminar hacia la casa de Héctor, que se encontraba en Churubusco a tres o cuatro kilómetros de distancia de donde nos encontrábamos. El trayecto fue pesado ya que las horas de no dormir se manifestaban cada minuto, caminábamos con el temor de que en cualquier momento se presentara cualquier cosa extraña, sin embargo llegamos con bien a la casa.
Ahora el problema sería cómo pedirle a Héctor que nos dejara dormir en su casa con Emmanuel presente, pero afortunadamente se solucionó muy
fácil cuando Sofía presentó a Emmanuel como su primo. Tuvimos que levantarlo ya que se encontraba dormido, éste al no ver nada y pensando que veníamos de una fiesta no tuvo inconveniente en dejamos descansar ya que traíamos a su hija; por esas razones tenía que tomar la mejor actitud para con Norma, obviamente por los problemas personales que traían.
En el interior de la casa me pude percatar de una especie de ramo lleno de ajos colgado en el centro de la sala, al parecer se podía notar un ambiente de tranquilidad. Héctor se fue a dormir; mientras tanto, todos nos acomodamos para dormir en la sala. Todo parecía indicar que el resto de la noche pasaría con calma y quietud pero al transcurrir las horas y llegar a la que se había manifestado el ente en nuestra casa empezaron a temblar los vidrios. Poco a poco la intensidad empezó a Guanearlos. Héctor, que se encontraba dormido, salió corriendo pensando que se trataba de un temblor, al tiempo que se escuchaba un alarido con gran fuerza; fuera de la casa, el grito, que recorrió toda la vivienda, se fue desvaneciendo conforme el movimiento se tranquilizaba. Héctor se quedó con la idea de un temblor, ya que si le hubiéramos comentado algo al respecto no nos hubiera creído. Cuando salimos de la casa por la mañana, había mucha gente del rumbo comentando lo del grito, que por cierto había recorrido no únicamente la casa sino gran parte de la manzana; muchos comentaban que había pasado la llorona, sin imaginar lo que realmente estaba ocurriendo. De regreso nos detuvimos en la casa de Sol, esperando noticias de la mamá de Javier; al tocar nos encontramos con que Javier se encontraba allí, ya que al enterarse su mamá de la experiencia que estábamos viviendo y que era bastante fuerte y de mucho cuidado, sugirió nos mantuviésemos juntos esperando la llamada de su madre en este lugar. Momentos después sonó el teléfono. Sol contestó, le pasó posteriormente la bocina a Javier, diciéndole que se trataba de su mamá. Él tardó en hablar con ella aproximadamente un par de horas teniéndonos con la inquietud de saber qué estaba pasando. Podría jurar que
ese tiempo fue el más largo de mi vida que recuerdo hasta estos momentos.
Al terminar la llamada, Javier salió de la recámara para comentarnos lo que le dijo su madre: "Sé que esto les resultará sorprendente, pero al parecer jalaron o abrieron una puerta interdimensional por la cual se coló algún espíritu. Esto se produjo en razón de que la historia de la tabla ouija se describe desde el tiempo de los egipcios, los cuales la utilizaban con el propósito de tener comunicación con almas en pena; también la hora en que la jugaron, después de las seis de la tarde, se conjuga con la hora en que se desatan las fuerzas diabólicas, según me comentó mi madre. La única forma en que pueden acabar con este espíritu es encendiendo un anafre con carbón, después cortar un pedazo de tela de las pertenencias de cada uno de los que habiten en esa casa, también hay que comprar alumbre junto con venas de chile, se tiene que elaborar un fetiche con todo esto para bendecirlo y posteriormente cuando se prenda el anafre se pone el muñeco a quemar. En ese momento se introducen a la casa, pero es importante que la persona que entre con el anafre sea protegida por otra persona, quien irá leyendo el salmo 91.
Este hechizo, según me dijo mi madre, jalará al ente a esta dimensión cerrándole la puerta de regreso, es muy importante aclarar que vean lo que vean, no deje la persona de rezar el salmo 91 y salga después que la persona del anafre. De antemano les recuerdo que la persona que lo traiga tiene que ir esparciendo el humo por debajo de las camas o muebles, es como si estuvieran fumigando". Escuchamos con atención, la única duda que nos quedaba era ¿.quién metería el anafre y quién la Biblia? Nos miramos todos al mismo tiempo. Deduje que Sofía definitivamente no podía ser, por lo de su embarazo, Luis tampoco ya que es sordomudo; quedamos únicamente Fernando, Emmanuel, Norma, Jorge y yo. Rompí con el silencio opinando que deberíamos ir todos por protección de lo que pudiera ocurrir. De pronto Femando se levantó y dijo: "Mira, Carlos, sé que esto lo empezamos juntos y tenemos que terminarlo de igual forma, pero te juro que me encuentro tan cansado y débil que no aguantaría cualquier sorpresa que sucediera". Al observarlo definitivamente entendimos que nos hablaba con la verdad, ya que se encontraba demasiado demacrado.
Norma intentó decir lo mismo con la intención de no ir, pero de inmediato me dirigí a ella y le aclaré: "Mira, Norma, tú lo empezaste y tú lo terminas".
En seguida Jorge comentó: "Carlos, yo quiero ir, esa cosa se metió en mi cuerpo, no sé cómo, pero lo hizo y por lo tanto quiero estar presente".
Emmanuel de igual forma dijo con gran acierto: "Ya es hora de cobramos todo lo que nos ha hecho, por tal motivo creo que los que tenemos que ir somos Jorge, Norma, yo y por supuesto tú, Carlos, ya que se trata de tu casa".

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