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Mi primera noche en casa de los Grant ha sido fantástica, la cama era cómoda y muy abrigada, el ambiente era tranquilo, no tenía miedo de ser asaltada por otros niños, un delicioso olor hizo que mi estómago gruñera, decidí levantarme de la cama e ir a donde el olor me guiaba, en el comedor estaba la pareja de ancianos, el hombre sentado en la mesa mirando hacia la televisión, y la mujer en la cocina preparando huevos, i estomago volvió a gruñir, la señora Grant volteo a mirarme, dándome una sonrisilla me ofreció sentarme, puso un plato delante y me sirvió huevos y tocino, en un vaso me dio jugo de naranja, la mire fijamente... quería abrazarla, tal acto de bondad era muy valioso para mi

- muchas gracias señora Grant – le dije

- oh no mi niña, mi nombre es Cat, ¡y es hora de que me llames así! – me reprendió suavemente, solo sonreí y asentí

La señora Cat se sentó, y con los alimentos servidos empezamos a comer, tenía que hacerlo lentamente, aunque lo único que quería era devorar lo que me habían dado ¡jamás había comido tales delicias!

- ¿te gusta? – me pregunta el señor Zod

- sí, está delicioso – le digo una vez termino de masticar

- muy bien, porque hay que subir esos kilos que te faltan – la señora Cat me mira seriamente

- yo... no tengo como pagarles lo que hacen por mí, en verdad muchas gracias –

- ¡no te preocupes pequeña!, y deja de agradecer, pareces reina de belleza – me he dado cuenta de que la señora Cat tiene una lengua muy afilada, me sonrojé y agaché la cabeza

- Kara, ayer nos comentaste que estabas en la escuela... ¿no quieres volver a estudiar? – ambos me miraban esperando mi respuesta

- yo... no lo sé, no tengo documentos ni dinero, además, estaba pronta a graduarme así que... supongo puedo esperar – quería terminar la escuela, pero no tenía la manera de hacerlo

- ¡de ninguna manera!, ya pensaremos en qué hacer para que termines la escuela, por lo pronto toma el tiempo que necesites para pensar las cosas – Cat era mandona, pero no me hería con sus regaños como la señora Strauss

- está bien, yo... quisiera trabajar – necesitaba tener dinero

- aquí en la ciudad es muy difícil conseguir empleo, sobre todo si eres una niña y peor aún, no tienes ningún documento – eso me desmotivo ¡pero no me rendiría! Algo conseguiría...

Una semana pasó desde aquella charla, ya tenía confianza para salir a la calle, Salí temprano de la casa, el ruido era horrible, había muchísimas personas, Cat me había encargado comprar unos víveres para el almuerzo de hoy, entré al supermercado a seleccionar las cosas, hice la respectiva fila y pague por mi compra, retornando a casa capté algo en la intersección de la avenida, en la senda peatonal las personas hacían malabares y otros limpiaban los parabrisas de los autos, miré durante un momento el espectáculo, hasta que recordé lo que me habían encomendado y corrí a casa.

Mientras Cat cortaba tomates yo me encargaba de desgranar maíz, recordé lo que esas personas hacían en la calle y me atreví a preguntar

- Señora Cat, hoy vi personas haciendo piruetas y otras lavando los espejos de los autos ¿Por qué? –

- bueno, son personas que necesitan ganar dinero de alguna manera – levantó su vista para observarme - ¿Qué tienes pensado? –

- oh bueno... pensaba en que tal vez podría trabajar vendiendo dulces en las calles, algo informal – le digo distraídamente

- ¿estás segura?, sé que no tengo derecho a detenerte, pero trabajar en la calle puede ser peligroso, y más si eres una niña tan bonita – su comentario me hizo sonrojar, no me consideraba para nada bonita

- debo hacer algo, no puedo quedarme en la casa esperando a que ustedes me mantengan, ¡no puedo abusar de la bondad que me han brindado! – estaba decidida – por favor, si me percibo en peligro desistiré – prometí

- ¡está bien!, eres una chiquilla muy terca, puedes trabajar de lo que quieras, solo vuelve a casa para comer – regreso la vista a los tomates para seguir picando

- ¡así lo haré! – al medio día Zod llego a casa, los tres almorzamos juntos como se había hecho costumbre desde que decidieron brindarme su techo y protección, ¡estaba tan agradecida!, al terminar nuestros alimentos, lavé los trastos y me senté junto a ellos en el sofá para ver un poco de televisión, mientras veíamos el noticiero, le conté a Zod mi decisión

- ¡pero no tienes necesidad de trabajar! – me dijo con rostro preocupado

- ¡si lo necesito!, no puedo vivir de ustedes siempre, por favor, confía en mi – necesitaba la aprobación de estas dos maravillosas personas

- está bien, solo no te sobreesfuerces, el trabajo en la calle puede ser muy duro – dijo no muy convencido

- ¡muy bien!, gracias por su apoyo – me levanté de un salto – ahora debo pensar en que debo trabajar – puse mi dedo en mi barbilla

- bueno, puedes vender dulces, limpiar parabrisas, cuidar coches, ayudar a las ancianas a cargar las bolsas de la compra... - Zod enumeraba – aunque insisto en que no lo necesitas, pero sé que no vas a rendirte, así que podrías probar por ahora con eso, y ver cual se te da mejor –

- ¡sí!, lo pensaré esta noche – me sentía contenta, ¡tenía muchas posibilidades!

- ¡no señorita!, debes dormir apropiadamente – me sentía cuidada por estas dos personas.


AVISOS PARROQUIALES

Estos arcos vana  empezar lento, haré los capítulos cortos para que no sea tediosa la leída, seguiré actualizando a lo largo del día.

por favor voten y comenten.

los quiero, y ¡los vigilo pecadores!.

keine Ketten mehrWhere stories live. Discover now