Capítulo 2: Mi deseo puede más que el destino

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Ha pasado mucho tiempo desde que vi por primera vez al Rey Livius, después de esa vez sólo mi padre viajaba al reino del Sol dejándome con mi madre y mi pequeño hermano.

Mi padre, el rey de las estrellas es un hombre con un temperamento fuerte y justo, era la clase de rey que daría la vida por su pueblo.

Es el hombre que más admiro desde que empecé a conocer su poder y entender sus decisiones.

Siempre le he querido demostrar de lo que soy capaz.. Que yo también puedo ser tan fuerte como él lo ha sido.

Ahora era muy poco cuando veía a mi padre por motivo de la guerra comandaba a nuestros hombre en las estrategias que dictaba el joven Rey.

Me contaron que desde que fue coronado nunca perdía contra sus enemigos, era considerado un genio y no tenía ningún remordimiento en acaba con cada uno de sus enemigos.

Los años pasaron.

Mi padre pensaba que dejarnos a nosotros vivir fuera de esos peligros nos mantendrían a salvo, pero se equivocó.

Los enemigos del Rey Sol se enteraron que nuestro reino lo apoyaba en la lucha.

Así que una mañana ellos se escabuyeron dentro de la capital de mi reino para atacar a la familia real, para así poder apoderarse de nuestro país y así el Rey de las estrellas perdería fortaleza.

Incluso podían tomar el reino si jugaban bien sus cartas.

Uno de los consejeros de confianza me saco rápidamente de la habitación para así poder salvarme, pero mi madre y mi hermano no tuvieron la misma suerte.

El príncipe era muy joven todavía, así que siempre estaba al cuidado directo de mi madre.

El futuro rey era ahora un rehén.

Sabía que esa era una buena forma de sobornar a mi padre.

-Ayúdame consejero Sam. -Lo tomé del brazo. -No puedo dejar a mi familia en manos de esas personas.

No tenía miedo sólo quería poder ser útil y salvar a mi familia

-Aunque te pudiera ayudar mi niña, no tengo algún plan para rescatar a la familia real.

-Usted no, pero yo sí.

Lo mire fijamente con toda la confianza de mi corazón sabía que mi plan iba a funcionar.

-Reúna a todos los soldados o hombres que nos puedan apoyar por favor. -Hice una pausa. -Si mi plan tiene el resultado esperado le aseguro que ningún hombre bajo mi mandanto morirá y podremos rescatar a mi familia se lo juro.

El consejero Sam seguía arrastrando me por los pasillos del castillo.

-¡Por favor se lo suplico confíen en mi!.

El hombre de avanzada edad paro de inmediato al escuchar mis palabras, se dio la vuelta y me miró fijamente.

-Mi princesa Sol suplico su perdón. -Se arrodilló delante de mis ojos. -No me tiene que rogar para cumplir sus ordenes, la apoyaré Hasta el último de mis días.

Al escuchar esas palabras una especie de corriente recorrió mi cuerpo.

Sentí como si algo que estaba dormido en mi interior despertaba de manera explosiva.

《Era como un instinto》.

Y así el consejero Sam reunió a todos los hombres disponibles que seguían libres en el castillo.

Y como lo presentía mi plan fue todo un éxito, me sentía tan orgullosa de mi misma.

La emboscada se logró sin ninguna pérdida, el conocimiento de los pasillos secretos por los que siempre he jugado fueron la clave.

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