Capítulo 3.- 1/2

19 0 0
                                    

Stacey.

Cruzo el campus con paso decidido. Muevo mi cabello al compás de mis pasos y repito para mí una y otra vez.

“Eres linda, hermosa y divertida, Xander te amará.”

Pero al llegar, ya no estoy tan confiada.

Está rodeado por todo el equipo de voleibol y finjo que estoy calentando para nuestra próxima práctica, que es en veinte minutos. No le quito la mirada de encima hasta que por fin se queda solo.

Camino hacia él con paso decidido y exhalo fuertemente.

-Hola.- le digo nerviosa.

-¿Qué tal?- pregunta con una sonrisa en su rostro.

-Bueno, yo… quería saber si… bueno, tu, pues…- tartamudeo encontrando las palabras, lo veo reírse y mi cara se pone roja.

-¿Qué necesitas pregunta?

-Yo, pues..

-¡Hola amor!- escucho que alguien dice detrás de nosotros. Me paralizo en mi lugar con los ojos muy abiertos y espero a que se pare junto a nosotros. Es Xavier. Espera, ¿amor?

-Hola bebé.- dice Xander dándole un beso en los labios, dejándome completamente paralizada. Ahora sí, pueden matarme. Sonrío para ambos.

-Bueno.- digo.- quería saber si… el maestro vendrá a la clase, digo, tu eres el que ordena al equipo y eso.- miento descaradamente.

-¡Oh!- dice.- por un momento creí que ibas a pedirme una cita.- dice frunciendo el ceño.

-¿Yo?- pregunto.- ¿una cita?- carcajeo y ambos me ven mal.- digo, no es que seas feo, bueno, con todo respeto. Eres muy guapo, y atractivo, pero… hay no me mires así Xavier.- murmuro a punto de llorar.- el punto es que no, yo solo venía a preguntarte sobre el maestro. 

-Pues sí, si vendrá.- sonríe. 

-¿Podrías decirle que… que me tuve que ir porque me sentías mal?

-¿Qué tienes?- pregunta Xavier. ¡Maldito roba novios!

-Yo… eh… ¡La regla!, sí... Eso, estoy en mis días, y pues… así, ustedes saben ¿no?- me estoy volviendo loca de poco a poco.

-No, realmente no.- ambos sueltan una carcajada.

-Bueno.- digo.- algún día lo entenderán… adiós.- me despido y salgo corriendo despavorida de ahí.

Crucé el campus en menos de Díez minutos, aunque normalmente lo hacía en treinta. Tropecé un par de cuatro, cinco, diez o veinte veces, pero nada malo pasó. Solo sentía mi corazón latir fuertemente y las lágrimas queriendo salir. Nunca había estado tan cerca de invitar a un chico a salir, y cuando lo hago, éste resulta gay.

Seré una solterona toda mi vida.

¡Eh dicho!

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

-Cálmate.- dice Miranda.- explícanos bien como pasó.

-Yo… es que… el… ¡hay dios!- me suelto a llorar. Otra vez.

-¿Qué pasó?- pregunta Cameron con voz calmada.

-¡Es gay!- grito haciendo que arias personas volteen a vernos.

-¿Qué miran, insectos del mal?- gruñe Miranda en dirección a la muchedumbre.- ¿cómo que gay?

-Xavier es su pareja.- sollozo.

-Xander… Xavier… no queda muy bien, pero bueno, podrían cambiarte el nombre a uno que empiece con X.- dice Cameron seriamente.

-Estás loca.- sollozo de nuevo.

-Bueno, búscate a otro macho, pero que sea macho y te amé.- Miranda sonríe hacia mí.- Ese tonto no merece tus lágrimas, ¡mírate! Eres hermosa, cualquier hombre, que sea hombre, moriría por ti.

-Entonces.- dudo.- ¡¿Por qué mierda sigo soltera?!

-Porque aquí todos son unos idiotas.

-¡Oye!- exclama Cameron.

-Si.- dice Miranda.- Rocky también, aunque, que sea lector suma puntos.

-Entonces, ¿debo buscarme un ñoño?- pregunto confundida.

-¡No!- grita.- y las personas que leen no son ñoños… ni siquiera los cerebritos son ñoños, es más, ¿qué es un ñoño?- la cara de miranda se transforma en uno preocupado y con dudas.

-Déjalo así.- digo volteando los ojos.

Me levanto de mi lugar y camino hacia la cafetería, tomo una bandeja y deposito ahí una hamburguesa, una lata de refresco, papas fritas, y muchos alimentos dulces, le pago a la señora y me devuelvo a mi asiento.

Las chicas me ven con ojos desorbitados y yo solo me encojo de hombros. 

-¿Qué es todo esto?- pregunta Cam

-Mi almuerzo.- respondo con la boca llena.

-¿por qué tantas calorías?

-El chocolate y las calorías ponen a una mujer feliz cuando está en depresión.- respondo

-Bien dicho.- dice Miranda tomando una de mis papas fritas y metiéndola en su malteada de chocolate.

-¡Qué asco!- exclama Cam

-Déjanos comer.- digo de nuevo con la boca llena.

-Está bien.- dice.- pero comparte ¿no?

Sonrío y le tiendo mi bandeja llena de chucherías, toma unos cuantos chocolates y el budín de fresa que ni siquiera sé porque lo tomé. Odio la fresa en todos sus aspectos, menos natural, la fresa natural me encanta… aunque no en budín o malteada o algo así… no, nunca. Iugh.

Club de la mala suerte.(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora