Another One Shot's Book |Marvel|

I of the Storm

Título: I of the Storm

Resumen: Escribes una carta para Steve: el hombre fuera de su tiempo. En ella le pides que deje atrás todos sus miedos y sus fantasmas y que recuerde lo mucho que vale ese chico de Brooklyn. 

Género: Reflexión Filosófica.

Parejas: N/A

Adicionales: N/A

Advertencias: N/A

Dedicatoria: Para Steve Rogers, ¡feliz cumpleaños, Capitán! Esta carta demuestra que, detrás de ese héroe universal, hay un hombre que se ha ahogado con todos los cambios. Y que, sin embargo, dejó en claro que vale mucho más de lo que aparenta. Gracias por ser un simple chico de Brooklyn...

Sin más, ¡a leer!

~*~

Debe de ser muy común chocar contra el agua, congelarte y dormir por casi setenta años, ¿verdad? Que después despiertes en otra época y tengas que acostumbrarte a ella sin remedio. Actualizarte por todos esos años donde dormiste, y ser un punto de burla por ello. Ser abrumado por la inmensa cantidad de información que te llegará como golpe de realidad tras el hecho de que todo lo que conocías evolucionó sin que tú puedas apreciarlo. Tener que empezar de nuevo porque te dormiste en un abismo abrumador y sofocante, en pos de un bien mayor, porque un alma no vale más que millones de otras almas. Debe ser muy común, ¿verdad?

Por supuesto que no. ¡Por supuesto que no! Es cruel que te pase eso. Eso es morir y renacer sin poder evitarlo, estando obligado a aprender rápidamente. Buscando nivelarte en la carrera y, sin embargo, siguiendo en último lugar. Ser tomado por ignorante pues tu mente debe formular más rápido que los demás por tantos años perdidos... Tener que vivir y existir en una vida para la que no fuiste preparado; pero sí destinado.

Años perdidos, años que tú no viste, años que no verás más, que en un parpadeo se han esfumado. Están perdidos, y perdidos se han de quedar. Sabiendo que, prácticamente, tú estás perdido y solo en el nuevo mundo. Con guías, tal vez, pero puede que sin un hombro para llorar, para recordar lo que en esencia debiste de ser y se te fue arrebatado sin más. Y ha de doler más cuando no queda opción, cuando buscas un bien ajeno a costa de tu propia felicidad. Pero fue tu decisión.

Ese es tu reto del día a día, Steven Grant Rogers. El afamado Capitán América. Un ícono nacional, una leyenda viviente que vence a su propia leyenda. Un hombre fuera de su tiempo, perdido en las nuevas eras. Sin más remedio que seguir adelante, comprender que por algo, las cosas pasan. Y es irremediable. Una manera menos cruel de reconocer que no hay vuelta atrás, que no has de buscar en las páginas en blanco. Pues es en las siguientes donde la vida te aguarda. Y es sólo cuestión de la aceptación. Eso, Steve, tienes que aprender como complemento a todo lo que te cae encima.

Y es duro. Te cansas más día a día. Es un enemigo que te deja verdaderamente agotado, sin más ganas de seguir y con un inmenso sueño. Que te cierra los ojos y le abre las puertas a las pesadillas. Pesadillas que te hacen temblar como hoja ante el otoño más cruel que es el ocaso de tu vida. Debes de reconocerlo, debes de saberlo.

Estás desperdiciando tanto el tiempo.

Eres un extraño dentro de la nueva estructura social. Un hombre fuera de su tiempo, fuera de son a las tendencias, a las innovaciones. ¿Qué ha de valer un anciano encerrado en el cuerpo de un joven inexperto como tú? Nada, en realidad. El Capitán América ha de valer mucho, demasiado para la nación. Pero, Steve, tú no vales, ¡no vales absolutamente nada! Porque en retroceso, el Capitán América salvó a la nación y al mundo de los nazis y de Hydra. Steve Rogers, en cambio, sólo es el reflejo pobre de un intento de humano.