Unidos

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- Te he extrañado tanto...

- Yo a ti también

Ella le rehuye la mirada.

Él eleva su mentón para obligarla a enfrentarlo

- Pero no has querido quedarte conmigo a solas para esto.

La voz de la joven titubea un poco

- No. 

Tras contar mentalmente hasta tres, reúne la fuerza necesaria y se prepara para enfrentarlo

- Lo cierto es que quería quedarme a solas contigo para que te enteraras de mi boca antes que Sergéi cuente su propia versión.

- Escucho

- Todo empezó con el hechizo que borró nuestros recuerdos

- ¿Qué ocurre?

- Provocamos que Frizz perdiese un niño que esperaba

- ¡¿CÓMO?!

- Peleamos y ella cayó por accidente

El rey monta en cólera

- ¡NO PUEDE SER! ¡ESTÁ MINTIENDO!

Pasea por la habitación furibundo

- Creo que no miente. Recuerdo la sangre... Y a Frizz en el suelo

- Lo recordaría. Ese maldito diablo ha manipulado tus recuerdos.

- Nos culpa de todo lo que le ha ocurrido desde entonces

La encara haciendo aspavientos

- ¡FUE UN ACCIDENTE! ¡¿DONDE DEMONIOS ESTABA ÉL?!

- Llegó tarde para salvarla, pero utilizó una de tus esferas para impedir que muriese desangrada.

La ira del rey aumenta por momentos

- ¡¿Y cómo consiguió una esfera?! ¡Es imposible que tuviese acceso a ese tipo de magia! ¡Esa sólo la posee el rey!

Para en seco. Se vuelve hacia su esposa con porte amenazante y recriminador

- ¿Se la diste tú?

- No hizo falta.

Se dirige a la reina y la toma por los hombros.

- ¿Qué quieres decir?

La joven traga saliva. Parece que todo su cuerpo se ha secado de repente.

- No le hizo falta mi ayuda porque... Él es el Rey del Laberinto

Los ojos del monarca se encienden como dos hogueras en pleno apogeo.

Habla con cuidado, intentado no arremeter contra la inocente de su esposa y eligiendo con cuidado las palabras.

Si algo ha aprendido en el laberinto es que para saber algo has de utilizar las palabras adecuadas.

- ¿Cómo has dicho?

Su mirada desquiciada y peligrosa tienen completamente asustada a la muchacha, que intenta guardar la calma

- El es el Rey del Laberinto. Él y yo...

No puede creerlo. Sonríe incrédulo.

Es imposible. Es mentira. Han confabulado entre los dos para terminar con él.

- No quiero oírlo

Le da la espalda

- ¡NO QUIERO OÍRLO!

SusanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora