Así empezó...

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Te invito a iniciar la lectura de mi relato . . .
Transcurría el año de 1982. Yo vivía con mi esposa Sofía, de 18 años, y mis hermanos Jorge y Luis, de 12 y 14 años respectivamente. Llevábamos
una vida normal y tranquila, sin embargo tengo que decir que para mi hermana Norma no lo era, para entonces ella contaba con 19 años de edad.
Por haber contraído matrimonio muy chica, se encontraba rodeada de problemas con su esposo, teniendo como consecuencia un refugio amoroso
con otro hombre de nombre Emmanuel.
Por esa fecha me encontraba trabajando en una tienda de telas en el departamento administrativo; mi jefe inmediato era un joven llamado
Femando.
Corría el mes de abril del año mencionado cuando Norma y Emmanuel se presentaron en nuestro domicilio; nos pidieron les permitiéramos alojarse
en la casa ya que tenían deseos de vivir en unión libre y posteriormente casarse, en cuanto Norma obtuviera el divorcio.
Sofía y yo no pusimos ninguna objeción. Durante ese mismo mes Femando y yo hicimos una gran amistad, por lo que me confió que dentro de
poco tiempo no tendría dónde vivir ya que su contrato de arrendamiento estaba por vencerse. Me pidió como favor le permitiera vivir en la casa,
obviamente no se lo negué y, con esto, se instalaron los tres más o menos por la misma fecha.
Estas personas, aparte de Jorge, Luis, Sofía y yo mismo, siete personas que nunca sabré si el destino nos juntó o tenía que ser así. Todo parecía
normal. Con el transcurso de los días Norma empezó a narramos la absurda historia de que uno de sus novios de la secundaria, de nombre Isidro,
se había matado en un accidente automovilístico; historia que yo nunca creí, ya que el famoso Isidro era amigo mío y nos frecuentábamos. Sin
embargo nunca trate de desmentirla, pensando que estaba inventando esta historia por darle celos a Emmanuel. Tal fue su autoconvencimiento
que éste la llevó a conocer a una bruja de nombre Margarita, quien se encontraba viviendo en el centro de la ciudad. Al tener contacto con ella le
pidió una lectura de cartas,estando presentes Emmanuel y Femando, quienes habían iniciado una gran amistad. Según lo que después me
contaron Norma le preguntó a la famosa bruja si Isidro estaba muerto;ella contestó que si Norma seguía con esa idea se metería en problemas con
las fuerzas ocultas que se encontraban inquietas. Les pidió que se cuidaran y no salieran después de las seis de la tarde, ya que a esa hora se
desataban las fuerzas del mal. Después de esta lectura de cartas, que duró poco menos de dos horas, se regresaron a la casa.
Cuando Femando me comentó esta experiencia le pedí a Norma que dejara por la paz esa tonta historia del famoso Isidro, pero al parecer mis
palabras no fueron tomadas en cuenta, ya que se fue obsesionando cada día más por la muerte de éste. Transcurrieron los días hasta llegar el mes
de mayo. Las cosas cambiaban a cada momento, y Norma empezaba a descuidar su persona. Un día de regreso a la casa me encontré con la
sorpresa de que Norma le había quitado su hija menor a su primer esposo; la bebita contaba con sólo tres meses de nacida.
Estuve de acuerdo en que mi sobrina viviera con nosotros, con la esperanza de que la niña haría que Norma se olvidara de la tonta historia de la
muerte de Isidro, sin embargo no fue así. Esta mentira se fue convirtiendo poco a poco en una obsesión para ella.
Un día se presentó cierta discusión en la que salió a relucir nuestro padre, se mencionaba que él nos había abandonado siendo muy pequeños y se
había negado a mantenernos por diferentes causas. Al decir su dirección me di cuenta que Norma seguía teniendo contacto con el; le pedí que
fuéramos a su domicilio, el cual se encontraba por el área de Satélite, Estado de México.
Eran aproximadamente las once de la noche de cierto día de mayo, cuando nos encontrábamos estacionados en las afueras de su casa; tocamos
varias veces sin tener resultado.
Recuerdo que esperamos aproximadamente hasta la medianoche, y al percatamos de que no había nadie, decidimos regresar, dejando los cosas
por la paz.
En el regreso, que por cierto fue por el Periférico, Norma nos mencionó que a la altura de las Torres de Satélite fue donde Isidro había muerto
accidentalmente. Al escuchar esto le pedí que dejara esa tonta historia y traté de desmentirla ante Emmanuel, quien también estaba cansado de lo
mismo. Poco a poco, sin damos cuenta nos encontramos a la altura de Tacuba, frente al panteón Sanctorum. Norma se hundió en un silencio total.
Recuerdo que su mirada era extraña,
fría, y se perdía en el parabrisas del carro, sin decimos ni una sola palabra a Emmanuel ni a mí. Al pasar el panteón detuvo bruscamente el
automóvil, se bajó y me pidió que manejara, ya que ella se sentía muy nerviosa y no podía conducir.
Se acomodó en la parte de atrás y Emmanuel le preguntó si tenía algún malestar; ella se llevó las manos a la cara y mencionó que quería regresar
a la casa. Durante el trayecto me percaté de un posible enojo entre ellos y quise suavizar la situación invitándolos a cenar. Para mi sorpresa Norma
prefirió regresar a casa sin discutirlo. Otra gran sorpresa fue cuando Sofía se encontraba en la puerta de la casa con el portón abierto para que
pudiéramos meter el carro y al esta-
cionarlo nos preguntó qué había pasado. Le dije que Norma estaba muy rara. Ella ya estaba en nuestra recámara en compañía de Emmanuel,
Femando, Jorge y Luis. Cuando Sofía y yo entramos Norma nos comentó que en el trayecto del panteón había volado un cuervo y le había estado
picoteando el parabrisas. Todos menos Sofía nos reímos de este comentario, que nos pareció muy irreal. Sofía se quedó muy extrañada y nos dijo
que era mejor regar un poco de agua bendita en el interior de la casa por si nos hubiéramos traído alguna materia.
Mientras Sofía venía rezando con el agua, el ambiente se empezó a descomponer, ya que después de ser una noche calurosa la temperatura bajó
dramáticamente, trayendo consigo
un fuerte olor a excremento. Sofía me entregó el agua pidiéndome que yo la regara, pero Emmanuel valientemente la tomó y dijo burlonamente: "En
nombre de Dios te bendigo". Al salir de la recámara y entrar a la sala, los dos gatos que teníamos se erizaron brutalmente y emprendieron la huida.
Esa reacción fue una gran sorpresa para todos, pero Emmanuel aclaró con cierta lógica que los había rociado con el agua; luego siguió con la
dichosa bendición. Al entrar a la sala tiró el frasco y regresó a la recámara aterrado y, tapándose el rostro con sus manos, repetía
desesperadamente que ¡no era posible! Todos tratamos de tranquilizarlo y después de unos minutos nos comentó que una señora de negro se
encontraba en la sala flotando en el aire con unos cabellos blancos y
muy largos, su rostro se encontraba hacia abajo con la mirada hacia arriba, y tenía una mueca de sonrisa en la cara. Entonces todos nos quedamos
perplejos y tomamos con cierta incredulidad lo que nos dijo. Posteriormente comentamos que lo que Emmanuel supuestamente vio se había tratado
de una broma.
Con el paso de los días las cosas empezaron a cambiar, ya que los aparatos eléctricos se encendían solos y el televisor se cambiaba de canal sin
ser digital, sin embargo, nunca se le dio la importancia debida. Cierto día, al no tener dinero y encontrarnos desesperados, Emmanuel comentó que
tenia un amigo que le podía prestar, pero tenía que visitarlo en las tardes. Femando le recordó con cierta burla que la famosa bruja que habían
visitado les había advertido que no salieran después de las seis de la tarde, porque de ser así podrían correr algún riesgo. Sin embargo, se marchó
después de las ocho de la noche de ese mismo día.
No podría descifrar lo que pasó, sólo puedo decir que Emmanuel regresó tocando fuertemente la puerta; cuando le abrimos entró arañado de la
cara y las manos y golpeado del cuerpo. Norma empezó a gritar desesperada y salimos todos a buscar rápidamente al atacante. Encontramos la
calle totalmente desierta. Al preguntarle a Emmanuel qué había pasado nos comentó que no podría decirnos, pues lo único que sintió fue una
especie de animal arañándolo y golpeándolo.
La agresión sucedió junto al portón de la casa, y realmente nos desconcertó, ya que era imposible que él mismo se arañara o golpeara y una
persona, por muy velozmente que corriera, no podría haber desaparecido tan rápido de una calle tan larga y sobre todo porque no tenía dónde
ocultarse
el posible agresor. Esa noche fue muy rara: mayo es una época de mucho calor y el hecho de que en ese momento nos encontráramos casi bajo
cero y además escucháramos el aullido de los perros nos creaba una atmósfera extraña.
Pasaron varios días y Norma seguía insistiendo con la muerte de Isidro a tal grado que trató de hacer una reunión espiritista. Al escuchar esto,
Fernando propuso una ouija egipcia que tenía su hermano. Sin más, Norma le pidió que fuera por ella.
Inmediatamente se comunicaron con una amiga de nombre Sol; ella podría trasladarlos en su carro, ya que el nuestro se encontraba
inexplicablemente descompuesto.
Después de la llamada Sol se presentó para ir por la tabla. Norma, Sol, Femando y Emmanuel fueron por ella. Al conseguir que el hermano de
Fernando les prestara la tabla, Sol comentó que para que tuviera mejor efecto se tendría que curar con magia negra y Norma sugirió curarla con la
bruja Margarita. Se dirigieron a la casa de ésta y al tener la tabla en su poder la bruja realizó varios rezos, les comentó que tuvieran mucho cuidado
y que trataran de no manejarla después de la seis de tarde, pero no tomaron en cuenta lo recomendado.

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