Misión: Dejar Inconsciente A Naruto

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—La esposa del señor Feudal perdió un collar en la aldea oculta entre la Niebla. En esta ubicación —Kakashi nos mostró el mapa—. Su misión es recuperarlo.

Hinata se deslizo hacia la puerta con la intención de salir. Eso no le incumbia, no a los ojos de nuestro equipo.

—Espera, Hinata. Ayudarás al equipo 7 a recuperarlo —sus ojos regresaron a nosotros—. Deberán tener cuidado, algunos ladrones desean obtenerlo.

—Sí, Kakashi-sensei.

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—¿Sasuke? ¿Estás sonriendo?

Por supuesto que sí, Sakura.

—No.

—Es que creí ver que... ¡Oye!

Brinqué a la siguiente rama con más fuerza y velocidad. No tenía ganas de tener una tonta charla y mucho menos que Hinata me viera junto a ella.
Arruinaría esta fabulosa oportunidad.

Naruto iba a la cabeza, después Hinata, yo y por último Sakura. Pronto llegaríamos al límite del país del Fuego, al puerto del sureste. Subiríamos a una barca para entrar al País del Agua.

Saqué el mapa que Kakashi me dio, tengo un buen sentido de orientación, será fácil llegar hasta ahí sin volverlo a mirar.

Alcancé a Hinata. Con su ayuda, nada más necesitaríamos. Con ella en el equipo, el éxito estaba asegurado.

En el pequeño puerto, muchas personas iban y venían en sus barcas. Un anciano de piel grisácea, con un sombrero de paja, pantalones cortos hasta la rodilla y un chaleco nos volteó a ver. Sobre su pecho, en la parte izquierda de su chaleco, portaba un círculo con el símbolo de la aldea de la Niebla. Era un ex ninja de aquel lugar que vivía cerca del puerto. Su trabajo era pasar a todo aquel al otro lado de las aguas, hacia el País del Agua.

Sakura habló con el hombre y pronto subimos a la barca. Traté de sentarme justo a lado de Hinata con un Naruto juguetón que trataba de molestarme con algo relacionado a Sakura.

Naruto, ya van dos.

Lo más tonto de este idiota es que comenzó a elogiar las aptitudes de Sakura frente a Hinata. Pronto su semblante se volvió desconcertante y yo tomé la oportunidad de estar cerca de ella. Naruto hizo lo posible por sentarse cerca de Sakura. Y Sakura quería estar cerca de mí.

La barca se movió un poco y el hombre nos miró con aburrimiento.

Que vergüenza.

En todo el camino, Hinata se mantuvo callada. Frente a mí, Naruto y Sakura se jaloneaban, un poco para que Sakura viera los peces que pasaban a lado de la barca y un poco porque Sakura no quería que Naruto la molestara con algo tan tonto.

Yo deseaba intercambiar un par de diálogos con Hinata, sólo para que comenzara a notarme más, pero se veía demasiado entretenida viendo los peces que no quería ver Sakura.

Debí decirle a Kakashi que con Hinata y mi presencia era más que suficiente para llevar a cabo la misión.
Sin embargo, ahí íbamos: un tarado, una obsesiva, la futura matriarca del clan Uchiha y su servidor.

—¿Puedes dejar de ser un idiota? —preguntó Sakura.

Cerré los ojos con unas inmensas ganas de reír en ese momento. Sakura, se lo has pedido demasiadas veces. Naruto es un caso perdido.

Miré de nuevo hacia la mujer a mi lado. No había quitado su vista de los miles de peces que pasaban por ahí.

Podría decirle algo, pero ¿qué? Algo que no fuese tan obvio a los ojos de mis compañeros para que estos no me molesten en los siguientes días.

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