IV

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Luego de haber dormido lo suficiente cuando llegó del viaje, [T/n] se levantó para ir a tomar un baño. Odiaba la suciedad en su cuerpo.

Cuando finalizó el vestirse colocó su chaqueta de cuero larga sobre sus hombros y tomó rumbo al bosque. Según el papiro ahí fue el último lugar donde el demonio fue visto. O eso decía el registro aquél.

El pueblo era extraño, pese a saber de la existencia del demonio todos actuaban como si fuera cualquier otro pueblo o ciudad que hubiera conocido. ¿Cuál es su maldito problema? Era una pregunta frecuente en la cabeza del joven cada que pasaba y alguien le saludaba.

Cuando se paró frente del bosque vio varios carteles que decían diferentes cosas pero por alguna razón refiriéndose a una en particular:

“Venga a visitar la cabaña del misterio”
“Nadie puede no ver ésta mágica cabaña”

Dudó por un segundo pero, si la palabra mágica aparecia en un pueblo endemoniado tendría que averigüar. Podría ser algún lugar de invocaciones o de brujería.

—¿Vas a la cabaña del misterio? —una voz suena a un lado suyo, [T/n] busca con la mirada rápidamente. Era un hombre—. Es una cabaña extraña, me prohibieron el paso hace ya varios años.

—¿Quién te dice que voy aquél lugar? —cuestiona mientras detiene su paso para observar al hombre que le interrumpió.

Era rubio, tenía los ojos más dorados que podría haber imaginado y su piel era blanca como papel. Llevaba una chaqueta como la de él sólo que esta era amarilla.

—Te has parado a ver los cárteles cada que aparecían, es fácil deducir que vas hacia allá…

Correción, tiene el ojo más dorado que haya podido imaginar en el izquierdo tiene un parche.

—…podría guiarte si quieres.

El muchacho negó y luego agradeció. El hombre extraño no parecía aceptar un "no" como respuesta, eso molestó a [T/n].

—¿Cómo te llamas?

—[T/n] —responde sin ponerse a pensar un segundo aquello, sólo quiere que aquél sujeto extraño deje de molestarle.

Al rubio parece encenderle algo dentro suyo. Es extraño, siente una conexión y sólo quiere seguir su instinto.

De un movimiento el más bajo pone al muchacho contra un árbol mirándolo a sus ojos -ojo, en este caso-. [T/n] no puede creer de donde sacó tal fuerza.

—¡¿Qué haces? Suéltame! —se queja mientras forcejea, el rubio solo apreta con más fuerza los brazos de él.

—¿Quiéres saber mi nombre? Seguro que ya lo sabes —sonríe cínicamente.

—Nunca me lo has dicho, sueltame —vuelve a quejarse mientras intenta darle un cabezazo al más bajo, pero este parece predecir sus movimientos.

—Claro que lo sabes…

El rubio se acerca al oído del muchacho y el simple susurrar de unas palabras lo deja en shock.

…mi nombre es Bill Cipher.

Demons Hunter [Bill Cipher y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora