El Exorcismo

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A fin el pastor continuó: "Emmanuel no quiso entrar a la iglesia porque es un lugar santo, también por esto él no se encuentra aquí. La intención de
reunirme con mis hermanos de religión es arrojar a este demonio fuera de la casa, por lo que les pedí que dejaran abierta la Biblia en el salmo
91, el cual es para exorcismos. "Ahora tomémonos de las manos y empecemos el rezo para tratar de lanzar a este demonio; además estoy seguro
de que no se encuentra solo". Realmente no sabría cómo tomaron los demás esta explicación, pero estoy seguro que lo que todos deseábamos en
esos instantes era que la pesadilla terminara de una vez por todas. Al tomamos de las manos empezó el rezo dirigido por el pastor diciendo con
gran fuerza: "Dios mío, ayúdanos a sacar de esta casa al demonio que se encuentra arraigado aquí. Dios mío, pon tu mano santa en este hogar y
protégelo". En ese momento abrió la Biblia con el salmo 91 a la vista, me la entregó y la coloqué en la sala en igual posición; y continuando el rezo
dijo: "Dios santo, derrama tu sangre preciosa en esta casa en este momento y arroja al espíritu de las tinieblas que se ha rebelado contra tu
voluntad, desafiando tu corazón, Señor". Poco a poco la casa se empezó a llenar de una neblina, se empezaron a azotar las puertas y los vidrios
empezaron a temblar; conforme el fenómeno aumentaba más y más, el pastor y todos nosotros nos encontrábamos aterrados ya que nunca se
había presentado un evento de tal magnitud. Mayor fue la sorpresa cuando uno de los vidrios estalló como si algo hubiera salido de la casa con
mucha furia. En ese momento el pastor dejó de rezar muy cansado y muy aturdido y con una voz aterrada dijo: "¡No es posible! La Biblia esta
sangrando". Al escuchar esto, todos vimos que el libro sagrado se encontraba manchado de sangre sin ninguna explicación coherente. Los
religiosos se hincaron diciendo: "Dios mío, gracias por tu ayuda divina, que nos protegió, pues en esta casa se encontraba el mismísimo demonio".
Nos tranquilizamos todos y tomamos un poco de agua. Sofía se fue a la cocina muy confundida. Al notarla tan extraña me dirigí a ella
preguntándole si se encontraba bien por lo del embarazo. Dijo: "Carlos, ¿será posible lo que todos vimos y sentimos? ¿Será posible que realmente
estuviéramos
viviendo con un espíritu o demonio?". Sin poder responderle la abracé y fui con ella a la sala donde se encontraban todos los demás. El pastor y
sus acompañantes se despidieron diciéndome: "Al parecer era muy fuerte lo que estaba en tu casa, pero creo que con la bendición de Dios se ha
retirado. Si notaran algo raro hablame, que yo estaré aquí para ayudarlos, o comunícate con Evaristo. Ahora nos retiramos ya que me encuentro
muy cansado. Buenas noches".
Horas después Emmanuel volvió, cuando ya todos estábamos dormidos, se recostó y se quedó dormido. Cerca de la madrugada nos despertó, ya
que a pesar de que estaba dormido se reía con unas carcajadas estruendosas. Todos nos paramos a mirarlo; efectivamente se encontraba
dormido, pero se reía. Al acercamos abrió los ojos y dijo: "Pobres pendejos, nunca podrán conmigo". Norma se dirigió hacia él, agresiva, diciéndole:
"Ya basta, Emmanuel". Lo sacudió,
pareció despertar y dijo: "¿Qué pasa?". Todos estábamos sorprendidos, pues su voz y su mirada habían cambiado. Sin decir más, realizamos una
junta familiar para comentar todo lo referente a la experiencia vivida desde el principio del mes de mayo. Femando estaba desconcertado y yoestaba convencido de que todo era una broma de Emmanuel. Todos empezamos a presionarlo pidiéndole que nos dijera la verdad. Él se empezó a
desesperar, mientras que Fernando se
ponía agresivo en su contra; quería golpearlo por las supuestas bromas. Sofía pedía que se fueran de la casa ya que eran muchas noches sin
poder dormir y demasiadas tensiones. Emmanuel se paró y gritó fuertemente: "No sé qué me pasa, se los juro, salgo de la casa y siento que me
quedo dormido y despierto desnudo en el panteón Sanctorum. Cuando duermo en casa siempre sueño con un señor muy fuerte y agresivo que me
empieza a rezar en un idioma extraño y sin saber
cómo yo le empiezo a contestar en el mismo idioma, después siento que me queman y desgarran por dentro. ¡Dios mío! ¿Qué me está pasando?".
Se echó a llorar y se tapó la cara. Tratamos de calmamos y tuvimos la idea de comunicamos nuevamente con el pastor de la iglesia o visitarlo a la
mañana siguiente para comunicarle lo que Emmanuel nos platicó.
Al amanecer traté de comunicarme con el pastor por vía telefónica pero nunca contestó. De regreso a casa me encontré con nuestra amiga
Angeles, quien tenía mucho tiempo de no visitarnos. Después de platicar con ella y sin mencionarle nada más que nuestros recuerdos anteriores le
pedimos que nos llevara a la iglesia, con el pretexto de ir por unos aparatos olvidados. Salimos de casa, pero Emmanuel no sabía a donde iríamos
Norma y yo. Ángeles estaba estrenando auto y esto llamó la atención de Emmanuel, quien le pidió que lo dejara manejar. Angeles le entregó las
llaves del coche, y ella y yo nos subimos atrás y Norma y Emmanuel adelante.
En el trayecto, y estando sobre el Circuito Interior, Emmanuel agachó la cabeza repitiendo: "No, no, no", y aumentando la velocidad del carro con la
intención de impactamos contra otro. Norma de inmediato le preguntó "¿Qué te pasa Emmanuel?". Ángeles y yo estábamos desconcertados por su
actitud; pensamos que no podía ser una broma por el peligro en que nos encontrábamos. Norma
abrazó a Emmanuel para ver qué le pasaba y él le aventó la mano, se le quedó mirando y con una voz ronca y fría contestó: "Yo no soy Emmanuel,
puta", al tiempo que echaba la cabeza para atrás y ponía los ojos en blanco, mientras su garganta se inflamaba gravemente. Vimos que nos
acercábamos a un trailer a gran velocidad con intención de estrellarnos. De inmediato tomé el freno de mano, logrando así un frenado de
emergencia, mientras Norma apagaba el auto; esto hizo que bajáramos la velocidad para estacionarnos. Mientras Emmanuel se recuperaba del
trance en el que estaba, Angeles pidió una explicación, que intentamos darle. Por supuesto, esto bastó para que ella nos regresara a la casa y se
retirara de inmediato. Emmanuel no podía creer la actitud tan peligrosa en la que estaba, ni el susto que nos había dado.
Ya en casa comentamos con los demás, y Fernando me pidió hablarle a Evaristo, pues en el teléfono del pastor no contestaban. Fue grande mi
sorpresa cuando Evaristo contestó y me dijo que teníamos que vemos de inmediato; nos citamos en un conocido café de San Cosme. Mientras
esperaba, trataba de reaccionar a todo lo que estaba viviendo junto con mis compañeros. Evaristo entró al café, se sentó y me miró. Entonces dijo:
"Carlos, sé que lo que te voy a comunicar es
increíble: el pastor falleció la noche que fue a tu casa. Fue sorprendente, él se encontraba en la parte alta del templo y sin ninguna explicación
resbaló o lo arrojaron. La verdad no entendemos cómo sucedió, pero la caída fue fatal; la policía obviamente declaró un accidente, pero estamos
seguros de que no fue así. Carlos, yo quisiera ayudarte pero creo que la persona más preparada para esto ya no existe. Encomiéndate a Dios e
intenta localizar a otra persona especializada en esta materia, ya que nosotros nos sentimos incompetentes para luchar contra estas fuerzas
malignas".
Sin decir más se paró y se fue. De regreso a casa Norma, Femando y Emmanuel no se encontraban allí. Sofía me explicó que habían ido a buscar
a la bruja Margarita para pedir ayuda. Le comenté sobre mi plática con Evaristo y se quedó muy callada; después de unos minutos dijo: "¿Qué
podemos hacer? Estoy desesperada por todo esto, tengo miedo por nuestro hijo, me encuentro angustiada". Pasaron algunas horas y regresaron
los muchachos. Fernando me jaló
a la cocina para platicarme lo que dijo la bruja: se había puesto muy nerviosa pues claramente se les había advenido que no jugaran con la tabla
después de las seis de la tarde, hora en que según ella se desataban las fuerzas del mal, pero que tuviéramos cuidado ya que este tipo de
demonios nunca estaban solos, y que al saber que estábamos enterados de las fuerzas negativas iban a tratar de apoderarse no nada más de
Emmanuel, sino de todos los demás. "Carlos, me encuentro
realmente espantado, ¿qué podemos hacer?". A lo que contesté: "Femando, la verdad es que no sé qué podemos hacer". Al explicarle lo platicado
con Evaristo, se quedó muy sorprendido, por lo que dijo: "No tenemos de otra, necesitamos por lo pronto ir por agua bendita y tenerla siempre con
nosotros". De inmediato nos dirigimos a conseguirla en una de las iglesias de la zona. Ya de regreso repartimos el agua a cada uno de la familia,
Emmanuel dentro de su lucidez abrazó el agua, diciendo: "Dios mío, no sé qué me está pasando pero por favor protégeme".
Las noches transcurrían con lentitud y terror, esperando que en cualquier momento se suscitara algo sobrenatural; era imposible dejar el agua
bendita, ya que se había convertido en algo indispensable. Cierto día en el trabajo se dio la oportunidad de promocionar a un grupo de música en el
Estadio Azteca por parte de la compañía donde laborábamos Fernando y yo, y por consiguiente logramos obtener los boletos del espectáculo para
toda la familia. Realmente fue emocionante para todos poder cambiar de ambiente. Recuerdo que partimos al concierto en la tarde. La verdad, nos
pareció bastante interesante, tal vez no fue tanto por el concierto en sí, sino por haber permitido tranquilizar nuestros nervios y mantener nuestra
mente ocupada en otra situación. Ya de regreso a casa estoy seguro que toda la familia estábamos pensando en otras cosas, olvidando todo lo
referente a la experiencia que estábamos viviendo.

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