Me desperté gracias al rico aroma de pollo que preparaba ___. Me levanté y me asomé que estuviera ocupada ___. Era perfecta en su lindo mandil, no pude resistir acercarme a ella y abrazarla por detrás mientras que ella cortaba verdura. Recargué mi cabeza sobre su hombro y veía que hacía.
—¡Jungwoo, me asustaste!— ___ dijo riéndose.
No dije nada, ni la solté. Mientras ella se movía por todos lados de la cocina, agarrando lo necesario y metiéndolo a las ollas, yo seguía pegado detrás de ella como un chicle. La seguía y en cosas que ella no podía alcanzar yo, con gusto, lo bajaba. Pasó el tiempo y yo me desesperé, así que mientras ella caminaba hacía el otro lado de la cocina, la giré hacia mi para pronto plantar mis labios sobre los de ella.
—Jungwoo...—Dijo entre besos —Tengo que terminar de cocinar— Sonrió
—No me importa, necesito tu atención— Me agaché para agarrar sus piernas y poder levantarla, aun sin nuestros labios separados. Ella, con una espátula en su mano, recargó sus brazos sobre mis hombros.
No tardó ___ en soltarme, ella me vio profundamente, ambas esquinas de sus labios alzadas. Yo disfrutaba de su belleza, del momento y simplemente de su compañía.
—Jungwoo, tengo que terminar de cocinar, bájame por favor—
—No quiero—Hice un puchero.
—Jungwoo, por favor, si no va a quemarse la comida—
—Mi amor, lo que sea que cocines me lo comeré con felicidad. No importe de que tan malo este el sabor, yo me lo comeré, hasta pediré más—
___ se rió y se acercó a darme unos cuantos besos más —Ahora si, bájame por favor, no quiero comer comida quemada— Antes de bajarla, la ataqué con tres besos más y por fin, la coloqué con delicadez sobre el suelo. Ella de inmediato fue a revolver lo que sea que se encontraba dentro el sartén.
—Me hablas cuando esté lista la comida, voy al taller— Le di un ligero empuje sobre su trasero, en otras palabras, nalgadas, antes de irme afuera.
Estando en el patio trasero, agarré una cubeta que se encontraba regada por el césped y con la manguera la llené de agua. Abrí la puerta del taller lentamente, Ten estaba adentro con los ojos abiertos pero incapaz de moverse. Me acerqué a él y lo senté. Él trató de zafarse, se movía como pez fuera del agua. Para calmarlo, le arrojé el agua que tenía dentro de la cubeta. Ten estaba bañado y solamente así se calmó.
Me hinqué frente de él—¿Dónde está mi dinero?— Dije mientras Ten recuperaba su aliento, agua chorreaba de su cabello.
Ten sonrió con poca energía, —Ya me lo gasté— Alzó sus ojos a verme, todavía sonriendo.
Sentí mi interior arder por dentro, cerré mi puño y lo lancé a su cachete. 15,000 le había dado ¿Cómo no me iba a enojar? Le hubiera dado más golpes, pero me detuve al escuchar ___ gritar que la comida estaba lista.
Me puse de pie y fui a comer. Después salí con la excusa de que iba a ver a Renjun. Pero en realidad tenía que comprar un cofre para deshacerme de Ten, ya no tenía uso para él. Mi plan era enterrarlo en un cementerio, hacerlo ver normal. Así que en mi salida conseguí un cofre, una pala y unas pastillas para dormir. Traté de llegar lo más tarde posible, no quería que ___ me viera con todo lo que compré para el entierro de Ten.
Logré regresar por la madrugada, cuando ___ estaba dormida. Entré a la casa por un pan y un plato de comida junto con una bebida, le escondí pastillas entre la comida como si fuera Ten un perro que trataría de engañar a comerse sus vitaminas. Preparé el plato de forma que se viera delicioso y me lo llevé con Ten. Abrí la puerta con cuidado ya que tenía mis manos ocupadas con su plato y su jugo.
—Te traje de comer, mi novia lo preparó— Lo dije mientras lo acomodaba en el suelo.
Ten cambio su expresión de sin vida a sorprendido —¿Tu novia sabe de mi?—
Iba a responderle que no pero me detuve. Si le decía que no, él pensaría que tenía esperanza de ser salvado, pero si era la respuesta era lo opuesto se sentiría sin posibilidades —Claro que sabe de ti, por eso me mandó con este plato—
Ten miró hacia el suelo, tomé lugar frente de él y le dí de comer como si fuera niño. Me aseguré que se pasará cada pedazo de comida. Cuando terminó, regresé a casa y me acosté a un lado de ___ mientras esperaba que las pastillas tomaran efecto.
—Jungwoo...— ___ dijo medio dormida
—¿Mande?— Dije con la voz más tranquila y suave
___ cerró sus ojos y cayó dormida. Sonreí ante lo adorable que era ___, besé su frente y con mucho cuidado salí de la cama. No quería despertarla. Lo demás que realicé, lo hice con mucho cuidado y calma. Ten se encontraba acostado sobre el piso, sus ojos cerrados y su boca abierta, saliva salía de su boca abierta. Le piqué varias veces para asegurarme que estuviera en sueño profundo antes de desatar la cuerda. Lo levanté y lo llevé a su cofre que ya estaba sobre mi carro, listo para irnos.
Metí las demás herramientas dentro del auto y me dirigí hacia el cementerio.
Una vez estando ahí, me fui a la casa del guardián del cementerio, le hice un trató y él me ayudó con el cofre pesado de Ten. Juntos lo levamos a un espacio, donde yo y él comenzamos a escavar y pronto enterramos. Le pagué lo correspondiente a el señor y le agradecí por su ayuda.
Yo poco a poco le fui echando tierra sobre su cofre, disfrutaba de cada vez que lo hacía. Con una sonrisa veía como Ten quedaba más y más dentro de la tierra.
Al final, recargaba sobre la pala mientras admiraba donde se encontraba Ten. Ahora si pagó por todo lo que causó y ya podré vivir en paz con ___.