Dudas al aire

22 1 0
                                    

(siento mucho no actualizar el libro, el temor que más me consumía y plasmé en esta historia como si fuera una lejana pesadilla, se volvió realidad, mi mamá murió justo el día de la última actualización, y hasta ahora, más de un año después, la voy a continuar, espero no poder perder el hilo y seguir con el sentido profundo que tenía antes)

Encuentro en ciertos recuerdos la nostalgia de tenerla a mi lado, acariciándome el pelo frente al atardecer en la blanca arena de la playa hasta quedarme dormido gracias a la paz tan grande que me daban esos momentos, hoy sigo buscándola, al menos en mis pensamientos, porque no me estoy ayudando en lo más mínimo en hacerlo. Quisiera, a veces, que la vida misma sea la que se pare frente a mi y me diga qué estoy haciendo mal, ya que a lo largo de los años la depresión me ha hecho perder la capacidad de reconocerlo, quizá esto de sobrellevar el dolor ha llegado muy lejos, pero la verdad no me importa, porque si me importara sentiría que esta vez ella moriría, finalmente en mis pensamientos. 

La intensa luz de la mañana recae en mi cara, llegué anoche tan desgastado que ni siquiera me preocupé de bajar la persiana o siquiera ponerme la pijama y posarme debajo de las cobijas. Me levanté mientras hacía una mueca de disgusto por tanta luz, me hice un pequeño masaje en mi adolorido cuello y caminé hacia la puerta, analicé la vista débil el pasillo de lado a lado, estaba completamente oscuro y silencioso, con todas las puertas cerradas, me imagino que mi padre y mi hermana siguen durmiendo, después de todo es sábado, nadie tiene deberes hoy, ni siquiera yo (y aunque los tuviera no los haría). 

Me propuse bajar a la cocina a preparar algo de comer, me estoy muriendo de hambre y anoche, del cansancio no me molesté en cenar, así que agarré mi plato de la cena de la nevera, que seguro mi padre puso anoche ahí, lo calenté en el microondas y me senté en el sofá a pensar y reflexionar lo que ocurrió en la orilla de la carretera. Fue tan real esa conversación, no un recuerdo, sino algo maduro, somo si en verdad le hubiera hablado a mi actual yo, al que comprende lo que es la muerte, al que le confunden los sentimientos, al que le consume la tristeza, características algo duras para un adolescente, sin embargo sentí que todo eso, ella lo hubiera reconocido, ugh seguro me estoy enloqueciendo; dejé el plato encima de la mesa de centro, me puse las manos en la cara y me tumbé en el acojinado sofá.

...

*suena el timbre*

Después de esperar algunos segundos para que alguien abriera la puerta, me dispuse a levantarme con cara de enojo a mirar quién llegó. Al abrir quedé paralizado, era él, era Pat.

- Qué demonios haces acá, como descubriste dónde vivo?- Le respondí con seriedad.

- Tranquilízate, llevo toda la mañana tocando puertas a ver si te encontraba.

- Qué quieres? 

- Solo saber cómo estabas.

Subí los hombros y tambaleé la cabeza. Lo dejé pasar y lo llevé a mi habitación, me senté en el piso, me recosté en la pared y me quedé viéndolo con desdén mientras se sentaba en mi cama. 

- No te voy a tomar mucho tiempo, simplemente quiero hablar contigo.

- De qué? 

- No te conozco mucho, pero sabes que en la escuela los rumores vuelan, así que por accidente conocí un poco más quién eres?

- Y quién soy yo según la escuela?

- De eso quiero hablarte, quiero que tú me lo digas, te entenderé si no me quieres contar, después de todo no somos ni siquiera amigos.

No perdía nada contándole, aparentemente todo el mundo sabe lo que pasó sin que yo haya abierto la boca, así que le conté desde el inicio, lo que sentía y nunca más volví a sentir, lo que veía y nunca más volví a ver y lo que amaba y la vida no me dio la oportunidad de seguir haciéndolo. Las palabras salían incompletas, el nudo en la garganta y mis ganas de llorar no me dejaban contarle bien lo que pasó, sin embargo parecía que él entendía cada sonido de mi frágil voz. Pude ver que, cuando terminé, se limpió con la manga de su saco una lágrima que caía con temor por su mejilla, pero me hice el indiferente, solamente quedé sentado en el suelo con las piernas envueltas por mis brazos y la cabeza recostada en la pared.

- Es una mierda que los que no sientan tu dolor te digan que siempre va a estar ahí esa persona que perdiste, pero no es así, porque sabes que no es verdad, llegas a un punto de desespero donde empiezas a cuestionar si en realidad ese espíritu en realidad es un producto de tu imaginación para no caer en la locura, y una vez que eres consciente de eso sabes que no le hablas a ella sino a ti mismo vestido de esa persona, con frases de autoconsuelo que sencillamente podrías darte tú mismo, sin embargo lo transformas en algo más para que signifique algo, y probablemente así sea por unos instantes, luego caer otra vez en la locura.- Soltó al techo.

- Una persona que no  haya sufrido lo que yo, nunca diría eso.- Le dije 

- Alguien alguna vez me lo dijo, desde ahí cambié completamente mi perspectiva sobre el tema.

Osea la sospecha que tenía era mentira? o será que no quiere contarme algo, no le voy a insistir, pero si me despierta la curiosidad de que lo que pasó ayer y me dijo ahora, tienen alguna razón de ser, por qué, horas después de conocerme, me llevó a donde yo no sabía que necesitaba ir? Vio algo en mi que le resultaba familiar? Dudas, dudas que me inundan la cabeza pero mi fuerza de voluntad no se atreve a preguntarle.

- Mira Pat, agradezco que vinieras, pero no lo tomes a mal, mi padre no sabe que estás aquí y puede salir en cualquier momento a sacarte (Mentira).

- No hay problema, perdón por molestarte.- Se levantó, soltó un pesado suspiro, y siguió su camino.





Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 31, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Diario De Un Gay AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora