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Esperaba desesperadamente en un sillón fuera de la oficina de Kun. Ansioso por discutir algunos asuntos sobre las modelos para la próxima sesión de fotos. No eran como las había pedido. No eran lo suficientemente bonitas para mi criterio.

De pronto la puerta se abrió, ardido, me pare para dirigirme hacia la entrada. Pero me detuve al verla. Una mujer extremadamente bella. Su cuerpo era justamente perfecto, su tono de piel era más que bello, su semblante era precioso, simplemente era una mujer inefable. Caminó alrededor de mi, sin tomar importancia de mi existencia. Me sentí inferior a ella.

—¿Jungwoo?— Escuché detrás de mi, una voz viniendo de la oficina.

Giré mi cuerpo hacia la entrada, traté de olvidarla y continuar con lo que vine hacer. Entré y me senté frente del escritorio de Kun.

—Jungwoo, ¿en qué le puedo ayudar?— Kun tomó lugar frente de mi.

—En darme nuevas modelos. Yo pedí una con piernas largas y delgadas, de preferencia un poco bronceadas, otra pálida con un cuerpo de reloj de arena, y la ultima pelirroja con pecas ¿Y qué me dio? Piernas normales, una tabla y una pelirroja sin pecas—

Kun sonrió ligeramente con la esquina de sus labios —Perdón Jungwoo, me aseguraré de cambiarlas ¿Has pensado en la otra propuesta de trabajo?—

—Si, no lo haré—

—¿Por qué? Jungwoo, eres nuestro mejor fotógrafo, uno de los mejores en tu área, ¿por qué no intentas algo nuevo? Siempre fotografeas a mujeres y te diviertes con ellas, debo de admitir que tus fotos son magnificas, ¿pero por qué no tratas de tomarle fotos a los hombres? Puede que también te salga maravilloso—

—No quiero, no me gustan los hombres. No me inspiran para sacarlos de su mejor angulo. Si quieres buenas fotos de hombres, consiguete a alguien que le gusten a los hombres de ese sentido— Me puse de pie —Espero tenerlas para mañana— Con eso dicho salí de ahí.

Al salir del edificio me dirigí hacia un café cercas de ahí. Pedí lo mismo de siempre y me senté en una de sus mesas. Saqué mi cuaderno y vi mis notas que tenía apuntadas. Traté de ocuparme con trabajo pero no pude parar de pensar en ella, me intrigaba saber más de ella.

Con mi lápiz en mi mano, hojeé hasta encontrar una hoja en blanco y comencé a dibujarla tal como mi memoria decía.

Cuando finalmente terminé, la observé... estaba bella.

—Disculpa señor, estamos a punto de cerrar...— Un mesero se acercó, interrumpido mi momento de admiración.

Levanté mi mirada hacia él, con disguto aclaré mi garganta y empecé a guardar mis cosas —Si, me voy—

El día siguiente me presenté a mi estudio como cualquier día. Maquillaban a las modelos y mi asistente preparaba mi equipo.

—¡Señor Jungwoo! Buenos días, está todo listo, nomas falta los últimos toques en el maquillaje de las modelos—

—Buenos días Renjun, perfecto—

Continué con mi rutina, solamente que esta vez... se sentía diferente. Había un gran hueco... uno que no sabía como rellenar. Intenté lo mismo de siempre, impresioné y seduje a las modelos después de la sesión de fotos, me aseguré en hacer la noche más larga con ellas. Pero a media noche, me desperté. Estaba rodeado de tres hermosas modelos y aún me sentía insatisfecho. Ocupaba algo más, no solamente placer pero cariño. Algo que provenía del corazón, al parecer así no lo obtendría.

Me salí de la cama, tapé a los bellos cuerpos desnudos y fui a la cocina. No prendí ninguna luz, solamente quería algo de comer. Mientras que escogía algo del refrigerador, me acordé de mi mamá. Algo de ella hacía que me recordará a mi madre. Quizá por su semblante, parecida a ella, su esencia semejante. Cómo la extrañaba...

𝒫𝒶𝓇𝒶 𝐸𝓁 𝑅𝑒𝒸𝓊𝑒𝓇𝒹𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora