Una hermosa puesta de sol se hacía presente con un ligero toque de color naranja cálido y un azul obscuro que adornaba el cielo, dando paso a un sin fin número de constelaciones, indicando la cercanía de la noche.
Después de un largo día de trabajo, la curiosidad de un joven rubio estaba a flor de piel, la cual era provocada por la actitud de su pareja, mentiría si dijera que no estaba emocionado ya que una prueba de ello fue la falta de concentración que no lo dejó trabajar como era debido y más de una vez fue reprendido por su hermano, que resultaba ser también su jefe. Estaba consciente que era verdad, pero por obvias razones como lo es su ego al tope y su rebeldía jamás admitiría su error, solo por eso ignoraba a aquel hombre amargado y loco, como solía llamarlo.
Si Kardia lo escuchara no viviría para contarlo.
El tiempo parecía ir más lento y más de una vez se vio con la necesidad de mirar el reloj que le mostraba que habían pasado no más de cinco o diez minutos máximo cada vez que repetía esa acción.
Bufo por lo visto.
Ya no quería estar en esa oficina ni un minuto más y por cada segundo que pasaba su ansiedad se incrementaba, maldiciendo más de una vez su desdicha, pues a su parecer la hora de salida no llegaría nunca.
Aunque después de largas horas de espera y sin perder tiempo, tomó sus cosas y en dirección de su secretaria le hizo entrega de algunos documentos para luego retirarse, subió al ascensor que lo ayudaría a bajar al último piso, fue al estacionamiento donde era esperado su amado esposo quien le brindó un beso que el otro no rechazó, pues adoraba esas muestras de afecto tan impulsivas, características de la personita frente suyo.
—Miren que me trajo la noche, un hermoso ángel —acarició las hebras doradas del menor— ¿Cómo te fue hoy, cielo?
—De maravilla amor, aunque admito que estuve algo distraído, por lo cual mi hermano me llamó la atención repetidas veces, pero nada de lo normal —sonrió al ver la expresión recriminatoria de su pareja— no lo pude evitar, estoy muy emocionado, Kanon.
—Me alegra que te sientas así amor, porque esta noche será inolvidable para nosotros -abrió la puerta del copiloto, haciendo un ademán— sube, mi sorpresa iniciara pronto y estoy seguro que te encantará.
—Ten por seguro que sí, querido, pero dime ¿por qué tanto misterio? ¿me podrías dar una pequeña pista?
—No seas impaciente, hoy es una fecha muy especial y quiero que disfrutes de este que es y será nuestro momento —encendió el auto y emprendió el viaje —. Toma, quiero que te vendes los ojos.
—Bien... no creo que sea sumamente necesario o ¿sí? —el otro solo asintió— ¿por qué no sólo me dices y ya?
—¿Y arruinar la sorpresa? ¡No señor! ahora si me disculpa, debo manejar para llegar a nuestro destino —volvió a dirigir su vista a la carretera—
Después de unos minutos Milo accedió a colocarse la venda y con mucha insistencia trató de revelar lo que sea que el otro tuviera en mente, lastima que no tuvo éxito.
Resignado sólo le quedo esperar, puesto que media hora después el auto aparco y el rubio mayor salió del auto para abrir la puerta y así guiar los pasos de su hiperactivo acompañante. El lugar estaba adornado con velas y flores en un jardín trasero de un restaurante a la luz de la Luna y en el centro, una mesa para dos.
—Muy bien Milo ahí está un escalón, un paso más y... —Quito la venda— voalá, feliz aniversario amor.
—Mi vida esto es hermoso —le dio un abrazo y un beso como recompensa— no tengo palabras, gracias mi amor eres el mejor.
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Entre tus brazos
Fanfiction¿Qué se puede hacer cuando no eres correspondido en el amor? Un joven pelirrojo guarda un gran secreto pues teme que si es revelado se aleje su amor platónico, aún así tiene la esperanza que algún día sea correspondido en el amor. Tal vez sólo es un...